Desaparecidos de segunda
Hace tres a?os que no se sabe nada de Caroline del Valle, de 14 a?os. A diferencia de otros, su caso no ha suscitado grandes coberturas medi¨¢ticas
El v¨ªdeo emboba por la vida que transmite. Se la ve bailando, removiendo la larga cola de caballo y dando palmas entre risas, en las calles de la Zona Franca, donde vive, el ¨²ltimo lugar de Barcelona sin metro. Su abuela se pas¨® los a?os limpiando, su madre ha saltado de un trabajo a otro y su padre tiene el turno de noche en la Seat. Caroline del Valle es una ni?a de barrio. Desde el 15 de marzo de 2015 est¨¢ desaparecida. Los Mossos la dan por muerta.
?Le suena su nombre? A m¨ª, que pertenezco al desangelado mundo de los sucesos, tambi¨¦n me cuesta retenerlo. Su familia ya no sabe qu¨¦ hacer para que la cara de Caroline, que ten¨ªa 14 a?os cuando desapareci¨®, salga por televisi¨®n, llene p¨¢ginas en los diarios, corra por las ondas de la radio, con su nombre pronunciado como toca, Carolain, en honor a la ni?a rubia de la pel¨ªcula Poltergeist, de los ochenta, que acaba abducida por una televisi¨®n.
Lo que sea para tener una pista del paradero de una menor que se esfum¨® cuando dejaba atr¨¢s la ni?ez de barrio: de ir a dormir a casa de su t¨ªa y quedarse con sus primas a llenar el m¨®vil de selfies con Las Nalgonas, su nuevo grupo de amigas; de llevar bien la escuela a estar despistada y suspender; de dar brincos por el barrio a darlos en la discoteca; de decir la verdad a mentir para pasarse la noche en la Zona Herm¨¦tica de Sabadell. ?Pero qui¨¦n no se ha escapado alguna vez por una ventana para ir al pub de moda cuando a¨²n no se tiene edad para casi nada?
Isabel Movilla asegura que algunas de las nuevas compa?¨ªas de su hija Caroline se dedicaban a robar m¨®viles a j¨®venes que sal¨ªan tan traspuestos de las discotecas de la Zona Herm¨¦tica por el alcohol que ni se enteraban. Y que por eso se echaron a correr por las calles del pol¨ªgono industrial la madrugada del 15 de marzo al ver llegar a los Mossos.
Caroline estaba con ellos y tambi¨¦n sali¨® a la carrera con la noche y el fr¨ªo encima. Desde entonces su familia la busca incansablemente. Han ido a cualquier lugar donde alguien ha cre¨ªdo verla. Han pateado las discotecas buscando su cara entre adolescentes. ¡°Yo creo que estaba planeado, que es algo de tr¨¢fico de personas y que la tienen en contra de su voluntad¡±, sostiene infatigable Isabel, sobre el posible paradero de Caroline. No le convence la hip¨®tesis de los Mossos de que alguien la mat¨® y ocult¨® su cad¨¢ver.
La polic¨ªa tiene en el punto de mira a uno de los amigos de Caroline. El joven declar¨® que ella se cans¨® de correr, le recomend¨® que se escondiese debajo de un coche, y ¨¦l sigui¨® dando zancadas. Tras la estampida, el grupo de menores se fue reencontrando. El sospechoso de los Mossos lleg¨® en ¨²ltimo lugar, tras dos horas desaparecido. Iba manchado de barro y dijo que estuvo escondido. En todo ese rato no llam¨® a nadie. Caroline ya no apareci¨®.
En Estados Unidos se acu?¨® en 2006 el missing white woman syndrome (el s¨ªndrome de la mujer blanca perdida), seg¨²n el cual la desaparici¨®n de una mujer joven, guapa, blanca y de clase alta tiende a convertirse en un boom medi¨¢tico frente a otros casos que pasan inadvertidos. Caroline es blanca, es guapa, es joven, pero no proviene de una familia acomodada. Un a?o despu¨¦s de que ella se esfumase, desapareci¨® Diana Quer, que s¨ª re¨²ne todos los requisitos. El periodista Paco Lobat¨®n, del irrepetible Qui¨¦n sabe d¨®nde, asegura en su libro Te buscar¨¦ mientras vivas (Aguilar) que no recuerda ¡°ning¨²n impacto de tal magnitud¡± desde la desaparici¨®n de las ni?as de Alc¨¤sser, Miriam, To?i y Desir¨¦e, en 1992.
El abogado de la madre de Caroline, Manuel Navarrete, cree que los medios deciden exclusivamente a qu¨¦ se le dedica m¨¢s atenci¨®n. He abusado y he pedido opini¨®n a un grupo de periodistas de sucesos. ¡°Hay muchos ingredientes distintos, pero ni siquiera cumpli¨¦ndolos todos puede anticiparse el estallido¡±, explica Guillem S¨¢nchez, de El Peri¨®dico, que cree que existe ¡°un factor X¡± relacionado ¡°con la identificaci¨®n que propician v¨ªctima, asesino o familiares¡±. Anna Puns¨ª, de la Ser, a?ade elementos pragm¨¢ticos, como la ¡°proximidad del lugar donde ocurre con los centros de trabajo de los medios¡± o la implicaci¨®n que tenemos en la b¨²squeda: ¡°Despu¨¦s, durante el desenlace, la familia ya no puede alejar a los medios¡±.
Toni Mu?oz, de La Vanguardia, recurre al contexto informativo: ¡°El d¨ªa que hay una moci¨®n de censura ya puedes publicar qui¨¦n mat¨® a Kennedy que nunca va a ser medi¨¢tico¡±. Carol Espona y Gemma Guzm¨¢n, las que tienen m¨¢s experiencia a sus espaldas en TVE y RNE, respectivamente, subrayan el inter¨¦s que pueda tener la polic¨ªa en contar los avances de una investigaci¨®n como un elemento b¨¢sico para que la historia siga viva. Y todos coinciden en el origen social. ¡°Parece que se asume como m¨¢s normal que una persona pobre sea m¨¢s propensa a que le pase cualquier hecho criminal. En cambio, cuando es una familia poderosa o de clase alta, sorprende y se pone el foco medi¨¢tico¡±, resume Mu?oz.
En el libro La?titia o el fin de los hombres (Anagrama) ¡ªun relato poli¨¦drico y sosegado sobre el asesinato de una joven en 2011, que abri¨® las heridas en Francia y que fue oportunamente utilizado por Nicolas Sarkozy¡ª su autor, Ivan Jablonka, lo resume as¨ª: ¡°La noticia de un caso emerge, nace en la conciencia p¨²blica porque se encuentra en la intersecci¨®n de una historia, de un terreno medi¨¢tico, de una sensibilidad y de un contexto pol¨ªtico¡±. Y lo compara con las Historias tr¨¢gicas, de Fran?ois de Rosset, de 1614, relatos de sucesos que nacieron mucho antes que los medios de masas y Ana Rosa Quintana. Historias que ¡°m¨¢s que alimentar la perversidad del lector, la purgan, como una catarsis, ayud¨¢ndolo a superar los traumas del tiempo y a domesticar la muerte¡±.
Isabel lleva ahora el pelo te?ido de caoba, como Caroline. En su mirada est¨¢ la mirada de su hija, a la que no renuncia a encontrar. ¡°Se debe a si tienes padrinos o si no los tienes, adem¨¢s del morbo¡±, explica sobre el tortuoso segundo plano de la desaparici¨®n de Caroline, a la que a su entender tambi¨¦n se han dedicado pocos esfuerzos policiales. Ella lo ve as¨ª: ¡°Si eres una familia como la nuestra, como miles de familias espa?olas, trabajadoras y de clase obrera, lo que piensan es que se ha escapado y que ya vendr¨¢¡±.
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