S¨ªndrome de resignaci¨®n
Adolescentes refugiados en Suecia sin derecho a asilo, en coma hospitalario sin explicaciones m¨¦dicas
Las im¨¢genes hieren. Es la exposici¨®n anual del World Press Photo, el fotoperiodismo que a?o tras a?o da cuenta del estado de las cosas. A pesar de tantas dificultades de su profesi¨®n, los fot¨®grafos logran revelar aspectos del mundo ante nuestros ojos. La exposici¨®n est¨¢ ahora en el CCCB hasta el pr¨®ximo domingo 27. Entre las muchas im¨¢genes impactantes hay una que sorprende por su sencillez: dos muchachas en la cama, en un hospital. Se hacen mirar porque las dos chicas est¨¢n dormidas y cuidadas. ?Por qu¨¦ est¨¢ la foto aqu¨ª? ?Por qu¨¦ le han dado uno de los premios del certamen?
Porque habla del s¨ªndrome de la resignaci¨®n. La foto documenta un nuevo y dram¨¢tico efecto del exilio forzado en la salud de los refugiados, que afecta a los adolescentes. Tras veinte a?os de casos incomprensibles, as¨ª lo llaman, s¨ªndrome de resignaci¨®n. Las dos chicas est¨¢n catat¨®nicas, no pueden levantarse de la cama desde hace tiempo. Son refugiadas y est¨¢n as¨ª, en coma. No tienen a nadie. La enfermedad se conoce solo en Suecia, en adolescentes que provienen de pa¨ªses exsovi¨¦ticos y de la antigua Yugoslavia. Tienen entre 7 y 19 a?os. Desde hace casi veinte a?os, repito, desde el 2000 como m¨ªnimo. El fot¨®grafo sueco Magnus Wennman lleva tiempo documentando a estos adolescentes en una apat¨ªa sin medida, que no pueden vivir ni morir. En esta foto nos presenta a Djeneta e Ibadeta.
Son hermanas, refugiadas roman¨ªes de Kosovo. Hu¨¦rfanas, sin familiares. Djeneta, a la derecha de la foto, lleva en estado de coma dos a?os y medio, un coma inexplicable. Su hermana Ibadeta cay¨® poco a poco en la misma postraci¨®n hace seis meses. La foto est¨¢ tomada en el hospital de Horndal, en el sur sueco. Ha habido centenares de casos, y los sigue habiendo. ?Por qu¨¦ solo en Suecia? Tal vez porque este pa¨ªs no reconoce como refugiados a quienes llegan de las antiguas rep¨²blicas de la URSS. Son cosas de la historia reciente que no se cuentan a menudo y que desconocemos, incluso muchos suecos las desconocen. El caso es que estos j¨®venes no tienen derecho a asilo, y puede que a eso se deba esta extra?a enfermedad. As¨ª lo cuenta uno de los doctores que los atienden.
En declaraciones al periodista Francesc Millan, en Ara, el director del servicio psiqui¨¢trico del Hospital Universitario de Karolinska, en Estocolmo, Goran Bodegard, recuerda que estos j¨®venes, a los que llaman los ap¨¢ticos, han vivido un calvario antes de llegar a Suecia. Han perdido a su familia y llegan solos. No tener derecho al asilo los traumatiza m¨¢s a¨²n. El extra?o coma no ataca a otros refugiados, por ejemplo a los j¨®venes sirios, que s¨ª que pueden quedarse en Suecia como refugiados. Es una explicaci¨®n posible a esta extra?a muerte en vida. Al principio los m¨¦dicos cre¨ªan que fing¨ªan para protegerse, ahora confirman que la enfermedad es seria.
La historia de los adolescentes ap¨¢ticos en busca de asilo pol¨ªtico no se conoc¨ªa internacionalmente hasta hace un a?o, cuando lo publicitaron el New Yorker y luego la BBC. Ahora, la foto de Magnus Wennman trae a la palestra de nuevo la cuesti¨®n. Los adolescentes se convierten as¨ª en los cuerpos que, mudos, inmovilizados, en coma, delatan tanto de lo que est¨¢ por resolver. Las crisis migratorias y el flujo de refugiados en b¨²squeda de asilo est¨¢n forjando una Europa invisible, que no queremos ver.
Mientras preparo este art¨ªculo veo por la tele al escritor italiano Erri de Luca en conversaci¨®n con Anna Guitart. Habla de lo que debe al Mediterr¨¢neo, de lo que le debemos todos los nacidos en sus riberas. Nac¨ª tierra adentro de este mar, vivo a su vera desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, soy suya. Por lo que me sumo a las palabras de Erri de Luca. Pero este Mare Nostrum ya no es solo nuestro, razona, no es solo de los nacidos en sus riberas. Este mar al que todos sus ribere?os llamamos nuestro es tambi¨¦n de todos los refugiados que mueren en ¨¦l. Y no mueren durante un naufragio sino en un mar en calma. Un mar calmo y sucio no solo por las barbaridades industriales que lastran su fondo, tambi¨¦n est¨¢ de color de vino por la sangre de los refugiados. Mar de sangre.
La apat¨ªa de los adolescentes que llegan a Suecia despu¨¦s de haber perdido a sus padres y familiares es una respuesta al desamparo. Algunos logran recuperarse. Pero si uno sabe que al ponerse bien ser¨¢ llevado a la frontera y mandado qui¨¦n sabe d¨®nde¡ Tambi¨¦n ese s¨ªndrome de resignaci¨®n es un mediterr¨¢neo, y como nuestro mar no afecta solo a Djeneta e Ibadeta. Quiz¨¢ nos afecta a todos.
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