Vivir sin descanso 365 d¨ªas del a?o
Vecinos del barrio del Mercat de Valencia piden al Ayuntamiento m¨¢s control del ruido y la actividad en la zona
El barrio del Mercat de Val¨¨ncia es uno de los m¨¢s c¨¦ntricos y bonitos de la capital. Situado en pleno casco hist¨®rico, cuenta con el mercado en fresco m¨¢s monumental y famoso de la ciudad, una joya del modernismo que visitan cada d¨ªa miles de turistas; con la Lonja de la Seda, un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; y con la iglesia de Los Santos Juanes. Pero tambi¨¦n est¨¢ la otra cara de la moneda: la acumulaci¨®n de actividad comercial y tur¨ªstica, el ajetreo en sus calles y el ruido mantiene en vilo a algunos de sus vecinos pr¨¢cticamente los 365 d¨ªas al a?o.
"No han ning¨²n d¨ªa que por la ma?ana haya tranquilidad o silencio hasta las nueve de la ma?ana. Da igual que sea Navidad o un Primero de Mayo o cualquier otra fiesta; es un barrio que tiene actividad de mercado todos los d¨ªas", explica Carlos Pay¨¢, vecino de la calle Palafox, una v¨ªa peatonal que corre paralela al Mercat Central y que cada lunes, domingo y festivo acoge un mercadillo callejero.
De lunes a s¨¢bado tienen el ajetreo t¨ªpico de un recinto de venta en fresco de m¨¢s de 6.000 metros cuadrados, con la carga y descarga a partir de las seis de la ma?ana. El ruido de las furgonetas, el golpeteo de las cajas contra el suelo, el sonido de las carretillas, las voces de trabajadores que llevan en pie muchas horas ya. "Eso significa que esta calle a pesar de ser peatonal se ve inundada de?? furgonetas y peque?os camiones que llegan hasta las puertas del mercado a pesar de que hay habilitadas otras zonas para esas descargas", contin¨²a Pay¨¢.
Los escasos d¨ªas que el mercado grande cierra sus puertas se montan las paradas del mercadillo de domingos y festivos que, seg¨²n los vecinos, se instal¨® de forma provisional hace a?os a la espera de otra ubicaci¨®n. La hora para instalarlo son las ocho de la ma?ana, pero algunos comerciantes empiezan a llegar a las siete y con ellos el ruido: los manojos de varillas met¨¢licas se tiran al suelo y a esas horas hacen un ruido atroz; luego el montaje y m¨¢s tarde la m¨²sica a todo trapo y las ofertas que se dan a conocer a grito pelao. "Llamas a la polic¨ªa y vuelven a respetar el horario pero al tiempo vuelven a adelantarse... Es el cuento de nunca acabar",? prosigue este vecino. No es un mercado silencioso y en las calles aleda?as crece la venta sin control.
"Somos la ¨²nica calle de Valencia que no tiene ni un solo d¨ªa al a?o de descanso. Adem¨¢s, algunos puestos del mercadillo ni est¨¢n cuidados ni venden una mercanc¨ªa propia de la zona", a?ade Maite Mart¨ªn, vecina de la calle, refiri¨¦ndose al tri¨¢ngulo de oro tur¨ªstico de la capital. "Es una imagen de la ciudad horrible", se?ala.?
Reconocen que son pocos vecinos, tres o cuatro fincas, y gran parte de los pisos se est¨¢n convirtiendo en apartamentos tur¨ªsticos por su c¨¦ntrica situaci¨®n pero aun as¨ª exigen su derecho al descanso que m¨¢s o menos llega a las seis de la tarde. En los bajos hay bares y restaurantes con sus respectivas terrazas, donde comen legiones de turistas cada d¨ªa y recalan m¨²sicos callejeros, algunos con amplificadores, una pr¨¢ctica no permitida por el ayuntamiento.?
Se quejan de que duermen poco. Fueron al Ayuntamiento por los ru¨ªdos del Mercat Central y hace dos a?os consiguieron un arbitrio con la Policial Local para que durante los meses de verano el recinto abriera una hora m¨¢s tarde de los habitual, a las siete de la ma?ana. "Nos dijeron que iban a controlar la carga y descarga para que fuera ordenada y se produjera por la calle Calabazas. Se ha cumplido en parte", apostilla Pay¨¢.
Las calles aleda?as son una v¨ªa natural para acceder a los hoteles o apartamentos tur¨ªsticos del barrio y desde las dos a las cuatro de la madrugada hay movimiento. Por si fuera poco, como es una zona de mucha actividad, las m¨¢quinas de limpieza de rodillos han llegado a pasar a la una y media de la madrugada.
"A veces nos sentimos un poco abandonados por las autoridades porque esta zona, que es muy bonita, parece a veces una ciudad sin ley", a?ade Carlos. "Empezamos con la carga y descarga del mercado, seguimos con las terrazas de los bares, los m¨²sicos callejeros con amplificadores, las despedidas se solteros y solteras... As¨ª que siendo un sitio estupendo, nos sentimos como que no importamos".
Mayte Asla, de 68 a?os, vecina de la calle Ramilletes -perpendicular a la calle Palafox- reside en el barrio desde hace unos 40 a?os y se queja del jaleo que se organiza con el mercadillo. "La m¨²sica alta es infame. Hay veces que no puedes o¨ªr ni tu propia m¨²sica en casa, tampoco puedes pasar", comenta. Reconoce que cada vez hay m¨¢s apartamentos tur¨ªsticos en los alrededores pero "de momento es un ruido que hoy por hoy se puede aguantar", asegura. "Ya veremos en un futuro", advierte.
Los vecinos se han reunido con varias concejal¨ªas para pedirles que el mercadillo de los domingos y festivos se traslade a la cercana plaza de Ciudad de Brujas -que tiene que remodelarse pues lleva a?os levantada por las obras de una estaci¨®n de metro y un aparcamiento- y que haya m¨¢s control administrativo y policial.
El concejal de Mercados de Valencia, Carlos Galiana, asegura que el Consistorio ha realizado una tarea de control de las terrazas, que se han reducido, y no comparte que se focalice todo el problema en el mercadillo de los domingos y festivos. Insiste adem¨¢s en que se ha reducido el paso de veh¨ªculos por esas calles pero niega que el mercadillo est¨¦ de forma provisional en esas calles y, por tanto, que est¨¦ previsto su traslado. "Estamos haciendo cosas. Hay un plan de actuaci¨®n municipal", apunta.????
Usos y abusos de la ocupaci¨®n de la calle
Masificaci¨®n tur¨ªstica, movilidad reducida, venta ilegal o dificultad para adaptarse a las nuevas tecnolog¨ªas son algunos de los problemas a los que se enfrenta el comercio de los centros hist¨®ricos, que reclaman a las administraciones mayores controles e integrar la actividad comercial en las pol¨ªticas tur¨ªsticas.
As¨ª se ha puesto de manifiesto en el VIII Congreso Internacional de los Cascos Hist¨®ricos de Espa?a, que ha reunido en Val¨¨ncia a m¨¢s de 200 congresistas de todo el mundo para hablar de los usos y abusos de la ocupaci¨®n de la v¨ªa p¨²blica, la turistificaci¨®n ante la conservaci¨®n del patrimonio y los retos de la movilidad, entre otros asuntos.
El presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes del Centro Hist¨®rico de Valencia, Rafael Torres, ha explicado que hay que apostar por la "dinamizaci¨®n y sostenibilidad" de estos lugares "donde conviven residentes y turistas, comercios con idiosincrasia propia y patrimonio" y ha apuntado entre sus principales problemas la turistificaci¨®n, la movilidad, la venta ilegal callejera o la reticencia a la digitalizaci¨®n.
Ha reconocido "que el turismo es necesario" pero ha lamentado que su saturaci¨®n genere la expulsi¨®n de los vecinos y ha apostado por regular los apartamentos tur¨ªsticos y perseguir actividades ilegales.
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