La estrategia de la tensi¨®n
En su batalla por el voto conservador en Espa?a, Ciudadanos fomenta una peligrosa deriva. Su campa?a contra los lazos contribuye a crear las condiciones para que haya violencia
Muy a su pesar, el acto de protesta convocado por Ciudadanos en el Parque de la Ciutadella de Barcelona para protestar por la agresi¨®n que hab¨ªa sufrido en un oscuro episodio una mujer que retiraba lazos amarillos, se convirti¨® en una demostraci¨®n meridiana de lo que realmente ocurre y de los prop¨®sitos que animan al partido naranja. La asistencia fue escasa, pero lo que all¨ª ocurri¨® fue suficiente para darle la vuelta, como a un calcet¨ªn, al discurso que Rivera y Arrimadas tratan de imponer sobre lo que ocurre en Catalu?a.
Los hechos, en esta ocasi¨®n, hablaron mejor y m¨¢s claro que las palabras. Lejos del eslogan que bland¨ªan los convocantes ¡ª "Todos somos Lidia, por la convivencia i contra la violencia"¡ª, lo que pretend¨ªa ser un acto de repudio a la supuesta intimidaci¨®n de los independentistas se convirti¨® en una demostraci¨®n de intolerancia y agresividad con la persecuci¨®n y ataque a quien cre¨ªan que era un c¨¢mara de TV3 y result¨® ser de Telemadrid.
La convocatoria formaba parte de una campa?a perfectamente calculada para establecer un relato de opresi¨®n en Catalu?a con el que apuntalar la teor¨ªa de que existe una fractura social que est¨¢ derivando en violencia. Su destinataria, sin embargo, no es la ciudadan¨ªa catalana, que tiene ocasi¨®n de comprobar por s¨ª misma lo que ocurre, sino el resto de espa?oles, que en su mayor¨ªa no tiene referencias directas del clima real que se vive en Catalu?a.
En su batalla electoral por la hegemon¨ªa del voto conservador en Espa?a, el partido de Rivera se est¨¢ deslizando por una peligrosa deriva que no solo es pol¨ªticamente irresponsable, sino ¨¦ticamente condenable. La estrategia de la tensi¨®n que practica f¨¢cilmente puede convertirse en una especie de profec¨ªa autocumplida, pues contribuye a a crear las condiciones para que esa violencia se produzca.
Tanto en su discurso p¨²blico como en el documento con el que ha pedido amparo al Defensor del Pueblo, Ciudadanos sostiene que existe un clima de intimidaci¨®n tal en Catalu?a que deja indefensos a los no independentistas. Que su libertad est¨¢ amenazada. Unos d¨ªas antes, Rivera hab¨ªa convocado a las c¨¢maras para un acto que se convirti¨® en un llamamiento a la ciudadan¨ªa a quitar lazos amarillos. Van a tener trabajo, porque es previsible que tantos como quiten volver¨¢n a aparecer, si no m¨¢s. Pero la colocaci¨®n de lazos no es, como dicen Rivera y Arrimadas, una ocupaci¨®n ileg¨ªtima del espacio p¨²blico.
Es una protesta pol¨ªtica que se expresa de esa forma. Todas las protestas tienen un componente de ocupaci¨®n del espacio p¨²blico. Podemos convenir que esta es especialmente invasiva, pero no deja de ser un ejercicio de libertad de expresi¨®n. Tambi¨¦n cuando Rivera acude con los dirigentes de su partido a Alella a retirar lazos est¨¢ ejerciendo su derecho a expresar su opini¨®n en el espacio p¨²blico.
Pero no es lo mismo poner que quitar. Quien pone lazos, expresa una opini¨®n, en este caso su protesta por el hecho de que dirigentes independentistas hayan sido procesados y enviados a prisi¨®n en un proceso judicial que no solo los independentistas cuestionan. Hasta 120 catedr¨¢ticos de Derecho Penal espa?oles, ajenos al independentismo, consideran que no existe fundamento para la acusaci¨®n de rebeli¨®n y hay que recordar que esta calificaci¨®n es la base sobre la que se sustenta la prisi¨®n provisional y la inhabilitaci¨®n pol¨ªtica de los principales dirigentes del soberanismo. Colgar lazos amarillos, por mucho que moleste, no deja de ser una respuesta pac¨ªfica y prudente.
Quienes quitan los lazos tambi¨¦n est¨¢n ejerciendo su libertad, pero hacen algo m¨¢s que expresar una opini¨®n. Est¨¢n impidiendo que otros expresen la suya. Y mientras lo hacen, propugnan adem¨¢s cambios legislativos para restringir la libertad de todos en el espacio p¨²blico. Hablan de regular, pero ya sabemos que cuando desde el pensamiento conservador se utiliza la palabra regular en relaci¨®n a la libertad, lo que se quiere decir es restringir.
Si en lugar de arrancar los lazos se limitaran a poner el suyo de otro color estar¨ªamos dentro de los m¨¢rgenes de una interpretaci¨®n de la libertad de expresi¨®n respetuosa con el adversario pol¨ªtico. Pero no. La propia escenograf¨ªa delata el trasfondo ideol¨®gico de esta campa?a. Cuando van a quitar lazos, Rivera y Arrimadas van a ¡°limpiar¡± el espacio p¨²blico de algo indeseable.
En La Bisbal pudimos ver un destilado muy expl¨ªcito de esta misma escenograf¨ªa: un comando de 80 personas encapuchadas para no ser reconocidas, vestidas con monos de intervenci¨®n en cat¨¢strofes y armadas con c¨²teres, se desplegaron por la ciudad para limpiarla de cuantos lazos encontraran a su paso. El comando era el mensaje.
No es as¨ª como se contribuye al di¨¢logo y la convivencia. La estrategia de la tensi¨®n es siempre muy peligrosa. Se empieza por los s¨ªmbolos pero con frecuencia se sigue con las personas.
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