La Torre de los americanos, el edificio m¨¢s alto de Espa?a, trabaja bajo el mar
Es una antena de radiofrecuencia construida en Guardamar del Segura por el ej¨¦rcito norteamericano
La construcci¨®n m¨¢s alta de Espa?a trabaja por debajo del nivel del mar. Se trata de la Estaci¨®n Radionaval de Guardamar del Segura (Alicante), pr¨¢cticamente todo el mundo la conoce como la Torre de los americanos, mide 365 metros y su principal funci¨®n es la transmisi¨®n de mensajes a la flota de submarinos en inmersi¨®n, seg¨²n informaron a EL PA?S, fuentes del Ministerio de Defensa. Tambi¨¦n se le considera la estructura militar m¨¢s alta de Europa, aunque desde el ministerio puntualizan que ¡°existen antenas similares en Alemania e Italia¡±.
En el escalaf¨®n de alturas arquitect¨®nicas espa?olas, el segundo puesto lo ocupa la chimenea de la estaci¨®n t¨¦rmica de As Pontes de Garc¨ªa Rodr¨ªguez (A Coru?a). Otros edificios emblem¨¢ticos como la Torre Espacio de Madrid, la Torre de Collserola de Barcelona o incluso el Hotel Bali de Benidorm est¨¢n a m¨¢s de cien metros de distancia.
Ubicada en una loma con vistas al Mediterr¨¢neo, la Torre de los americanos naci¨® de los acuerdos firmados por Franco y el entonces presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, en 1953, que desemboc¨® en el establecimiento de las bases militares estadounidenses en suelo espa?ol. Sin embargo, la antena guardamarenca no lleg¨® hasta los ¨²ltimos coletazos de la inyecci¨®n econ¨®mica americana, pues se empez¨® a construir en 1963 y no comenz¨® a funcionar hasta 1965.
Desde entonces, en manos de la US Navy, hasta ahora, en propiedad de la Armada espa?ola, su funci¨®n ha sido siempre la misma, prestar o¨ªdos y dar voz a los submarinos del Arsenal Militar de Cartagena (Murcia). ¡°Permitir al submarino recibir mensajes sin necesidad de salir a superficie¡±, explica el ministerio que dirige Margarita Robles, ¡°aumenta la dificultad de su detecci¨®n¡±.
Parad¨®jicamente, el cometido que realiza bajo la superficie de las olas mediterr¨¢neas es lo que exige su espectacular altura. Para conseguir la capacidad de transmitir bajo el agua ¡°se hace uso de ondas electromagn¨¦ticas de baja frecuencia, que conllevan la necesidad de antenas de grandes dimensiones¡±, dice Defensa. As¨ª fue en tiempos de la Guerra Fr¨ªa, cuando los Marines ten¨ªan las llaves de la instalaci¨®n, as¨ª fue en plena primera Guerra del Golfo, cuando la traspasaron (en 1990) y as¨ª es ahora, cuando depende exclusivamente de personal de la Armada. ¡°La Estaci¨®n se encuentra operativa los 365 d¨ªas del a?o¡± y no tiene descanso, ya que presta un servicio de 24 horas los siete d¨ªas de la semana. Treinta personas traspasan a diario sus puertas, ¡°27 militares y 3 civiles¡±, seg¨²n el ministerio. Los primeros pertenecen ¡°principalmente al Cuerpo General de la Armada, siendo el grueso de sus componentes personal con la especialidad de Sistemas de la Informaci¨®n y las Comunicaciones¡±. Y adem¨¢s, les acompa?a ¡°una unidad de seguridad de Infanter¨ªa de Marina¡±.
En la actualidad, nadie m¨¢s accede al interior de esta planta militar, que en total ocupa una extensi¨®n de 625.218 metros cuadrados, a pesar de que hace un a?o particip¨® en un programa de visitas guiadas en el que, seg¨²n explica Francisco Parres, conservador del Museo Arqueol¨®gico de Guardamar, se mostraban ¡°las instalaciones de radio y las antiguas casas de los Marines¡±. Sin embargo, este recorrido por las instalaciones, que ya cuando se permiti¨® ten¨ªa bastantes restricciones de seguridad, se ha frenado y la antena de comunicaciones ha dado la espalda a sus vecinos. Pese a que no hay nadie en la localidad costera alicantina ni en otras pr¨®ximas, como Torrevieja, que no tenga una historia relacionada con la torre.
Cuentan las cr¨®nicas de la ¨¦poca que la llegada de los militares americanos supuso todo un revulsivo para la zona. La construcci¨®n se dispar¨® y los establecimientos de todo tipo tuvieron que echar mano de la importaci¨®n para satisfacer las necesidades y gustos de los yanquis. Llegaron nuevos alimentos, nuevos dise?os textiles, nuevas costumbres y, como en todas las bases militares, lleg¨® tambi¨¦n el rock and roll. Comenzaron a aflorar las parejas mixtas, surgieron los empleos mejor remunerados e incluso se alimentaron leyendas como que fueron los nativos americanos los que remacharon los clavos m¨¢s altos de la torre, porque eran inmunes al v¨¦rtigo. La caravana estadounidense no pas¨® de largo por Guardamar, como suced¨ªa en la pel¨ªcula de Berlanga. El secreto para conseguirlo navegaba bajo el mar.
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