El abandono de los j¨®venes con problemas
Un centro de menores de Hortaleza presenta problemas de hacinamiento, seguridad y falta de escolarizaci¨®n para los chavales
Es viernes y los muchachos lo saben. Hay cierto nerviosismo. Suben y bajan escaleras a la carrera. Uno est¨¢ a punto de salir con una chaqueta que no es la suya. Otro busca el abono de transportes a gritos. Un tercero, desesperado, exige que le atiendan. La cuidadora que pasa en esos momentos por recepci¨®n y ha recibido esta catarata de reclamos se ajusta las gafas, respira hondo dos veces y responde con calma fingida: "Por favor, vamos a estar tranquilos. Todos pasamos por un momento dif¨ªcil. Seamos comprensivos".
La situaci¨®n en el Centro de primera acogida de Hortaleza es preocupante. "Estamos desbordados", resume un educador con experiencia. El lugar tiene capacidad para 35 menores de edad, pero hoy hay 119. Si el d¨ªa es ca¨®tico, la noche no es mucho mejor. No hay camas para todos y la mayor¨ªa tienen que dormir en colchones y colchonetas tiradas en el suelo, obstruyendo salidas de emergencia o las aulas.
Las im¨¢genes de los adolescentes hacinados han puesto de manifiesto que algo falla. El lugar se cre¨® para alojar a menores en problemas. Deb¨ªa prestar asistencia a hijos de familias desahuciadas por el banco, ni?os maltratados o v¨ªctimas de abusos sexuales. Los educadores elaborar¨ªan informes que presentar¨ªan un primer diagn¨®stico que deber¨ªa servir para hallar la mejor forma de encauzar sus vidas. La situaci¨®n de emergencia que reina en el centro ha sepultado estas iniciativas regadas de buenas intenciones.
El lugar ha acabado convirti¨¦ndose en un centro de recepci¨®n de menores no acompa?ados. Ingresan constantemente chicos a los que trae la polic¨ªa. Muchos de ellos superan los 18 a?os (uno confes¨® hace poco que ten¨ªa 32) pero al asegurar que lo son, las autoridades tienen la obligaci¨®n de poner el caso en manos de la Fiscal¨ªa de Menores. El procedimiento para determinar la edad verdadera puede alagarse hasta un mes.
Los informes, las terapias en grupo, todo ha quedado suspendido, seg¨²n cuentan desde dentro. Los trabajadores sociales que se graduaron cargados de buenas intenciones para ayudar a los que m¨¢s los necesitan se han topado con una oscura realidad. Esto es ahora una especie de albergue donde se sirven cinco turnos de comida, cenas y duchas cuando se puede.
"Nos preocupa y mucho la situaci¨®n de este centro"
El problema de los centros de acogida de menores se abord¨® en el debate del estado de la regi¨®n que se celebr¨® hace dos semanas en la Asamblea de Madrid, aunque pas¨® casi desapercibido. La comunidad tutela a cerca de 300 menores en distintos centros. El candidato socialista a las elecciones que se celebrar¨¢n en mayo, ?ngel Gabilondo, denunci¨® la gravedad de la situaci¨®n. Una vez que se han hecho p¨²blicas las im¨¢genes de los menores amontonados el tema vuelve a estar en boca de los pol¨ªticos. "Nos preocupa y mucho la situaci¨®n de este centro. As¨ª lo hemos manifestado en numerosas ocasiones en sede parlamentaria. Lo hemos visitado y efectivamente la situaci¨®n es insostenible: chicos durmiendo en colchones por los pasillos, salas de entrevista, agresiones entre ellos...", se?ala la diputada socialista Carla Antonelli. Cree que no es "ni presentable ni admisible" que algo as¨ª este sucediendo. Gabilondo ha dicho que pondr¨¢ el asunto en manos de la justicia si el problema no se resuelve en breve con?una denuncia en la Fiscal¨ªa de Menores y en el Defensor del Pueblo.
La sobreocupaci¨®n del centro se alarga desde hace m¨¢s de dos a?os. Los muchachos deber¨ªan pasar aqu¨ª un mes, un mes y medio como mucho, y despu¨¦s ser destinados a otros lugares m¨¢s convenientes. No ocurre. La promiscuidad de edades y situaciones genera problemas. "Se dan constantemente situaciones de acoso. Los grandes les quitan a los peque?os la ropa, el dinero que tienen, el abono transporte. Cuando tienes 30 puedes controlar todo eso pero con m¨¢s 100 es imposible. Te dedicas a sobrevivir como puedes", explica uno de los cuidadores.
Marruan, Halid y Mohamed deambulan por los alrededores del centro. Los tres dicen tener 17 a?os y ser de Marruecos. Vaqueros, camisetas anchas, gorras de rapero. Actitud hosca de primeras. Emiten vibraciones hostiles que poco a poco se van difuminando. Los dos primeros llevan un par de meses alojados en el interior y el tercero se ha ido hace poco a un piso pero viene a diario a visitar a los amigos que dej¨® dentro. "Dormimos en el suelo", dice Marruan. "Sin ropa, sin cosas b¨¢sicas", apunta Halid. "Fatal", remata Mohamed sobre su experiencia pasada.
La banda del disolvente
La Consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales de la Comunidad de Madrid asegura que una de sus prioridades es atender a estos menores en situaci¨®n de emergencia. En el centro de Hortaleza se han dispuesto 40 plazas m¨¢s para atender este "fen¨®meno migratorio". Son todos marroqu¨ªes o subsaharianos. "Es algo que vivimos unas pocas comunidades", explica una portavoz."Estamos realizando un esfuerzo presupuestario importante (13,9 millones anuales) y, a pesar de que no dejamos de crear plazas, no damos abasto", contin¨²a.
De hecho, agrega, se han comenzado los tr¨¢mites para crear un nuevo centro para alojar a m¨¢s menores. Desde el Gobierno regional piden ayuda al Estado: "Pensamos que esta situaci¨®n requiere de un esfuerzo por parte de todas las administraciones. Que el Gobierno central apoye la creaci¨®n de m¨¢s plazas".
El proyecto educativo es un fracaso. Los profesores de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n dan clases de lunes a viernes a 11 alumnos en un aula del centro. Eso no es ni el 10 % de los internos. El resto se pasa el d¨ªa en el jard¨ªn, sentado en unos bancos de piedra. Los hay que matan el aburrimiento inhalando disolvente. Junto al centro hay un parque en el que suele vagar una veintena de muchachos que cometen peque?os hurtos en establecimientos de los alrededores. En el barrio, con sentido teatral, los han bautizado como La banda del disolvente.
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