Clint, el encanto de las melod¨ªas sin guion
El pintoresco cuarteto madrile?o de pop instrumental resurge con ¡®El camino de la mano izquierda¡¯ tras seis a?os de silencio
Para llamarse Clint, convengamos en que no son los m¨¢s r¨¢pidos del Oeste. Muchos se habr¨ªan olvidado ya de la existencia de este heterodoxo cuarteto madrile?o de m¨²sica pop instrumental, pero El camino de la mano izquierda, su reci¨¦n publicado cuarto ¨¢lbum, les ha servido para cerrar un par¨¦ntesis de seis a?os y refrendarse como una de las bandas m¨¢s peculiares, iconoclastas y at¨ªpicas que ha dado la ciudad. ¡°Decir que haces pop instrumental es como confesar que te encantan las matem¨¢ticas: de entrada, das miedo¡±, resume uno de sus cuatro part¨ªcipes, el guitarrista y bajista Tom¨¢s Ortiz, de 42 a?os. Emperifollados en sus trajes y a lomos de sus 12 nuevas canciones, Clint reaparecen este s¨¢bado, por fin, en la sala Moby Dick.
No ser para nada convencionales es bueno o malo, seg¨²n se mire. Como casi todo. A Clint les piropean otros m¨²sicos del circuito porque se les reconoce ¡°al segundo comp¨¢s¡±, pero su condici¨®n de banda mel¨®dica sin letras ni vocalista tambi¨¦n les coloca ¡°en tierra de nadie¡±: ni cl¨¢sicos ni indies; ni cultos ni festivaleros. Y eso, por no hablar de las dificultades de un nombre que, por breve y cin¨¦filo, genera dificultades para localizarlos en la colosal mara?a de Internet. ¡°Somos un grupo de pop pegadizo al que la gente no se atreve a pinchar en Spotify. Y eso que la m¨²sica instrumental ha sido, bien pensado, la mayoritaria durante toda la historia. ?Los raros en el barroco eran los que cantaban!¡±, exclama el trompista y trompetista Roberto Garc¨ªa Almonacid (Madrid, 1977), tambi¨¦n integrante de la Banda Municipal de Madrid.
El orgullo de lo singular
A Clint siempre les sedujo la idea de distinguirse de los dem¨¢s sin perderle el pulso a la diversi¨®n. Cuando se juntaron los cuatro, all¨¢ por 2006, estuvieron probando a dos docenas de mujeres vocalistas, pero no les acab¨® de convencer ninguna. ¡°Eran los tiempos en que triunfaban La Oreja de Van Gogh, OT y dem¨¢s concursos televisivos, y aquellas audiciones se convirtieron en un horror¡±, resopla el percusionista Jes¨²s Gonz¨¢lez, de 45 a?os, profesor en la Escuela Municipal de M¨²sica de Alcobendas. Desesperados ante los reiterados fracasos, llegaron a la conclusi¨®n de que no necesitaban a nadie m¨¢s en la nave. Ahora les falta conquistar los festivales o el p¨²blico amplio, pero les queda el orgullo de lo singular. ¡°Hay miles de grupos, pero nosotros, sin ser la bomba, hemos conseguido nuestra peque?a identidad¡±, se enorgullece Gonz¨¢lez.
En el fondo, el ¨¦xito o el fracaso a menudo dependen de hacia qu¨¦ lado termine cayendo la moneda. Clint puso m¨²sica a aquel anuncio de Fernando Alonso para Vodafone, a los Ilustres ignorantes de Movistar + o a una de las sinton¨ªas veraniegas del Hoy por hoy (Cadena Ser), pero con estos seis a?os de par¨®n vuelven a tener la sensaci¨®n de empezar desde el principio. Salvo Ortiz, instalado en ¡°la eterna adolescencia de la solter¨ªa sin ni?os¡±, los otros tres miembros han tenido hijos durante este periodo y aparcaron sus quehaceres creativos. Y aunque Tom¨¢s escribi¨® buenas letras en tiempos, hoy se resiste a retomar el l¨¢piz. ¡°No tengo nada que aportar sobre el amor o lo mal que va el mundo, y tampoco le encuentro grandeza a lo cotidiano. Ll¨¢mame esc¨¦ptico o c¨ªnico, pero hay pocas cosas que merezca la pena decir y no se hayan dicho ya¡±, remacha. Y as¨ª se escribe la historia. En el caso de Clint, sin una sola l¨ªnea en el guion.
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