El sensor atrapa a los sentidos
Nuevas formas de expresi¨®n y emociones fluyen en un Sonar+D m¨¢s futurista que nunca
La mano se convierte en un piano. Ella coge una placa repleta de chips por un extremo. ?l la sostiene por el otro. Ella mueve sus dedos por la extremidad de ¨¦l como si tocara un teclado. El tacto crea un sonido modelado por la conductividad el¨¦ctrica de sus dos cuerpos. ?l hace lo mismo y contin¨²a la melod¨ªa. As¨ª, el estudio Playtronica presenta en el congreso de tecnolog¨ªa y creatividad Sonar+D una nueva forma de interacci¨®n en una mesa con tres pi?as americanas que, al apretarlas, emiten tres notas distintas que permiten seguir con la improvisaci¨®n. Un aparato m¨¢s peque?o equipado con un sensor de luz sirve para escanear colores en una peque?a noria decorada con pedazos de tela de tonos b¨¢sicos. Cada tinte suena y empieza la sinestesia: los colores se oyen y los sonidos se visualizan.
El micr¨®fono del aparato es el mismo que utiliza la NASA en el programa de exploraci¨®n de Marte 2020. ¡°La capacidad de percibir la m¨²sica entre dos personas difiere m¨¢s que la forma en la que hablan¡±, asegura Dragan Petrovic, consejero delegado de Nura. La compa?¨ªa comercializa unos auriculares que, antes de utilizarlos por primera vez, realizan una prueba autom¨¢tica de c¨®mo percibe el sonido el sujeto que los lleva. Con un sistema respaldado por un cirujano auditivo, los auriculares lanzan durante aproximadamente un minuto una r¨¢faga de frecuencias dentro del o¨ªdo. Las ondas entran al sistema auditivo y rebotan en forma de un rumor casi imperceptible, se?al que un sensor es capaz de procesar. As¨ª, crea el perfil personalizado y las canciones se pueden escuchar con la intensidad de las frecuencias ponderadas para mejorar la percepci¨®n del oyente.
Tambi¨¦n por el canal auditivo y hasta el nervio vestibular, un sensor de lo m¨¢s humano, se cuela el montaje art¨ªstico de The Zero Gravity Band, que a trav¨¦s del un sonido envolvente y un montaje de luces induce al espectador a sentir la gravedad cero en su cuerpo. El mareo provocado invita a tumbarse por completo dentro de una c¨²pula en forma de nave espacial ¡ªen l¨ªnea con el leitmotiv extraterrestre de la 25? edici¨®n del S¨®nar¡ª donde se puede disfrutar de la obra. Uno puede llegarse a plantear si hubiera sido mejor entrar bajo los efectos de una biodramina.
El artista Zach Lieberman busca la belleza del c¨®digo inform¨¢tico. Lo transforma en lenguaje po¨¦tico. Tiene una escuela en Nueva York con un plan de estudios que gira entorno a esta idea. En su exposici¨®n en S¨®nar+D, un sensor de imagen toma un selfie de quien tiene delante y, al instante, lo transforma en un cuadro en movimiento. Tambi¨¦n en la realidad aumentada se basa su app que muestra el audio que sale de la boca de las personas en una imagen compuesta seg¨²n el espectro de sonido que le corresponde. Imagina que las ondas ser¨ªan as¨ª si se pudieran ver.
La b¨²squeda de las experiencias inmersivas es una constante en los pasillos del congreso. En el espacio de realidad virtual, esta sensaci¨®n entra en su cumbre. En el audiovisual Micro Giants de Yifu Zhou las gafas de realidad virtual llevan al micromundo de los insectos. Viendo las plantas m¨¢s peque?as como si fueran ¨¢rboles gigantes, uno se siente como dentro de la pel¨ªcula Cari?o, he encogido a los ni?os. Las sensaciones son agridulces: una pareja de mariquitas hace el amor y acaba atrapada en una telara?a. La cadena alimentaria sigue y, al final, mueren (casi) todos.
Por su creciente omnipresencia lo virtual es cada vez m¨¢s real. El proyecto Bitbump (IED Barcelona) es un h¨ªbrido. Permite imprimir una playlist en un vinilo f¨ªsico, coloreado seg¨²n el patr¨®n de las canciones. Al enfocar el disco con el m¨®vil, cobra vida y muta en una pantalla.
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