El encarcelado por el crimen de Susqueda, a otro preso: ¡°Fue mi hijo¡±
Los Mossos dan verosimilitud a la declaraci¨®n del compa?ero de celda de Magent¨ª, pero no creen su relato exculpatorio
Jordi Magent¨ª, el acusado del doble asesinato de dos j¨®venes en Susqueda, no dej¨® pasar ni un d¨ªa. En cuanto entr¨® en prisi¨®n le cont¨® a su compa?ero de celda su versi¨®n de lo que pas¨®: su hijo hab¨ªa matado a Marc y Paula y ¨¦l le hab¨ªa ayudado a deshacerse de los cad¨¢veres. El preso corri¨® a explic¨¢rselo al director de la prisi¨®n, y los Mossos le tomaron declaraci¨®n. La polic¨ªa catalana da credibilidad al interno, pero no a la exculpaci¨®n de Magent¨ª: todas las pruebas apuntan a ¨¦l.
Eran poco m¨¢s de las nueve y media de la noche. Magent¨ª hab¨ªa sido asignado a un preso de confianza en la c¨¢rcel de Figueres para evitar que se pudiese suicidar. Su compa?ero de celda le hab¨ªa hecho la cama, y se dispon¨ªa a ver una pel¨ªcula, cuando Magent¨ª ¡°empez¨® a llorar y a explicar una historia¡±, declar¨® el interno a los Mossos. El preso intent¨® cortarle en diversas ocasiones, pero Magent¨ª estaba decidido a desahogarse.
¡°Yo no he hecho nada¡±, se arranc¨®. El 24 de agosto, cuando desaparecieron Marc y Paula, ¡°subi¨® a pescar al pantano y escuch¨® detonaciones y gritos, pero pens¨® que eran debidos a la caza del jabal¨ª¡±. El preso le dijo que lo dejase estar, que sab¨ªa que la temporada de la caza de jabal¨ªes empieza m¨¢s tarde. Pero Magent¨ª ¡°no paraba de hablar, siempre con la misma historia, y de llorar, sin parar de fumar¡±, con la misma locuacidad que ya mostr¨® ante el juez, en un breve intento de reconstrucci¨®n de los hechos, ante la impotencia de su abogado defensor.
A pesar de la poca receptividad de su compa?ero de celda, que ¡°estaba tranquilamente viendo una pel¨ªcula¡±, Magent¨ª no se dio por vencido, y sigui¨® d¨¢ndole vueltas a su relato exculpatorio. Hasta que el preso le ataj¨®: ¡°O te callas, o si quieres desahogarte, lo que tienes que hacer es contar la verdad¡±. Y si no, le advirti¨®, que se atuviese a las consecuencias: ¡°Ma?ana apareces ahorcado¡±. Parece que la amenaza surti¨® alg¨²n tipo de efecto en Magent¨ª, que a partir de ese momento cambi¨® su versi¨®n de lo sucedido. Esta fue su confesi¨®n:
¡°Que realmente cuando subi¨® al pantano ese d¨ªa lo hizo junto a su hijo para regar la plantaci¨®n de marihuana que ten¨ªan en la zona. Y que mientras ¨¦l iba a buscar agua para regar la plantaci¨®n dejaba a su hijo en la misma. Que en uno de esos viajes a buscar agua fue cuando realmente escuch¨® las detonaciones y los gritos y que cuando lleg¨® se encontr¨® lo que hab¨ªa hecho su hijo, matar a la pareja¡±.
No explic¨® el m¨®vil, solo cont¨® que su hijo dispar¨® a Marc por la espada y a Paula en la cabeza, y que juntos ¡°manipularon los cad¨¢veres¡±. ?l, como se conoc¨ªa bien el pantano, ¡°fue qui¨¦n eligi¨® la zona donde tirarlos al agua¡±. Incluso le detall¨® que tuvieron que ¡°echarle piedras a los cad¨¢veres para que estos no salieran a la superficie¡±. Todo aquello que quer¨ªan que desapareciese lo lanzaron a las fauces del pantano, cont¨® el preso a los Mossos que le dijo Magent¨ª.
Y una vez detenido, ya en comisar¨ªa, se sorprendi¨® de encontrar a su hijo en la celda de al lado que, a gritos, le ped¨ªa que ¡°le perdonara lo que hab¨ªa hecho¡±. As¨ª que Magent¨ª decidi¨® encubrir a su hijo, ¡ª¡°me ten¨ªa que comer lo que hab¨ªa pasado¡±, le dijo al preso¡ª, por la vida que su hijo ten¨ªa por delante, y porque ¡°se lo deb¨ªa¡±: Magent¨ª asesin¨® a su madre en 1997 a tiros.
Los Mossos le otorgan ¡°verosimilitud, credibilidad y fiabilidad¡± al relato del compa?ero de celda de Magent¨ª. El hombre sab¨ªa cosas que ¨²nicamente le pod¨ªa haber contado el presunto autor del doble crimen, como que la ubicaci¨®n de las dos c¨¢maras que hay antes de entrar en el pantano, detalles de la vida sexual de Magent¨ª con su actual pareja o que le exig¨ªa a su hijo 3.000 euros como m¨ªnimo por ayudarle en la plantaci¨®n que ten¨ªan en el pantano. Los Mossos conocen todos esos detalles a trav¨¦s de los micros que colocaron en el domicilio y en el coche de Magent¨ª, y por la intervenci¨®n de su tel¨¦fono fijo.
A pesar de todo ello, los Mossos creen que la confesi¨®n de Magent¨ª es falsa. El hijo del hombre, que fue detenido por tr¨¢fico de drogas y puesto en libertad, estaba en el momento del crimen en Sant Juli¨¤ de Llor, seg¨²n la ubicaci¨®n de su tel¨¦fono m¨®vil. Adem¨¢s, las pruebas indican que los dos j¨®venes no fueron asesinados donde est¨¢ la plantaci¨®n, sino en la Rierica, un lugar solitario que frecuentaba Magent¨ª para pescar.
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