La esquina m¨¢s peligrosa del Raval
La confluencia de la calle Riera Baixa con Hospital concentra gran cantidad de actividades delincuenciales que los vecinos est¨¢n dispuestos a combatir
Tres minutos en la esquina de la calle Riera Baixa con Hospital del barrio barcelon¨¦s del Raval son suficientes. La inseguridad se apodera del forastero. Mil ojos de transe¨²ntes est¨¢ticos y cr¨®nicos en esa esquina se fijan en el ajeno, en sus bolsillos, bolsos y, sobre todo, m¨®viles. Sin saber muy bien por qu¨¦, de golpe, uno da el paso golpea a un turista se apodera de su billetera y comienza una carrera que se transforma en una pelea al m¨¢s estilo Far West. Vuelan pu?etazos, sillas y todo lo que hay por el medio. Hay gritos y los tortazos dejan sorda la calle. La esquina de Riera Baixa con Hospital es hoy uno de los puntos m¨¢s calientes e inseguros del coraz¨®n de la capital catalana pero sus vecinos, como si fuera el lejano oeste, no est¨¢n dispuestos a permitirlo.
Magal¨ª lleva a?o y medio viviendo en este punto de la ciudad. ¡°Al principio ya detect¨¦ que siempre hab¨ªa un grupo de personas que estaban a diario en la calle quietos. Vend¨ªan droga, documentos falsos, objetos robados¡ Siempre eran los mismos y los vecinos de alguna manera mir¨¢bamos hacia otro lado. En unos meses pasaron de ser cinco personas a 30. Plantados all¨ª las 24 horas del d¨ªa. No dejan dormir, se pelean, acosan a las mujeres¡±, denuncia.
El pasado agosto un vecino de Riera Baixa, Santi Gonz¨¢lez, abri¨® en un local a solo unos metros de su casa. Una tienda de ropa, Ara?a Raval, donde vende prendas de segunda mano y su propia colecci¨®n. Gonz¨¢lez ya conoc¨ªa la esquina en desgracia pero a pie de calle se dio cuenta de la magnitud de este punto caliente. Sabe que otros vecinos se han organizado en otras calles del barrio contra los narcopisos pero tiene claro que por un lado hay que poner freno a la situaci¨®n actual y por otro hay que tener extremo cuidado para que combatiendo a los delincuentes no estallara ¡°directamente el racismo y la xenof¨®bia¡±.
Los j¨®venes est¨¢ticos en la esquina no atienden f¨¢cilmente a las preguntas de periodistas y act¨²an a la defensiva mirando un paso m¨¢s all¨¢ a esa altura en la que cuelgan los bolsos y las carteras. La mayor¨ªa son de origen marroqu¨ª y argelino, aunque los vecinos no quieren ¡°racializar el conflicto¡±, muchos son los llamados Mena (menores extranjeros no acompa?ados) y no hay que ser demasiado fisg¨®n para observar como algunos esnifan algo de una bolsa cada tres minutos.
¡°Con este caldo de cultivo aqu¨ª encuentras todos los problemas del Raval. Drogas, peleas, machetes¡ se ponen delante de los coches y asaltan¡ despu¨¦s tienen algo as¨ª como comercios amigos donde siguen las actividades delictivas y este laberinto de calles con el que huyen r¨¢pidamente tras dar el palo¡±, Santi se refiere al entramado urbano que dibujan callejuelas como Picalquers, Malnom, d¡¯En Roig¡
Anna Estruch tambi¨¦n es vecina del punto conflictivo. Para Anna todo comenz¨® en 2017 con el fen¨®meno de los narcopisos: ¡°Apareci¨® algo que no hab¨ªamos visto hasta entonces: el turismo de la droga. Personas, sobre todo italianos, que ven¨ªan a consumir hero¨ªna¡±. Estruch asegura que la convivencia entre vecinos y delincuentes no era deseable pero si permisible ya que los malhechores respetaban al vecino. Para Estruch el cambio aparece con la llegada de decenas de Mena en este punto del Raval. ¡°A las 7 de la tarde empiezan a esnifar disolvente y entran en la din¨¢mica de los robos¡ miedo. Tengo muy claro que los que vend¨ªan antes peque?as cantidades de droga no han podido frenar esto porque realmente tanta inseguridad perjudica a esta actividad que necesita discreci¨®n¡±, ironiza.
Santi comenz¨® a hablar con los vecinos y convoc¨® una asamblea en la calle para intentar solucionar el problema. A la primera reuni¨®n acudieron 40. Los vecinos dieron un pu?etazo sobre la mesa y gritaron: ¡°?Basta ya!¡±.
Desde aquel d¨ªa ¡°plantan cara¡± a los j¨®venes est¨¢ticos. ¡°Al principio nos amenazaban de muerte, luego, al ver que ¨¦ramos muchos empezaron a dispersarse¡±, recuerda Magal¨ª. ¡°Siguen molestando. Ahora en lugar de ensuciar mi portal ensucian el del vecino. Ellos est¨¢n all¨ª d¨ªa y noche. Es su oficina. Aqu¨ª se toman el caf¨¦, se comen el bocata, se fuman el porro. Hab¨ªa uno que estaba sentado en una silla delante del portal de mi casa y una vez le vi intentando guardar la silla dentro. Le recrimin¨¦ y me dijo: ¡°Soy del barrio¡±¡±, aclara Magal¨ª. Desde el balc¨®n ha visto violentas agresiones a turistas simplemente para robarles el m¨®vil o la cartera. ¡°Estoy harta, no quiero ver como una persona se muere debajo de mi casa¡±, a?ade. ¡°Adem¨¢s tienen un comportamiento acosador y machista con cualquier mujer que pase. A una ni?a el otro d¨ªa le tocaron el culo y me confes¨® que no les dijo nada porque ten¨ªa miedo de que le sacaran una navaja¡±, lamenta.
En la esquina los robos se cuentan por docenas a diario. ¡°Sabemos que la opci¨®n policial no es la soluci¨®n pero ahora necesitamos frenar de alguna manera esto para empezar a crear¡±, admite Santi. Pidieron polic¨ªa al Ayuntamiento pero, sobre todo, decidieron ocupar la v¨ªa p¨²blica y quit¨¢rsela a los malhechores. ¡°Los comercios empezamos a hacer mercadillos en la calle los s¨¢bados. Si estamos nosotros no est¨¢n ellos. Hemos hecho paellas y barbacoas sin pedir permiso y encima la recaudaci¨®n se la hemos entregado a un par de familias de la calle con problemas¡±, admite. El pasado s¨¢bado mientras estaban comiendo paella vieron como acuchillaban a un joven "a s¨®lo dos metros"?
Las acciones de la Guardia Urbana se incrementaron y comenzaron los operativos en los que se cortaba la calle y se identificaba a todo aquel que merodeara por all¨ª. La densidad de delincuentes baj¨® pero sigue siendo, seg¨²n fuentes policiales, ¡°brutal¡±. La concejal de distrito, Gala Pin, se reuni¨® con los vecinos y pronto asumi¨® peque?os compromisos como eliminar un parking de bicicletas que serv¨ªa de punto de reuni¨®n de los peque?os malhechores. ¡°No puedo comprometerme a tener 24 horas dos agentes en el punto en cuesti¨®n pero s¨ª que interesa identificar a todo aquel sospechoso de la zona. As¨ª, los agentes han podido detectar personas con ¨®rdenes de detenci¨®n. Intentamos que haya mucha presencia policial pero los urbanos tienen que ir articul¨¢ndose con otros problemas del distrito. Tambi¨¦n intentamos que los Mossos nos ayuden¡±, asegura Pin. La concejal ya ha adquirido compromisos en la mejora de la iluminaci¨®n, la limpieza¡ y aplaude las din¨¢micas vecinales de recuperaci¨®n de la v¨ªa p¨²blica. ¡°Cuando baje un poco la densidad (se refiere al n¨²mero de malhechores) de la zona con la presencia policial cambiaremos nuestra forma de trabajar para averiguar si entre estas personas adem¨¢s de perfiles delincuenciales hay gente que est¨¢ precaria y podemos destinar otros recursos que no sean solo la intervenci¨®n policial¡±.
La esquina de Riera Baixa y Hospital segu¨ªa ayer ¡°densa¡±. Cerca de una veintena de j¨®venes estaban de pie en silencio a ¨²ltima hora de la tarde. Expectantes de lo que pasaba. Ninguno quiso hablar con un extra?o que preguntaba. Los vecinos amenazan con bajar a la calle el pr¨®ximo viernes e instalarse "indefinidamente" para que no lo hagan los delincuentes.?
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.