El macizo del Garraf saca la basura
Una inversi¨®n de 27,7 millones reactiva, ocho a?os despu¨¦s, la limpieza del viejo vertedero de Vall de Joan, donde a¨²n rezuman miles de litros de residuos enterrados
Bajo el verde, la basura. Hace 12 a?os que ning¨²n cami¨®n entra a descargar residuos en el viejo vertedero de Vall de Joan, un espacio natural en el coraz¨®n del macizo del Garraf bajo el que fermentan 26,7 millones de toneladas de basuras. Cuesta imaginar hoy que, bajo el manto de vegetaci¨®n que cubre los tres kil¨®metros de este barranco con bonitas vistas sobre el mar, yacen los desperdicios y desechos que gener¨® Barcelona y su ¨¢rea metropolitana durante tres d¨¦cadas. Los trabajos de supervisi¨®n son constantes: una veintena de trabajadores de la empresa Tirsa se encargan del mantenimiento del antiguo vertedero del Garraf. Y ahora, una inyecci¨®n de 27,7 millones de euros va a desbloquear la restauraci¨®n, tras ocho a?os parada, de los terrenos donde estaba el viejo vertedero, que a¨²n rezuma miles de litros de lixiviados. Una actuaci¨®n coordinada por la Autoridad Metropolitana de Barcelona (AMB) y financiada por la Agencia de Residuos de Catalu?a (ARC) posibilita finalizar un proyecto que se inici¨® en 2001 pero que tuvo que ser paralizado en 2010 debido a la insuficiencia de recursos econ¨®micos.
El rastro de porquer¨ªa se ha disipado. Incluso a los habitantes de la zona les cuesta recordar que aqu¨ª se amontonaba la basura en cantidades colosales. ¡°?Estaba aqu¨ª el vertedero?¡±, pregunta Xavi, un vecino de Viladecans que hace deporte por un sendero que hay junto a la valla que delimita lo que t¨¦cnicamente se denomina Dep¨®sito Controlado Vall de Joan. Le acompa?a Jonathan, igualmente vecino del lugar y con semejantes dificultades para acordarse del pasado apestoso de esta colina. Suben andando desde Castelldefels a la Morella, una cima de m¨¢s de 700 metros de altura que ofrece una vista hermosa de la costa de Barcelona y el Garraf. Las dos horas de caminata les merece la pena porque el entorno compensa. Bajo esa misma postal dormitan las toneladas de basura que engull¨®, entre 1974 y 2006, el vertedero del Garraf.
Prueba de lo que el terreno esconde son los 200 metros c¨²bicos de lixiviados que se recogen a diario. Esos 200.000 litros de putrefacci¨®n l¨ªquida se encauzan hasta llegar a una planta de tratamiento que hay en la misma instalaci¨®n, donde se purifican hasta convertirse en agua apta para el riego. Las terrazas que dibujan la silueta del antiguo vertedero est¨¢n repletas de tubos negros. Sirven para canalizar hasta una planta de cogeneraci¨®n de energ¨ªa el biog¨¢s que supura el residuo acumulado en el subsuelo. Cuando uno de esos tubos se desprende ¡ªcosa no infrecuente porque a los jabal¨ªs que frecuentan la zona les gusta rascarse contra ellos¡ª es cuando el vertedero expande sus esencias. El hedor es penetrante.
En las terrazas ya restauradas, aquellas m¨¢s cercanas al mar, la vegetaci¨®n ha crecido con vigor. A simple vista se aprecia el ecuador que marca el punto donde se termin¨® el dinero. Cuesta arriba queda mucho trabajo por hacer. En algunos puntos se llegaron a acumular monta?as de basura de entre 80 y 100 metros de altura. Bajo la tierra, m¨¢s pelada que en el sector restaurado, hay capas de grava y una r¨ªgida malla de pl¨¢stico negro para evitar que las pilas de despojos afloren, pero falta acometer la impermeabilizaci¨®n superficial y la recogida de aguas de lluvia.
La AMB informa de que la reanudaci¨®n de los trabajos empezar¨¢ por la parte superior del vertedero, la puerta de Begues, para que las aguas pluviales no se infiltren dentro de las bolsas de residuos. Cuanta m¨¢s agua bebe el suelo, m¨¢s riesgo de filtraciones. En total, la zona que queda por recuperar ocupa unas 40 hect¨¢reas, todas dentro del t¨¦rmino municipal de Begues.
La AMB asegura que el proyecto definitivo recoge las propuestas de las administraciones implicadas as¨ª como tambi¨¦n ¡°incorpora parcialmente¡± las alegaciones recibidas por parte de entidades locales y entidades naturalistas.
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