¡°?Colau al pipic¨¢n!¡±
Varios cientos de personas y perros se manifiestan en Barcelona contra las restricciones a los canes en los parques de la ciudad
Ella era una repeinada schnautzer de pedigr¨ª criada con vistas a Semon y paseada por el servicio; ¨¦l, un mestizo petener, un mil leches, acostumbrado a medrar en las aceras de un barrio duro de la periferia. Vamos, puro la Dama y el Vagabundo. Se conocieron (y olfatearon) ayer en los alrededores del Tur¨® Park, y parecieron gustarse. El amor surge en las circunstancias m¨¢s inesperadas. Como en una manifestaci¨®n contra la alcaldesa Ada Colau y la pol¨ªtica municipal con respecto a los perros.
La pareja ¡ªa la que deseamos lo mejor desde aqu¨ª¡ª fueron solo dos de los much¨ªsimos canes de todas las razas que participaron en la ins¨®lita protesta. La iniciativa, convocada por una veintena de asociaciones, congreg¨® a un centenar largo de personas y quiz¨¢ doble n¨²mero de perros (hab¨ªa quien llevaba dos y hasta tres y m¨¢s) convocados para quejarse contra la pol¨ªtica canina del Ayuntamiento en general de prohibir el acceso de los canes a los parques de la ciudad, y, particularmente, el veto a la entrada en el Tur¨® Park, donde ayer a¨²n acced¨ªan sin problemas. El avieso (seg¨²n los manifestantes) plan municipal es confinar a las mascotas en el pipic¨¢n de la calle de Ganduxer (un gueto seg¨²n los residentes de la zona pero seguramente las termas de Caracalla para el petener venido del extrarradio). Parad¨®jicamente, en el Tur¨® Park se celebraban hace a?os exhibiciones caninas de post¨ªn. Quien firma estas l¨ªneas, sin ir m¨¢s lejos, pase¨® all¨ª en sus dorados a?os de juventud a los campeones del criadero Bobby Can de May Clapers y Jordi Trias, recibiendo perros y mozo silbidos de admiraci¨®n de las miembras del jurado. Qu¨¦ tiempos aquellos.
La manifestaci¨®n perruna, que arranc¨® en la avenida de Pau Casals, junto a la puerta del parque y desfil¨® hasta cruzar la calle, cortar el tr¨¢fico a su paso y culminar en el parque en el centro de la plaza de Francesc Maci¨¤ (el propietario de un pomerania la denomin¨® con a?ejo salero ¡°Calvo Sotelo¡±), mostr¨® algunas particularidades como esa de que la compon¨ªan m¨¢s seres de cuatro patas que de dos o el que ten¨ªas que caminar con cuidado de d¨®nde pisabas.
Gente muy variada en la convocatoria, con personas y sus perros venidos de diversas partes de la ciudad y habitantes de la zona del Tur¨® Park, unidos todos en una protesta felizmente interclasista, aunque alg¨²n heredero del inefable Tito B. Diagonal arrugaba la nariz ante el excitado suced¨¢neo de mast¨ªn que trataba de montar a su bichon fris¨¦, que no es un c¨®ctel del Sandor sino una raza.
En la cabeza de la manifestaci¨®n, una joven con una careta de perro, pancartas con lemas como ¡°BCN not dog friendly¡±, ¡°Basta de provocaci¨®n¡± o ¡°Colau, ?por qu¨¦ nos maltratas?¡±. Dos grandes pastores alemanes portaban en el lomo carteles de ¡°En el parque cabemos todos¡±: a ver qui¨¦n les discut¨ªa.
La pintoresca marcha, realizada con esp¨ªritu reivindicativo pero notable buen rollo y civismo (ejemplar el comportamiento de la d¨®berman Perla), lleg¨® hasta la circunvalaci¨®n de la plaza y atraves¨® ¡ªayudada por la Guardia Urbana que par¨® el intenso tr¨¢fico¡ª, no sin alg¨²n percance. Una se?ora tropez¨® con un separador de goma del carril bici y cay¨® cuan larga y refinada era en el asfalto, provocando la natural alarma, sobre todo de su perro, un espectacular caniche gigante recortado como un seto del palacio de Sansoucci. Afortunadamente la cosa no fue a m¨¢s aunque el can, que pas¨® moment¨¢neamente de la Marilyn de Herta Frankel al sabueso de los Baskerville, casi me muerde.
¡°Es indignante, es maltrato animal¡±, comentaba una vecina de manifestaci¨®n mientras sus dos coquer spaniel husmeban mis bajos. Concentrados en la isleta del jard¨ªn y mientras coches y autobuses hac¨ªan sonar el cl¨¢xon en solidaridad, los manifestantes lanzaron repetidamente y apoy¨¢ndose con silbatos el lema ¡°?Colau al pipic¨¢n!¡±, que ya es grito, oigan. Las protestas, continuar¨¢n
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