Reinventar el arte desde gravedad cero
Los asistentes al S¨®nar podr¨¢n aproximarse a la sensaci¨®n de flotar en el espacio dentro de una gran c¨²pula
El m¨²sico Marc Marzenit (Mollerussa, 1983) tuvo un ataque de risa de dos minutos cuando escuch¨® por primera vez, hace diez meses, la que vio como una descabellada idea. Tras colaborar con Albert Barqu¨¦-Duran (Mollerussa, 1989), artista e investigador posdoctoral, en un proyecto sobre inteligencia artificial en la edici¨®n del congreso S¨®nar+D de 2017, este le plante¨® emprender otro viaje juntos. Barqu¨¦-Duran expuso a Marzenit que le gustar¨ªa explorar c¨®mo la humanidad se relacionar¨¢ con el arte si consigue habitar en otros planetas o en el espacio. Le convenci¨®. Meses despu¨¦s, Marzenit acab¨® sintiendo en propia piel la ausencia de gravedad mientras batallaba para que no se le escurriera de las manos el teclado.
El d¨ªa clave fue el pasado 16 de febrero. Alojados en un hotel junto al aeropuerto de Burdeos, elev¨® la excitaci¨®n de la pareja art¨ªstica The Zero Gravity Band la sorpresa de compartir restaurante con tres astronautas. Escogieron la ciudad francesa como origen para realizar un vuelo parab¨®lico, que alterna maniobras de ascenso y descenso entre 6.000 y 8.000 metros de altitud para conseguir per¨ªodos de 22 segundos de microgravedad. Solo se realizan ese tipo de viajes en Francia, Rusia y Estados Unidos. La idea de Marc y Albert: llevar a cabo varios experimentos para dar respuesta a su pregunta inicial y pensar c¨®mo compartir la vivencia con los asistentes del S¨®nar de este a?o dentro de una c¨²pula de once metros de di¨¢metro por seis de altura.
"La noche antes estuvimos con Albert hasta las tantas repasando el guion de todo lo que ten¨ªa que hacer, con la sobrepresi¨®n de tener que volar solo", cuenta Marzenit, apenado porque al final su compa?ero no pudo volar con ¨¦l porque no consigui¨® a tiempo el certificado m¨¦dico requerido por Air Zero G. "Est¨¢bamos planteando algo que parec¨ªa grandilocuente, que los humanos se vayan del planeta Tierra y ver su impacto cultural, y nos dimos cuenta de que continuamos siendo tremendamente fr¨¢giles", reflexiona el investigador de la City University of London especializado en c¨®mo el sistema cognitivo reacciona ante el arte.
Albert y representantes de la fundaci¨®n Quo Artis, que ha producido el proyecto, pudieron acompa?ar a Marc hasta dentro del avi¨®n, donde el d¨ªa antes hab¨ªan instalado el equipo t¨¦cnico y las c¨¢maras para grabar la experiencia. Iba medicado para soportar una gran sacudida a su sistema vestibular, que controla el equilibrio y la orientaci¨®n. Durante dos horas y media su cuerpo sinti¨® la gravedad cero, la lunar, la de Marte y una hipergravedad que le hizo notar casi el doble del peso de su cuerpo: unas variaciones radicales.
"Estamos acostumbrados a la verticalidad. Nuestro cuerpo forma una perpendicular con la Tierra y tiene un impacto enorme en c¨®mo percibimos nuestro entorno", cuenta Barqu¨¦-Duran, que junto a Marzenit, se nutri¨® de la base cient¨ªfica del Vestibular Multisensory Embodiment Lab de la Universidad Royal Holloway de Londres, dirigido por la doctora Elisa Ferr¨¨. En pleno viaje, Marzenit hab¨ªa perdido el peso de la gravedad, que ve "como si fuera un sentido m¨¢s que nos ayuda a percibir la est¨¦tica". Le daba igual estar en posici¨®n invertida, la sangre no le sub¨ªa a la cabeza. Realiz¨® varios ejercicios musicales de improvisaci¨®n con una mano. Con la otra sujetaba el teclado. "Quer¨ªa ver si la gravedad cero potenciaba la inspiraci¨®n", comenta. De los cinco minutos totales nadando en el aire, narra que "siete segundos fueron muy intensos" porque estuvo "transmitiendo algo que sent¨ªa en aquel momento".
Marzenit aprovech¨® el trayecto para probar un anillo de la compa?¨ªa norteamericana Sourceaudio, que emite sonidos seg¨²n c¨®mo se mueva la mano, con m¨¢s libertad sin gravedad. Tambi¨¦n hizo pruebas de realidad virtual para el laboratorio de Ferr¨¨. Pese a todo, una de las conclusiones de The Zero Gravity Band es que ¡°la gravedad cero es bastante hostil. Por muy bien planeado que lo tengas todo, ni psicol¨®gicamente ni f¨ªsicamente est¨¢s preparado para una experiencia as¨ª. Te trastoca¡±, reflexiona Albert, a modo de balance.
¡°Es necesario reestructurar desde cero las formas que los humanos han utilizado para tocar instrumentos y las t¨¦cnicas para crear¡±, concluye Marzenit, que no ve factible tocar el piano en el espacio como se ense?a en la Tierra, con las manos relajadas y aprovechando la fuerza de la gravedad, que rige tambi¨¦n el mecanismo interno del teclado cl¨¢sico. ?l se imagina un nuevo piano vertical con una forma ergon¨®mica que se pueda abrazar. Tampoco ve posible poder pintar una acuarela fuera de la Tierra. En ese sentido, en el S¨®nar The Zero Gravity Band mostrar¨¢ un prototipo de una vitrina a la que se puede insuflar pintura, que flota dentro y va creando formas: una nueva forma de expresi¨®n pict¨®rica.
Enga?ar al sistema vestibular con la luz y el sonido
El montaje de The Zero Gravity Band en el S¨®nar se basar¨¢ en enga?ar el sistema vestibular de los asistentes a trav¨¦s de la luz y el sonido. La m¨²sica la ha compuesto Marc, una parte durante el vuelo y el resto en los laboratorios del centro tecnol¨®gico de Catalu?a Eurecat, entidad que ha formado parte del equipo del proyecto y ha cedido la estructura de c¨²pula Dom. Varias piezas musicales estimular¨¢n la endolinfa de los visitantes para que tengan la sensaci¨®n de que est¨¢n flotando.
Las im¨¢genes que se proyectaran en la estructura tendr¨¢n el mismo cometido. El S¨®nar, que se celebra del 13 al 16 de junio, fija su mirada este a?o en 2043, cuando se espera que los los extraterrestres hayan respondido a los artistas que han mandado sus temas al espacio. Si en ese a?o futuro la est¨¦tica en microgravedad est¨¢ m¨¢s explorada, quiz¨¢s el encuentro se produzca con unos humanos luciendo atuendos similares a los que se mostrar¨¢n en la instalaci¨®n de The Zero Gravity Band.
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