Carta a Alfonso Guerra
En Catalu?a, aunque le llaman historia, los historiadores hacen poes¨ªa, sentimientos, ficci¨®n
Querido Alfonso,
Enhorabuena por tus palabras de anteayer sobre el sentido de la unidad de Espa?a. Siempre has sido valiente y lo sigues siendo, siempre has defendido los grandes valores del progreso, la libertad y la igualdad, y los sigues defendiendo. No est¨¢s apoltronado como tantos de nuestra generaci¨®n, sigues estando en la trinchera, arriesgando.
Pienso que tu discurso iba dirigido a dos destinatarios: a los nacionalistas y a la izquierda oficial. Ni unos ni otros te dar¨¢n la raz¨®n, tenlo por seguro, ya lo sabes. Unos porque discrepan radicalmente, los otros porque est¨¢n confusos y acomplejados, han dejado de pensar hace tiempo, van a rastras de la moda, siempre est¨¢n pendientes de ganar y perder votos. Pero vayamos por partes.
Los nacionalistas dir¨¢n que t¨² eres un nacionalista espa?ol y ellos son nacionalistas catalanes, por tanto, que sois hermanos pero de distinta madre: t¨² de Espa?a y ellos de Catalu?a. Se equivocan: ellos son nacionalistas y t¨² no. Nunca lo admitir¨¢n pero es as¨ª, y la raz¨®n, como sabes, es muy sencilla, estaba impl¨ªcita, y quiz¨¢s expl¨ªcita, en tus palabras. El nudo de la cuesti¨®n est¨¢ en que vuestros conceptos de naci¨®n son muy distintos, radicalmente distintos.
Tu idea de naci¨®n es la revolucionaria francesa, la que puso en boga Siey¨¨s pocos meses antes del 14 de julio de 1789 al publicar su extraordinario panfleto "?Qu¨¦ es el tercer estado?". Antes, durante la Monarqu¨ªa absolutista, la naci¨®n francesa eran el rey, la nobleza y el clero. Siey¨¨s va por otro camino: la naci¨®n est¨¢ formada por todos los franceses y s¨®lo ser¨¢ naci¨®n si estos son ciudadanos, es decir, viven bajo una misma ley, amparados por los mismos derechos, estos que llegar¨ªan en agosto al aprobarse la Declaraci¨®n de Derechos del Hombre y del Ciudadano, sin esperar la sanci¨®n real.
La naci¨®n de los revolucionarios franceses eran, pues, los franceses mismos, all¨ª resid¨ªa la soberan¨ªa nacional, el fundamento popular del poder, esta es la idea francesa de naci¨®n, la misma que se incluy¨® en el art¨ªculo 1 de la Constituci¨®n de C¨¢diz: "La Naci¨®n espa?ola es la reuni¨®n de todos los espa?oles de ambos hemisferios". Es decir, la naci¨®n son los espa?oles, como t¨² dices. Y como dice tambi¨¦n la actual Constituci¨®n en su Pre¨¢mbulo y en los art¨ªculos 1 y 2. Esta es la idea de naci¨®n, la tuya y la m¨ªa, es la naci¨®n democr¨¢tica, la que deriva de la ley.
Pero esta no es la naci¨®n de los nacionalistas catalanes. El nacionalismo catal¨¢n lo han construido los historiadores y los poetas. L¨¦ete, por favor, el largo cap¨ªtulo sobre los historiadores catalanes de los ¨²ltimos cuarenta a?os escrito por el historiador catal¨¢n Jordi Canal en su reciente libro "Con permiso de Kafka", ya sabes, el Kafka de El proceso. Es el mejor libro escrito sobre "el proc¨¦s", no el de Kafka sino el nuestro, tan kafkiano. Jordi Canal es de Girona pero se fue a dar clases a Paris, a La Sorbona, ?te imaginas por qu¨¦? Has dado en el clavo, te lo he puesto f¨¢cil.
Pero l¨¦ete el libro, a ti te gusta la historia, l¨¦ete como expl¨ªcitamente la mayor¨ªa de historiadores catalanes renunciaron a serlo para convertirse en historiadores nacionalistas, es decir, falsos historiadores, en realidad poetas. Antes te he dicho que el nacionalismo catal¨¢n ha sido inventado por los historiadores y los poetas sin darme cuenta de que en Catalu?a, aunque le llaman historia, los historiadores hacen poes¨ªa, sentimientos, ficci¨®n. En todo caso, su idea de naci¨®n no es la que t¨² tienes, basada en la libertad y la igualdad, sino que ellos la basan en la identidad, nada menos que en una entelequia a la que llaman identidad colectiva. El secreto de todo ello est¨¢ en que esta identidad colectiva la imaginan ellos y luego la cuentan, y encima muchos se la creen, entre ellos Quim Torra, nuestro presidente ileg¨ªtimo.
Ay, dios m¨ªo! Solo quer¨ªa felicitarte por acertar en la idea de unidad de Espa?a, ni un significante vac¨ªo, tan de moda, ni un eslogan franquista. Simplemente, como dijiste, igualdad entre espa?oles, la patria constitucional de Arg¨¹elles. Tampoco me queda espacio para hablar del embrollo tambi¨¦n kafkiano que la llamada izquierda se ha hecho con la idea de naci¨®n. ?Saben quien es Arg¨¹elles? Seguiremos hablando de todo ello, por desgracia, cuando hay otros problemas mucho m¨¢s acuciantes de los que hablar. Mientras, recibe un fuerte abrazo.
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