La celebraci¨®n liberadora
La excantante de Gossip debuta en solitario en Espa?a con los ¨¢nimos propicios y su arrollador temperamento intacto
A Beth Ditto le divierte definirse como ¡°gorda, feminista y lesbiana¡±, pero no son las cuestiones volum¨¦tricas ni las identitarias las que m¨¢s importan a la hora de evaluarla sobre un escenario. Anoche recal¨® en el de la Joy Eslava, en su primera visita espa?ola tras la disoluci¨®n de Gossip, y dej¨® constancia de su asombroso magnetismo esc¨¦nico. Porque Beth embelesa como si, en su presencia, no sucediera absolutamente ninguna otra cosa alrededor.
Era el mejor d¨ªa, el m¨¢s inolvidable en a?os, para reivindicar la mayor¨ªa absoluta femenina en el escenario (?esa teclista bi¨®loga!) y el compromiso con la diversidad afectiva. Pero conste que la de Arkansas termina acapar¨¢ndolo todo: el ritmo, el baile, las risas, el ingenio, el desparpajo. Las mordacidades entre canci¨®n y canci¨®n. Y la belleza alejada de la maldita tiran¨ªa de la talla 36.
Ditto ha dedicado 17 de sus 37 a?os a Gossip, un grupo con el que le dio tiempo a entregar seis ¨¢lbumes hasta que Nathan Howdeshell, la otra mitad de la banda, decidi¨® abandonar la vida bohemia para reencontrarse con la religi¨®n. Beth se exhibi¨® anoche justo en el extremo contrario, como buena vecina de ese epicentro librepensador que es Portland (desde mucho antes de Portlandia). Y por eso suministr¨® sin piedad una fulminante raci¨®n de disco-funk con ra¨ªces en los ochenta y una inquebrantable voluntad de provocar desinhibici¨®n y palpitaciones. V¨¦ase el caso de Oo la la, canci¨®n nada memorable, pero irresistible, con la que a la media hora no quedaba un solo espectador sin desmelenarse.
Nuestra rotunda dama de las lentejuelas ya hab¨ªa entregado para entonces algunas de sus m¨¢s rotundas piezas solistas, desde Fake sugar (que da t¨ªtulo al ¨¢lbum) a In and out, pero las escalas en el repertorio de Gossip (Dimestore diamond, Love long distance) propiciaban un alboroto dif¨ªcil de disimular. No hay mucha distancia, en el fondo, entre la Beth liderada y la artista en nombre propio: lo presid¨ªa todo antes y ahora, y a sus mayores devaneos presentes con la m¨²sica sure?a se les pone sordina sobre las tablas.
Solo quedan las ganas de que nuestra musa un¨¢nime explore otras direcciones. Evocar a Chic o a los Eurythmics de Sisters are doin¡¯ it for themselves funcionar¨¢ bien siempre. Pero un vozarr¨®n como el de Beth Ditto permitir¨ªa tambi¨¦n otros acercamientos m¨¢s, digamos, esenciales. Ayer ni tocaban ni los ech¨® en falta nadie. Ayer era d¨ªa de liberadora celebraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.