La gamberra memoria del S¨®nar
El festival calienta motores con una muestra de 25 a?os de su imagen que da fe del talento provocador de Sergio Caballero
Es f¨¢cil saber d¨®nde est¨¢ el S¨®nar, basta con dejarse guiar por la m¨²sica. Los sonidos graves de un tecno pausado pero vigoroso conduc¨ªan ayer como la flauta del de Hamelin a la Tecla Sala de L'Hospitalet (Barcelona), el lugar en el que se exhibe Ni flyers ni p¨®sters. 25 a?os de imagen S¨®nar, la estupenda exposici¨®n (gratuita) que conmemora el cuarto de siglo del festival y que sirve de pr¨®logo a la gran fiesta que es la edici¨®n de este a?o (14, 15 y 16 de junio).
La muestra, que ocupa diez salas de los bajos del centro ¡ªfuera se hab¨ªa instalado un Dj¡ª, es un delicioso recorrido por la memoria m¨¢s gamberra del S¨®nar (colectiva, porque privada cada uno tendr¨¢ sus propias aportaciones): las geniales, sorprendentes, descabelladas y a veces pol¨¦micas ideas de Sergio Caballero para la imagen de cada edici¨®n del festival.
Caballero (Barcelona, 1966), un reconocido artista pl¨¢stico con trayectoria impactante ya antes de juntarse con Enric Palau y Ricard Robles para formar el triunvirato de creadores y directores del S¨®nar, empez¨® a dejar volar la imaginaci¨®n de la manera que ha caracterizado luego la imagen del festival a partir de la cuarta edici¨®n, en 1997. Entonces utiliz¨® para la campa?a a los propios padres de los organizadores caracterizados como los Dj estrellas, retratados llegando a Barcelona en avi¨®n con sus maletas de vinilos.
¡°?Conxita!¡±, saludaba ayer con emoci¨®n Caballero a una se?ora que fue una de las protagonistas en su d¨ªa de aquella primera gamberrada pl¨¢stica. La inauguraci¨®n reuni¨® a otros personajes de anta?o, como el abogado Carlos Enrich, que protagoniz¨® la especialmente surrealista campa?a de 2003 (sin ojos, eso s¨ª), y miraba ayer con susp¨¬cacia al perro lobo disecado y con ruedas de la de 1999, uno de los grandes iconos del festival, con perd¨®n de Enrich. ¡°Ese fue mi gran momento de popularidad¡±, suspiraba el abogado.
Suspirar, suspir¨¢bamos m¨¢s o menos abiertamente todos. Pasear por la memoria visual del S¨®nar es hacerlo en buena medida por la de toda una ¨¦poca y por el recuerdo de grandes momentos (al menos de los que uno puede recordar: parte del festival transcurre para el usuario veterano entre la niebla del l¨²dico estr¨¦pito y el jacarandoso exceso).
Enfin, ah¨ª est¨¢n como anclas de la remembranza las gemelas paranormales de 2000 (en la entonces a¨²n privada casa Vicens, sede de inolvidables carnavales), la familia orinada de 2001, el ?Maradona! de 2002, las cheerleaders checas barbudas de 2013, la gata caliente (en en la mesa de sonido) de 2016, el tuning, los estafadores, el festival en venta... En el suelo estiradas (hay que vigilar no pisarlas) est¨¢n las dos mujeres de 2000 con la cabeza enterrada que provocaron una pionera pol¨¦mica por violencia de g¨¦nero...
En realidad, la exposici¨®n es una reelaboraci¨®n de todo el material, que se convierte en una instalaci¨®n art¨ªstica y una verdadera nueva obra de Sergio Caballero en su conjunto. Un tour de force, sobre el pasado que se niega a ser pasado a pesar de conjurarlo.
La exposici¨®n, en buena medida tambi¨¦n una apelaci¨®n al fetichismo y comisariada por Amelie Aranguren, se compone de 70 piezas, grandes fotos, v¨ªdeos, objetos contundentes y emocionantes (la maqueta del S¨®nar CCCB: si te fijas hasta te puedes ver bailando a t¨ª mismo) e incluso personajes ¡°ilustres¡± de las campa?as (y no solo los visitantes): ah¨ª est¨¢n los extra?os seres peludos de 2017 que lanzaban oro a la trituradora, o los fantasmas rusos que peregrinaban a Santiago de Compostela en la campa?a de 2010 y los mu?ecos rar¨ªsimos de la de 2014.
En el trayecto de la exposici¨®n, con muchos gui?os festivaleros, te encuentras con la sorpresa de que est¨¢ la c¨¦lebre instalaci¨®n de 1993 de Caballero de los tres cerdos que se ofrecen para que mires im¨¢genes a trav¨¦s de la parte menos noble de su cuerpo. Ahora lo que ves dentro es a La Pajarraca, la mascota de 2008.
Una queja: ?nadie ha guardado c¨¦sped artificial de los escenarios? Es verdad que despu¨¦s del festival debe quedar muy ajado...
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