Encuentro ideal
El autor se imagina una final del Campeonato del Mundo entre Espa?a y M¨¦xico basada en la afinidad cultural
Deseo fervientemente que los cuatro equipos que lleguen hasta la ronda final del Mundial en Rusia sean representantes del idioma que se habla con la ?, que Argentina y Colombia se repartan el tercer y cuarto puesto al son de la balaika, el cuatro y bandone¨®n, mientras que por un azar maravilloso la final se juegue entre Espa?a y M¨¦xico, rojo y verde, chile y guindilla, mariachi y flamenco, tortilla espa?ola y tortilla envuelta en tacos. Por la infinidad de semejanzas y diferencias que nos unen supongo que el encuentro significar¨ªa un cupl¨¦ con neblinas de bolero, un mano a mano de Chiquito con Cantinflas, un duelo en la niebla entre Jorge Negrete y Torrente o una zarzuela con la Montiel y Mar¨ªa F¨¦lix, Thal¨ªa en pa?os menores desfilando por la Castellana, al tiempo que Paz Vega hace lo mismo por el Paseo de la Reforma y un discreto mural de metrosexuales trasatl¨¢nticos donde se abrazan en gallumbos Alejandro Fern¨¢ndez y Ber¨ªn Osborne en un delirio maquiav¨¦lico que deja mudo a Putin mientras despeina el copetito naranja de Trump, pues el mundo entero se quedar¨ªa azorado con los noventa minutos en ? que cuadricular¨ªan la cancha a la sombra del Kremlin.
Por un lado, la pol¨¦mica rechifla y amnist¨ªa continua por Piqu¨¦ (que suena a confesi¨®n de chile habanero) y por el otro, la filosof¨ªa on¨ªrica del guisante cuando el Ch¨ªcharo cierra los ojos; el Chucky como entra?able mu?eco diab¨®lico abrazado a Isco como un diablito incontenible con la bola en la bota; H¨¦ctor Herrera, Lay¨²n y M¨¢rquez en la estudiantina o tuna estudiantil que canta ¡°Clavelito¡± a coro con Ramos, Iniesta y Asensio. S¨ª se?ores, un delirio gramatical que honrar¨ªa siglos de imaginaci¨®n literaria y enderezar¨ªa todo el tiempo de nuestra enrevesada relaci¨®n trasatl¨¢ntica con el fin de declarar una vez terminado el partido la reconquista de la mitad del territorio mexicano que ahora bardea el imperialismo rancio y deportador, al tiempo que se resuelve el proc¨¦s de Catalunya y el mercado mundial del aguacate. Un frenes¨ª soberbio entre la jota aragonesa y el son de la Negra, el mole de guajolote y los callos a la madrile?a, donde millones de ni?os cambiar¨ªan el necio fervor por los videojuegos en ingl¨¦s por las sanas adivinanzas en castellano o espa?ol donde los acentos de todas nuestras regiones se escuchen como una sutil musicalizaci¨®n del alma, con las hermosas palabras que nos hermanan y contra todos los ruidos que nos separan sobre el entramado de esa utop¨ªa pasajera y ef¨ªmera que gira como bal¨®n sin costuras, como planeta azul en medio de las tinieblas para que nadie olvide que so?ar no cuesta nada.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.