Coto al racismo en el derecho de admisi¨®n
El Ayuntamiento de Barcelona persigue a los locales de ocio que ocultan actitudes discriminatorias para impedir que entren algunos colectivos
Clement Johnson tiene 32 a?os, naci¨® en Nigeria pero lleva 14 en Barcelona, donde trabaja en una tienda de alquiler de bicicletas. Johnson ha vivido en su piel lo que ¡°a todos los africanos¡± le ha pasado una y otra vez en la capital catalana. ¡°Me han prohibido decenas de veces entrar en alg¨²n local o bar. Pon¨ªan mil excusas pero la realidad es que no me dejaban entrar por ser negro¡±, protesta. Al principio evitaba problemas y, ante la negativa, optaba por irse. Ahora, sin embargo, ha cambiado su actitud. ¡°Si no me dejan entrar llamo a la Guardia Urbana. Los vigilantes de un local no tienen derecho a decir qui¨¦n entra y qui¨¦n no¡±, aclara.
El reglamento de espect¨¢culos p¨²blicos y actividades recreativas es claro: ¡°El ejercicio del derecho de admisi¨®n no puede comportar en ning¨²n caso, discriminaci¨®n por raz¨®n de nacimiento, raza, sexo, religi¨®n, opini¨®n, discapacidad, orientaci¨®n sexual, identidad de g¨¦nero o cualquier otra condici¨®n o circunstancia personal¡±. Desde 2014 hasta hoy SOS Racismo ha recibido 28 denuncias por este tipo de situaciones. La entidad admite que las investigaciones acaban en el callej¨®n sin salida que representa la palabra de uno contra la de otro.
El Ayuntamiento de Barcelona ha iniciado una batalla contra los establecimientos que cuelgan en sus accesos el tradicional ¡°Reservado el derecho de admisi¨®n¡±. Seg¨²n la directora de servicios de Derechos de Ciudadan¨ªa, Aida Guill¨¦n, este texto es arbitrario y por tanto no se ajusta a la normativa. Guill¨¦n susotiene que el cartel deber¨ªa aclarar los supuestos que contempla la norma para el derecho de admisi¨®n. Esto es, personas violentas, que provoquen altercados, que lleven armas o s¨ªmbolos de incitaci¨®n a la violencia, al racismo o a la xenofobia, personas que consuman drogas o aquellas que est¨¦n bajo sus efectos.
En los ¨²ltimos tres a?os, el Consistorio barcelon¨¦s ha recibido entre 10 y 15 denuncias anuales. ¡°Hay una infradenuncia pero tambi¨¦n es cierto que las personas que dan el paso y acuden a la oficina de no discriminaci¨®n aportan m¨¢s de una queja¡±, destaca. All¨ª, en la oficina municipal, se recopila toda la informaci¨®n de cada caso y se entrega a las sedes de distrito, encargadas de tramitar los diferentes expedientes. Seg¨²n los datos de la propia oficina, el 80% de los casos en que se impide la entrada a un usuario est¨¢n relacionados con una actitud racista mientras que el 20% tiene que ver con actitudes hom¨®fobas.
La Federaci¨®n Catalana de Locales de Ocio Nocturno (FECALON), por su parte, acusa al gobierno de Ada Colau de ¡°estigmatizar¡± el ocio nocturno. FECALON matiza, adem¨¢s, que la normativa actual no obliga a anunciar el derecho de admisi¨®n en la entrada de los establecimientos.
La Guardia Urbana actuar¨¢ de oficio si detecta alg¨²n caso
El Consistorio insiste en que,ante cualquier problema en el acceso a un local, el afectado debe llamar de inmediato a la Guardia Urbana. El teniente de alcalde de Derechos de la Ciudadan¨ªa, Jaume Asens, ha anunciado que los agentes de la polic¨ªa municipal est¨¢n recibiendo formaci¨®n para, en el caso de detectar una reserva injustificada del derecho de admisi¨®n. act¨²en de oficio. El jefe de la divisi¨®n territorial de la Guardia Urbana, el intendente mayor Ricardo Salas, asegura que el a?o pasado hubo 34 actuaciones de este tipo. Los casos en los que claramente se vulnera la norma y la conducta es racista o discriminatoria, los agentes act¨²an de oficio y se levanta una inspecci¨®n.
Si la investigaci¨®n considera que la prohibici¨®n de acceso es injustificada, se abre un expediente sancionador que puede desembocar en una infracci¨®n de entre 600 y 3.000 euros para el local denunciado.
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