El patriarca que compr¨® (y vendi¨®) a un inspector de Polic¨ªa
Los clanes de la Mina pagaron presuntamente sobornos para evitar las redadas de Mossos
Dos hombres est¨¢n sentados en un banco de una calle de La Mina. Charlan. Podr¨ªan ser dos jubilados. Pero no. El m¨¢s flacucho, con bigote, es T¨ªo Cristina, patriarca gitano y capo de la droga en el barrio. El otro es F¨¦lix Riesco, un inspector de la Polic¨ªa que ha pasado media vida profesional hurgando en este conflictivo enclave de Sant Adri¨¤ de Bes¨°s. Una c¨¢mara de la polic¨ªa graba la escena a una distancia prudente. T¨ªo Cristina se gira hacia el polic¨ªa y saca del bolsillo de su camisa azul de manga corta un fajo de papeles arrugados. El inspector se levanta y se aleja caminando. Unos minutos despu¨¦s, los agentes le paran. Le preguntan qu¨¦ le ha dado T¨ªo Cristina. Contesta que le ha facilitado unas matr¨ªculas porque es su confidente. La coartada se desmorona cuando los agentes comprueban que Riesco lleva 300 euros en la cartera.
La polic¨ªa film¨® c¨®mo T¨ªo Cristina dio billetes en plena calle al polic¨ªa
F¨¦lix Riesco fue detenido en junio de 2017 por la Polic¨ªa Nacional. La investigaci¨®n sostiene que el inspector, entonces jefe de la comisar¨ªa de Matar¨®, era un topo a sueldo de T¨ªo Cristina, apodo de ?ngel Amaya Montero, de 76 a?os. A cambio de sobornos como el que fue filmado, Riesco alertaba supuestamente al clan de operaciones policiales. El chivatazo m¨¢s sonado del que sospechan los Mossos es de noviembre de 2015. De madrugada, 1.500 mossos desembarcaron en La Mina durante la Operaci¨®n Tit¨¢n, que intent¨® desmantelar el supermercado de la droga (coca¨ªna, hero¨ªna y marihuana) que a¨²n hoy es el barrio. La polic¨ªa detuvo a 83 personas. Entre los objetivos hab¨ªa dos miembros relevantes del clan de los Alunda, el que gobierna T¨ªo Cristina. Pero, curiosamente, cuando los agentes llegaron al domicilio se hab¨ªan dado a la fuga. ¡°Los jambos van a venir a casiles esta noche¡±, se escuch¨® en uno de los tel¨¦fonos intervenidos.
¡°Nos faltaron dos Alundas, y ah¨ª surgieron con fuerza las sospechas sobre el inspector¡±, explican fuentes de la investigaci¨®n. Pero Riesco trabajaba en el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, por lo que, para dar el soplo, tuvo que ser alertado a su vez por alguien que estuviera al corriente de la operaci¨®n. ¡°Seguramente aprovech¨® su condici¨®n de inspector veterano para sacarle el dato a alg¨²n mosso, que se lo pudo dar en una indiscreci¨®n¡±, admiten las mismas fuentes.
En los pinchazos telef¨®nicos del caso, Riesco presume ante T¨ªo Cristina de sus contactos en la fiscal¨ªa y en los juzgados. Es la manera que ve para justificar su sobresueldo. ¡°Esos alardes eran falsos, no ten¨ªa contactos en ning¨²n sitio¡±, agregan fuentes de la investigaci¨®n. Tampoco es que el patriarca le premiara sus servicios con demasiada generosidad. El titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 4 de Badalona, Josep Maria Noales, no ha podido constatar un incremento espectacular en el patrimonio del polic¨ªa. Ni casas en la Costa Brava, ni yates, ni coches de lujo.
Un chivatazo permiti¨® a dos miembros del clan huir de una redada
En su declaraci¨®n ante el juez por cohecho y revelaci¨®n de secretos, el inspector neg¨® haber cobrado del clan gitano. Insisti¨® en que T¨ªo Cristina era un confidente valioso, que hab¨ªa aportado informaci¨®n clave para asestar golpes contra el tr¨¢fico de droga en La Mina. O sea, un chivato. Riesco incluso aport¨® al juzgado un listado de operaciones policiales que, supuestamente, fueron posibles gracias a la colaboraci¨®n del patriarca gitano, que as¨ª recib¨ªa un trato m¨¢s ben¨¦volo para s¨ª y sus familiares.
Pero de la misma forma que le hab¨ªa comprado con unos cuantos billetes, T¨ªo Cristina le vendi¨®. El patriarca decidi¨® colaborar y, en su declaraci¨®n, admiti¨® que hab¨ªa pagado por los servicios al inspector. ¡°Lo explic¨® todo al detalle¡±, se?alan las mismas fuentes. El juez le pregunt¨®, entre otras cosas, si la noche de noviembre de 2015 hab¨ªa recibido el aviso de Riesco para huir: ¡°Bueno¡±, dijo el patriarca, que qued¨® en libertad con cargos mientras que Riesgo ingres¨® en prisi¨®n.
Aunque sali¨® un tiempo en libertad condicional, desde el pasado octubre el inspector vuelve a estar en prisi¨®n. Por orden de la Audiencia de Barcelona y por riesgo de fuga. Fue suspendido cautelarmente de empleo y sueldo. Sin embargo, ha aprovechado este periodo para jubilarse, lo que le permitir¨¢ percibir la pensi¨®n de polic¨ªa antes de que le echasen del cuerpo, en caso de ser condenado. La investigaci¨®n est¨¢ a punto de concluir y Riesco, a un paso de sentarse en el banquillo.
Pisos ocupados
Adem¨¢s de suponer un nuevo golpe al tr¨¢fico de drogas y de implicar a un inspector de Polic¨ªa, el caso tambi¨¦n ha puesto al descubierto la forma en la que el Ayuntamiento de Sant Adri¨¤ ha gestionado los asuntos en La Mina. El tercer teniente de alcalde, Juan Carlos Ramos ¨Ccriado en las calles del barrio- y el gerente del Consorcio de La Mina, Juan Luis Rosique, permanecen imputados. El juez les acusa de pagar con dinero p¨²blico a T¨ªo Cristina ¨Ctambi¨¦n conocido como T¨ªo ?ngel- por ejercer la vigilancia sobre los pisos vac¨ªos que el Consorcio mantiene construidos all¨ª desde 2012, y que a¨²n hoy est¨¢n pendientes de adjudicar.
A Ramos se le ve incluso llevar sobres en mano, con dinero, para entreg¨¢rselos a T¨ªo Cristina. Los funcionarios vieron en esa concesi¨®n una f¨®rmula de mantener ¡°la paz¡± en el barrio. Si el clan m¨¢s poderoso de La Mina, el de los Alunda, controlaba los pisos, hab¨ªa garant¨ªas de que no ser¨ªan ocupados. ¡°El solo conocimiento popular de que el clan Amaya-Alunda vigila estas viviendas genera que no se produzcan intentos de ocupaci¨®n ilegal¡±, consta en un informe de los Mossos. Los Alunda, seg¨²n la polic¨ªa auton¨®mica, son ¡°la banda que controla de forma delictiva el barrio¡±, aunque curiosamente a T¨ªo Cristina no le constan antecedentes policiales antes de esta operaci¨®n.
En una de las conversaciones, hacia marzo de 2017, T¨ªo Cristina se muestra nervioso porque no cobra por las vigilancias. Y amenaza con dar la se?al para que los pisos sean ocupados. ¡°Me han venido dos matrimonios aqu¨ª para meterse a los pisos estos de Sacyr. ?Qu¨¦ es lo que hago yo?¡± Ramos, con el que mantiene una relaci¨®n casi de confraternidad, le responde: ¡°Es que T¨ªo, si no est¨¢ usted ah¨ª ya sabe lo que va a pasar. Que se ocupar¨¢n todos. No hay m¨¢s¡±. Pareci¨® premonitorio. Hoy, con la f¨®rmula fuera de juego y en plena instrucci¨®n judicial, los m¨¢s de 30 pisos del Consorcio est¨¢n todos ocupados. La unidad de mossos que lider¨® las investigaciones contra el clan ha sido desmantelada.
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