Una Liga al comp¨¢s de Messi
El argentino decide con un tiro libre el duelo ante el Atl¨¦tico y acerca la Liga al Barcelona
La Liga va y viene al comp¨¢s del f¨²tbol del Barcelona. A veces da la sensaci¨®n de que est¨¢ fatigado y se deja un par de puntos en escenarios insospechados como en Las Palmas. Y en ocasiones se muestra serio y responsable, sobre todo cuando se sospecha sobre su juego y los contrarios le desaf¨ªan: en Mestalla, en el Bernab¨¦u o en el Wanda, tambi¨¦n en el Camp Nou. La ¨²ltima alternativa al mon¨®logo azulgrana era el jaleado Atl¨¦tico de Simeone y Griezmann, una mezcla explosiva que tampoco funcion¨® a la hora de la verdad en el reino de Messi. Venci¨® sin discusi¨®n el Bar?a.
El 10 interpret¨® mejor que nadie un partido en que los azulgrana defend¨ªan su condici¨®n de l¨ªder invicto, nada m¨¢s ni nada menos, como viene siendo norma en la Liga. Ya no se habla de estilo y cultura futbol¨ªstica en el Camp Nou sino de ganar un t¨ªtulo en el que solo cre¨ªan Valverde y Messi tras la cat¨¢strofe de la Supercopa y la fuga de Neymar. El 10 marca las diferencias, ahora como francotirador, para que despu¨¦s el sistema de Valverde sostenga al equipo a partir de dos colosos como son Piqu¨¦ y Umtiti. As¨ª fue: marc¨® Messi y no chut¨® Griezmann.
La trayectoria del Atl¨¦tico como depredador ha sido tan impecable como est¨¦ril fue su afrenta cuando se encontr¨® con su presa, m¨¢s ambiciosa que nunca cuando se duda de su autoridad, reconocida por fin por el Camp Nou. La carga ambiental ayud¨® al Bar?a en un contencioso resuelto de acuerdo al guion y con una ocasi¨®n y media; puestos a comparar porteros y delanteros, la l¨®gica asegura que resolver¨¢ el mejor: Messi. Y alrededor del 10 piensa el Barcelona que puede reunir a jugadores de sobra para ir a por la Liga, la Copa y de momento a por el Chelsea en la Champions.
Apuesta por Coutinho
Nada opin¨® el Atl¨¦tico. Hasta ahora hab¨ªa sido un equipo tan ajustado, sincronizado y matador desde la llegada de Diego Costa que no ten¨ªa dudas en la alineaci¨®n, ni siquiera en una final como la del Camp Nou. Tampoco sorprendi¨® la formaci¨®n de Valverde. Ha dado muchas vueltas alrededor del futbolista n¨²mero 11, a veces con un falso centrocampista y en ocasiones un extremo, hasta acabar por poner a Coutinho, mitad volante y mitad delantero, un futbolista con una excelente vida propia que intenta calzar en el Bar?a.
No era una elecci¨®n caprichosa sino que el barcelonismo sostiene que si Valverde cuadra el equipo, el partido sale redondo en el Camp Nou. Muy concentrados, los azulgrana necesitaban ser r¨¢pidos y precisos, cualidades que se le suponen precisamente a Coutinho, para superar a un rival f¨ªsico y t¨¢ctico y en plena forma. La presencia del brasile?o invitaba a ir al ataque y los azulgrana tomaron la iniciativa, preferentemente desde el costado izquierdo, y sometieron tanto al contrario que Griezmann defend¨ªa a Messi.
El 10 tard¨® 20 minutos en armar el tiro por la buena contenci¨®n del Atl¨¦tico. No hab¨ªa oportunidades ni se comet¨ªan errores, todos pendientes de la sutileza de Iniesta y de las aceleraciones de Messi. No es f¨¢cil enfrentar al rosarino, y menos en el balc¨®n del ¨¢rea, sometido a las faltas t¨¢cticas, amonestado despu¨¦s de dejar la pierna ante Filipe Luis. La defensa al l¨ªmite, sin embargo, le acab¨® por costar un gol al Atl¨¦tico. Thomas derrib¨® al argentino y Messi clav¨® el tiro libre a la escuadra izquierda de Oblak.
Aunque es un fen¨®meno el meta, solo pudo rozar el disparo del 10, infalible a bal¨®n parado por tercer partido consecutivo, autor del gol 28 al Atl¨¦tico, el 600 en su cuenta si se suman los de la Albiceleste. La carga azulgrana no remiti¨® ni cuando se rompi¨® Iniesta a pesar de que le cuesta defender a Coutinho como interior izquierdo y nunca se suelta Andr¨¦ Gomes. Al portugu¨¦s le falta confianza, tan indefinido en el estadio como el Atl¨¦tico, atropellado por la intensidad y presi¨®n del Bar?a.
Al descanso, no hab¨ªa noticias de Griezmann ni de Diego Costa, reducido su equipo por un esforzado Barcelona, fuerte en su ¨¢rea y r¨¢pido en ataque, consciente de la fortuna que significa ir por delante ante el Atl¨¦tico. Los muchachos de Simeone asomaron en la reanudaci¨®n y exigieron la mejor respuesta azulgrana, sostenido por sus dos centrales, unos frontones siempre ayudados por las coberturas de Busquets y Rakitic. El partido gir¨® hacia el lado del Atl¨¦tico mientras Messi aguardaba en la divisoria para armar la transici¨®n del Barcelona
A los azulgrana les pod¨ªa entonces la impaciencia, demasiado acelerados, faltos de pausa y de continuidad en el juego, muy requeridos en cada bal¨®n dividido, el punto fuerte del Atl¨¦tico. La exigencia del partido pudo incluso por un momento con Piqu¨¦ despu¨¦s de un cruce con Thomas. El central, sin embargo, se resisti¨® al cambio mientras Simeone quitaba a un lateral (Vrsaljko) para poner a un extremo (Correa) y cambiaba a un volante (Gabi) por un atacante (Gameiro). Quer¨ªa el Atl¨¦tico un partido vertiginoso, de ida y vuelta, un intercambio de golpes a partir de tres defensas y cuatro delanteros, un desaf¨ªo insospechado en equipos del perfil de Simenone, una afrenta imprevista para el Bar?a. Ahora era Messi y no Griezmann el que defend¨ªa porque a los azulgrana les costaba tener la pelota, tocar para enfriar el encuentro, ser selectivo en sus llegadas hasta Oblak. El 10 tom¨® un poco de aire y tir¨® al equipo hacia la presi¨®n para atemperar al Atl¨¦tico.
El Atl¨¦tico reaccion¨® en el segundo tiempo pero se top¨® con dos colosos, con dos centrales-frontones siempre ayudados por las coberturas de Busquet
No pudo atacar el Atl¨¦tico sin cuidar de su defensa y el Bar?a encontr¨® aire con Messi, Coutinho y Su¨¢rez hasta firmar una victoria m¨¢s rotunda en el campo que en el marcador, garant¨ªa en cualquier caso de que el campeonato depende exclusivamente del comp¨¢s de su f¨²tbol por m¨¢s que en cada partido pierda a un jugador como sucedi¨® con Iniesta. El hilo conductor se llama Messi. Y el 10 le permite al equipo ganar sin jugar muy bien ni tampoco mal, siempre competitivo, suficiente para acabar con cualquier rival, tambi¨¦n con el Atl¨¦tico.
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