La crisis de los menores sin papeles pone a prueba la capacidad de acogida

A pesar del impulso ciudadano de la gran manifestaci¨®n de 2017 a favor de la acogida de refugiados, las instituciones no han podido hacer frente a la llegada masiva en los ¨²ltimos meses de los menores extranjeros no acompa?ados (mena), cuyo aumento constante y exponencial ha hecho insuficientes los esfuerzos de la Administraci¨®n catalana, que no ha podido crear plazas de acogida al mismo ritmo que se generaba la demanda. Entidades y expertos consideran que hace falta una revisi¨®n completa del sistema de protecci¨®n a la infancia para afrontar con garant¨ªas estos movimientos migratorios.

La de los mena es una realidad muy diferente a la de los refugiados, destinatarios principales de la protesta de 2017 que llevaba por lema ¡°Volem acollir¡±, y son tambi¨¦n diferentes sus necesidades. Los menores migrantes que llegan sin referentes familiares necesitan un sistema de protecci¨®n m¨¢s complejo: acogida, trabajo psicol¨®gico, respuesta educativa y tutelaje hasta que sean mayores de edad. Para ello son necesarios centros de acogida que cumplan con las ratios, y recursos y educadores especializados. ¡°A¨²n as¨ª, refugiados y mena, todo se reduce a situaciones de injusticia global¡±, resume Ruben Wagensberg, impulsor de la campa?a ¡°Casa nostra, casa vostra¡± y diputado por ERC.

La llegada masiva de menores este a?o ha imposibilitado a la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), responsable por ley de la protecci¨®n de los menores en el territorio, poder llevar a cabo estas tareas con los est¨¢ndares de calidad esperados, tal y como ha denunciado el S¨ªndic de Greuges en su ¨²ltimo informe. Hasta mediados de septiembre hab¨ªan llegado a Catalu?a 2.156 adolescentes, m¨¢s que en todo el a?o anterior (unos 1.500). El colapso del sistema de protecci¨®n ha dejado las im¨¢genes de menores durmiendo en comisar¨ªas, albergues u hoteles a la espera de que se creasen nuevas plazas, lo que ha llevado a la Fiscal¨ªa a investigar a la Generalitat.

¡°El problema de la Administraci¨®n, a pesar de haber hecho grandes esfuerzos, ha sido verlo como una emergencia, ya que es obvio que si lo ves as¨ª vas a trabajar como en una emergencia, a pocas horas vista. Hay que entenderlo como una situaci¨®n estructural, para tener una maquinaria que te permita aguantar, y para trabajar las causas en origen¡±, abunda Wagensberg. En este sentido, considera que la Administraci¨®n se tendr¨ªa que haber preparado antes, y que la revisi¨®n del sistema la tiene que liderar el Departamento de Asuntos Sociales, pero se tienen que sumar todas las consejer¨ªas y extender el esfuerzo al Estado y Europa.

Ricard Zapata, profesor de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, considera prioritario el dirimir responsabilidades sobre los j¨®venes. La mayor parte de los adolescentes provienen de Marruecos y pasan por otras comunidades antes de llegar a Catalu?a. ¡°?Qu¨¦ ha pasado antes de que llegaran aqu¨ª? ?No se han detectado? ?Qui¨¦n se hace responsable de estos chicos? Todo gira alrededor de esta pregunta¡±, afirma Zapata. El Govern ha anunciado que trabajar¨¢n para retomar el programa Catalu?a-Magreb para trabajar en origen y en colaboraci¨®n con Marruecos, un programa suprimido en los recortes de 2011. ¡°Con todo, se ha avanzado mucho: este tema antes lo gestionaba Justicia, hasta que empez¨® a coordinarlo Asuntos Sociales. Se han hecho cosas bien, pero la emergencia est¨¢ haciendo aflorar los d¨¦ficits, en especial la colaboraci¨®n entre instituciones¡±, a?ade el profesor.

Las entidades privadas, que gestionan el 80% de los centros de acogida, tambi¨¦n recuerdan que este fen¨®meno migratorio no es nuevo, y que en cierta medida se podr¨ªa haber previsto. ¡°Lo que era imprevisible era este crecimiento exponencial¡±, explican en la Federaci¨®n de Entidades de Atenci¨®n y Educaci¨®n a la Infancia y la Adolescencia. El aumento de las llegadas s¨ª ha puesto en apuros los recursos disponibles. ¡°La Generalitat ha ido abriendo centros sobre la marcha, y en muchos casos el esfuerzo econ¨®mico lo han adelantado las propias entidades, ya que se dobla el servicio con pr¨¢cticamente los mismos recursos¡±, explica Laura Pinyol, portavoz de la Fedaia.