La resistencia de Bravo Murillo
Un libro repasa la historia del distrito de Tetu¨¢n durante la represi¨®n franquista a partir del antiguo cine Europa
Bravo Murillo luce imponente a mediados de julio. La calle y sus aleda?os est¨¢n a rebosar a la una de la tarde. La gente pasa con prisa, sin prestar atenci¨®n al edificio situado en el n¨²mero 160 de esta v¨ªa. Su fachada, de estilo racionalista, indica que lo que hoy d¨ªa se encuentra en su interior, una empresa dedicada a productos para la reforma del hogar, no representa la actividad original para la que se cre¨®. ¡°No tengo ni idea de que hab¨ªa aqu¨ª antes¡±, responde Omar, un peluquero puertorrique?o con local en la zona, se?alando la arquitectura de formas curvas y retranqueadas. Concha, jubilada que regresa de hacer la compra en el mercado de Maravillas, s¨ª que sabe algo: ¡°Aqu¨ª estaba el cine Europa, que durante la guerra fue un lugar de resistencia¡±, afirma.
Construido en 1928 por el arquitecto Luis Guti¨¦rrez Soto, el cine Europa lleg¨® a albergar a 2.000 personas. ¡°En los a?os de la Rep¨²blica fue, despu¨¦s del parlamento, el principal escenario pol¨ªtico de Madrid¡±, explica Carlos Garc¨ªa-Alix, autor del documental El honor de las injurias. En su sala hablaron el comunista Jos¨¦ D¨ªaz y todos los anarquistas y republicanos del momento. Tambi¨¦n fue el lugar elegido por Falange para celebrar el mitin donde se cant¨® por primera vez el Cara al sol.
¡°Hay una memoria de la guerra y de la posguerra que todav¨ªa se guarda a flor de piel¡±, apunta Alejandro Perez-Olivares, autor del libro Victoria y Control en el Madrid Ocupado: Los del Europa (1939-1946), que acaba de editar la librer¨ªa Traficantes de Sue?os. El investigador madrile?o, ahora profesor de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Lyon, repasa un momento determinante para la historia del barrio. ¡°Mi primer trabajo de investigaci¨®n fue sobre la reconstrucci¨®n del Madrid de la posguerra. Y, a partir de ah¨ª, quise dar el salto a los debates sobre la violencia pol¨ªtica y los apoyos sociales del franquismo¡±, advierte.
El 28 de marzo de 1939 en la Ciudad Universitaria, en las ruinas de lo que un d¨ªa fue el hospital cl¨ªnico m¨¢s moderno de Madrid, los coroneles Losas y Prada escenificaban oficialmente la rendici¨®n del bando republicano. Ese d¨ªa tambi¨¦n empezaba la ¨¦poca de mayor represi¨®n y control que hab¨ªa vivido nunca Espa?a. ¡°Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n del franquismo es la disoluci¨®n entre el ¨¢mbito p¨²blico y el privado¡±, muestra el historiador, que en su obra narra la historia de una veintena de procesados vinculados al cine Europa. ¡°En el libro aparecen vecinos hablando del comportamiento de otros vecinos en la calle o en el bar. Este tipo de testimonios van a convertirse a ojos de las autoridades franquistas en prueba judicial incriminatoria¡±, explica. El ensayo, que bebe de la literatura de Rafael Chirbes, Andr¨¦s Trapiello o Patrick Modiano, da tambi¨¦n buena cuenta de la violencia que hubo en la retaguardia. ¡°En Chamber¨ª estaban 40 de las casi 200 checas que existieron en la ciudad¡±, comenta en este trabajo, basado en su tesis, La victoria bajo control: ocupaci¨®n, orden p¨²blico y orden social del Madrid franquista. ¡°Tetu¨¢n es un lugar bastante particular, entre otras cosas porque es el centro del anarquismo madrile?o¡±, describe sobre un barrio articulado por las organizaciones pol¨ªticas a trav¨¦s de ateneos y comit¨¦s de defensa.
En ese ecosistema, tras la guerra, los juzgados militares hacen acto de presencia para resolver las denuncias por asesinato en las diferentes checas del barrio. ¡°Un vecino, un compa?ero de trabajo, un conocido pod¨ªa se?alar a otra persona y desde ese momento la justicia militar se hac¨ªa cargo de un proceso que pod¨ªa ser m¨¢s o menos duradero¡±, se?ala P¨¦rez-Olivares. Un escenario que recuerda al descrito por el cineasta Florian Henckel en la pel¨ªcula La vida de los otros, que muestra el control de la Stasi sobre los ciudadanos de Alemania del Este. ¡°Los hechos probados se asimilan a los hechos atribuidos. Los rumores y cualquier cotilleo pueden ser una prueba para la justicia militar¡±, dice. Caracter¨ªstica del nivel represivo que adquiri¨® la dictadura.
Una red tejida no solo por militares, polic¨ªas e informantes , sino tambi¨¦n por porteros, un personaje a medio camino entre la esfera p¨²blica y la privada. ¡°La figura del jefe de casa, jefe de calle y jefe de distrito proviene de una planificaci¨®n militar para ayudar a la ocupaci¨®n efectiva de la ciudad¡±, sugiere el autor de este texto de casi trescientas p¨¢ginas, donde tambi¨¦n se dibuja e intuye la violencia ejercida en los interrogatorios a trav¨¦s de la explicaci¨®n detallada del sumario.
¡°Lo habitual es que en los consejos de guerra no aparezca nada de esta informaci¨®n¡±, critica el investigador de treinta a?os ante las dificultades puestas por el Ministerio del Interior. ¡°No se permite el acceso de estos datos a nadie. Me gustar¨ªa poder saber c¨®mo se conformaba la polic¨ªa franquista y cu¨¢les eran sus m¨¦todos; los polic¨ªas que participaron en este tipo de casos y cu¨¢l fue el grado de depuraci¨®n con la polic¨ªa republicana, pero no es posible¡±. De momento solo podemos hacer peque?as analog¨ªas entre aquella ¨¦poca y la actual. Un periodo que, como comenta P¨¦rez-Olivares, parafraseando al artista y pensador William Morris, ¡°no est¨¢ muerto, vive en nosotros y en el futuro que estamos intentando crear¡±.
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