Lana del Rey: El encanto de la ambivalencia
La neoyorquina certifica en Vistalegre ante 10.000 almas que es la diva m¨¢s at¨ªpica y misteriosa del panorama internacional
?Es?Lana del Rey una mujer l¨¢nguida o corajuda? En esta ambivalencia aparentemente tan contradictoria puede que radique una parte sustancial del encanto de esta neoyorquina, que anoche agot¨® las 10.000 localidades del Palacio Vistalegre para desarrollar un espect¨¢culo tan atractivo como inquietante, en el que las palmeritas del decorado y las im¨¢genes id¨ªlicas conviven con el pop para la enso?aci¨®n o con letan¨ªas m¨¢s propias de un mal sue?o.
Es Lana una artista at¨ªpica para las grandes audiencias y recintos, tan pizpireta y tan narc¨®tica a la vez; propensa a la teatralidad y, con las mismas, a la proliferaci¨®n de interrogantes. Pero la respuesta de la grada era de entusiasmo abducido, de adhesi¨®n fascinada. Tan pronto Del Rey se repantinga boca arriba en el suelo durante Pretty when you cry como afronta arrodillada White Mustang. En todo subyace un trasfondo de ceremonia, de ritual, casi de oraci¨®n. Y entran ganas de profesar esta fe mon¨¢rquica ante una belleza de canci¨®n como Cherry, que podr¨ªa haber concebido la mism¨ªsima Kate Bush en estado de gracia.
Habr¨ªa sido un pecado perderse antes a Cat Power, mujer de vida y discurso atormentados, que ejerc¨ªa de telonera en lo que parece su resurrecci¨®n: ahora exhibe nuevo contrato discogr¨¢fico despu¨¦s de un par¨¦ntesis que se prolonga ya durante seis a?os. El desperdicio es que, con Chan Marshall sobre el escenario, sufri¨¦ramos ecos y retumbares m¨¢s propios del Gran Ca?¨®n. As¨ª cantase These days, de Jackson Browne.
Pero ni la atrocidad ac¨²stica de Vistalegre desactiv¨® el encanto extempor¨¢neo de Lana, soberbia en la desnuda y turbulenta Terrence loves you y abonada a una candidez t¨®rrida en ese Lust for life que da t¨ªtulo a su reciente cuarto ¨¢lbum. Milagros y virtudes de estos seres ambivalentes: Lana triunfa, a veces arrolla, sin renunciar al misterio, a la balada meditabunda, al desasosiego. Y escoltada por dos coristas y bailarinas, todo a la vez, que en ovaciones hacen las veces de replicantes?
?Existe algo m¨¢s parad¨®jico que un ¨¦xito titulado Summertime sadness, ¡°La tristeza del verano¡±? Ella lo tiene y fue uno de los momentos m¨¢s coreados y ext¨¢ticos de la noche. Igual que Video games, con nuestra diva rara e inconcebible balance¨¢ndose en un gran columpio. O una muy desmadejada (pero hermosa) pieza en la m¨¢s completa soledad.
Ya en los bises llegar¨ªa Get free, el presunto plagio de Creep (Radiohead), que durante un largo rato parece flagrante. ¡°Espero no tener que esperar otros cinco a?os¡±, anot¨® nuestra hero¨ªna en alusi¨®n a aquella visita de mayo de 2013 a La Riviera que en aquel momento se antoj¨® bastante an¨¦mica. Y el pabell¨®n al completo rubricar¨ªa ante notario esas palabras
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