Bruno Mars, la buena causa de la sonrisa
El ¨ªdolo hawaiano inaugura ante 54.000 almas los conciertos en el Wanda
En el Wanda Metropolitano podr¨¢n seguir disfrutando esta pr¨®xima temporada con las diabluras de Griezmann, alias El Principito, pero anoche recibieron la visita de un rey mucho menos rubicundo. A falta de constatar sus habilidades futbol¨ªsticas, que ser¨¢n previsiblemente inferiores (por mucho que el pantal¨®n corto sea parte habitual de su atuendo art¨ªstico), Bruno Mars se refrend¨® anoche junto al Gol Sur como el gran referente actual del pop-soul m¨¢s animoso. Un monarca de las pistas de baile que incluso en el t¨ªtulo de su todav¨ªa ¨²ltimo ¨¢lbum,?24K Magic, parec¨ªa hacer alusi¨®n a una muy cotizada corona.
Hab¨ªa curiosidad por ver al cantante de?Treasure porque el coliseo atl¨¦tico a¨²n permanec¨ªa in¨¦dito para el pop de estadios y Mars ya desat¨® pasiones en abril del a?o pasado a su paso por el WiZink Center. 15 meses m¨¢s tarde, el hawaiano ha pasado de 15.000 a 54.000 espectadores madrile?os, con el incremento exponencial de sudoraci¨®n y espasmos p¨¦lvicos que ello representa. Por lo dem¨¢s, el Wanda suena algo mejor que el vetusto Calder¨®n, y no digamos el atroz Bernab¨¦u, pero habr¨¢ que ver c¨®mo resiste su estilizada b¨®veda a los envites de Iron Maiden?¡ªheavy borrico de vieja escuela¡ª el pr¨®ximo 14 de julio. P¨®nganse a cubierto.
Bruno empez¨® 22 minutillos tarde, puesto que un primer viernes del verano es incompatible con las prisas. Y sigue prohibiendo los fot¨®grafos en su foso, porque una estrella sin caprichos quedar¨ªa?taaan vulgar. Pero nuestro hombre ha terminado convirti¨¦ndose, si le tomamos prestada la gracieta a Buenafuente, en el mejor en lo suyo. No es un cantante ¨²nico, ni un bailar¨ªn asombroso, ni constan noticias de deslumbramientos como consecuencia de sus correctas composiciones. Acredita tres discos en una d¨¦cada, lo que tampoco le postula para la Medalla a la Productividad; no se le conocen audiencias privadas con los l¨ªderes mundiales ni su rostro acapara los fondos de pantalla. Pero hay coreograf¨ªas desde la inaugural?Finesse; fuegos artificiales (algo burdos) ya con la segunda de la noche,?24K Magic, guerras de brincos entre la mitad derecha y la izquierda del coliseo. Todo por la buena causa de la sonrisa.
Los madrugadores, que no fueron pocos, llegaron a tiempo para ver el estreno madrile?o de DNCE, la nueva banda de Joe Jonas (Jonas Brothers), anta?o baladista modoso y ahora chandalero bailongo con predilecci¨®n por el funk y el falsete. Y con unos acompa?antes que parecen escogidos por alg¨²n estratega del marketing: una estupenda guitarrista coreana, un estrafalario bajista de torso desnudo y mallas verdes y un fornido bater¨ªa de barba y melena rubias. Ese af¨¢n por la diversidad incluye una versi¨®n de?Are you gonna be my girl (Jet); un h¨ªbrido entre?Oops I did it again (Britney),?Billie Jean (Michael Jackson) y aquel ¡®Wannabe¡¯ de las Spice Girls, y hasta un gui?o al ¡®Seven nation army¡¯ de White Stripes, que en contexto futbolero es la madre de todos los himnos.
Quiz¨¢ semejante Trivial fuera demasiado sencillo, pero el aperitivo result¨® generoso (una hora completa) y efectivo para entrar en calor entre el frenes¨ª de abanicos. Luego el hawaiano de la sonrisa n¨ªvea, ataviado esta vez con visera y equipaci¨®n de los Chicago Bulls, suministr¨® su habitual dosis de?funk en la (inalcanzable) estela de Michael Jackson y Prince, del que incluso se cita su?Purple rain en la engolad¨ªsima?Marry you.
En ausencia de dioses, buenos son los reyes y principitos. Diversi¨®n ligera, goce inofensivo: todo tan entretenido y llevadero que a nadie pareci¨® importarle que el espect¨¢culo fuera un calco del que ya vimos hace demasiado poco. Se repiti¨® el ¡°Te quiero mucho, Madrid¡± al tel¨¦fono durante?Call me all my lovelies, el homenaje a las mujeres rellenitas en?Chunky (siguiendo la estela de Queen y Mika) o la eclosi¨®n de linternas, mucho m¨¢s prudentes que los antiguos mecheros, para saludar la muy melosa?Versace on the floor.
A¨²n m¨¢s rom¨¢ntica y?michaeljacksoniana result¨®?When I was your man, pero llev¨¢bamos ya una hora de emociones y las bater¨ªas de los m¨®viles, como el amor, no duran eternamente. A fin de cuentas, hab¨ªa que reservar energ¨ªas para?Locked out of heaven,?Just the way you are y?Uptown funk, una tripleta final con la que a nadie se le queda mal cuerpo para la vuelta a casa
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