Conocer las t¨¦cnicas de los violadores para aprender a escapar de ellos
Cientos de mujeres van a clases de autodefensa femenina del Ayuntamiento de Madrid sobre t¨¢cticas de seguridad personal
De noche y solas, las mujeres tienen miedo en la calle y desarrollan sus propios mecanismos de defensa. Hablar por tel¨¦fono es muy habitual, para que un hipot¨¦tico agresor piense que alguien te puede auxiliar y sentirte menos sola. Es, sin embargo, un gran error. La atenci¨®n disminuye y llegado el caso, ¡°nadie va a salir del m¨®vil a ayudarte¡±, como explica con gracia Israel B¨¢rcenas en una de las jornadas de autodefensa femenina que ofrece gratis el Ayuntamiento en todos los distritos. De estos cursos de cuatro horas en los que est¨¢n participando cientos de mujeres una no sale convertida en Uma Thurman en Kill Bill, pero se aprenden estrategias como utilizar un m¨®vil para zafarse de un ataque. Y que gritar ¡°?fuego!¡± moviliza m¨¢s ayuda que ¡°?socorro!¡±.
El monitor arranca la clase para 15 mujeres de edades muy distintas descubriendo detalles sobre la psicolog¨ªa del t¨ªpico agresor sexual desconocido que ataca en la calle. Todas comparten el temor a un fantasma muy real que les ha perseguido de siempre pero casi ninguna conoc¨ªa las claves que despliega el profesor, seg¨²n dice, extra¨ªdas de estudios en prisiones. ¡°?En qu¨¦ se fija para buscar una v¨ªctima? En poder dominarla y someterla. Que sea rubia, morena, joven o mayor le da igual¡±. Las m¨¢s mayores, que pensaban que ya no eran objetivo de violadores, fruncen el ce?o. Para alivio de Mar¨ªa Carmen Jim¨¦nez, de 59 a?os, que desde que se mueve con bast¨®n se siente m¨¢s vulnerable, un posible asaltante ver¨¢ su b¨¢culo como un arma en potencia.
¡°Da pena que tengamos que ser nosotras quienes tengamos que aprender a defendernos y no se invierta m¨¢s en educaci¨®n en ellos contra las violaciones¡±, opina Carlota Ortega, de 24 a?os, en un descanso entre llave y llave. Pero mientras esa balanza injusta se invierte, siente que el curso le aporta algo de seguridad y control.
Las zonas poco transitadas y oscuras son las m¨¢s peligrosas. Est¨¢ el factor de que es m¨¢s dif¨ªcil que nadie te preste ayuda, pero tambi¨¦n, que el agresor tiene miedo a poder ser reconocido. En un aparcamiento vac¨ªo, en un and¨¦n de metro a ¨²ltima hora, B¨¢rcenas recomienda mirar a un desconocido a la cara, saludarle o preguntarle la hora. Evidentemente no tiene por qu¨¦ ser un violador, pero si lo fuese, ¡°que no vea miedo y que sepa que le reconocer¨ªas¡±, recomienda. ¡°Se lo pones m¨¢s complicado, pero no es la panacea¡±, reconoce. Cuando la cosa ya se pone fea y no tienes escapatoria, ni una alarma de bolsillo ni un espray de autodefensa, ¡°hay que hacerle creer que lleva el control, que se envalentone y en un momento dado, se relaje¡±. Se trata de intentar tener ventaja. ¡°Es un teatro que cuesta much¨ªsimo¡±, admite el profesor de la Federaci¨®n madrile?a de Luchas Asociadas, que organiza estos cursos con la direcci¨®n general de Deportes del Ayuntamiento.
Aprender t¨¦cnicas de autodefensa ¡°es de lo m¨¢s ¨²til que se pueda ense?ar a las chicas¡±, opina Paula Pa?os, psic¨®loga de 23 a?os. ¡°A las ni?as nos han ense?ado siempre a callar, a ser buenas, y en estas situaciones es contraproducente¡±, a?ade. Su hermana Ana, de 34, ilustra hasta qu¨¦ punto cala ese mensaje de ¡°t¨² no hagas nada, que no sabes c¨®mo puede reaccionar y qu¨¦ m¨¢s te puede pasar a ti¡±. Cuando el profesor habla de los espr¨¢is, ella, que es pacifista, pregunta si est¨¢ justificado usarlo, por el da?o que pueden causar. Si eres mayor de 18 y necesitas defenderte, y adem¨¢s est¨¢s en una situaci¨®n de inferioridad f¨ªsica, sin duda es autodefensa, replica el profesor.
Agresiones cotidianas
Entre las alumnas, el porcentaje de mujeres que ha vivido agresiones o acoso sexual de alg¨²n tipo es alto, como en la vida misma. Una de cada tres mujeres europeas ha sufrido violencia desde los 15 a?os, seg¨²n una macroencuesta de la Agencia Europea de Derechos Humanos y un tercio de las espa?olas se ha sentido acosada sexualmente (32%) al menos una vez. A Eva, de 48 a?os, hace muchos a?os un hombre le dio un beso en el almac¨¦n donde trabajaba. ¡°Fue el ¨²nico pu?etazo que he dado en mi vida¡±. A Antonia Barrero, de 67, un d¨ªa le dieron un toallazo por la calle. ¡°No supe reaccionar¡±, dice, a pesar de que sab¨ªa taekwondo. Mar¨ªa Carmen Jim¨¦nez alguna vez ha tenido que salir corriendo en la tienda en la que trabaja y no se le olvida el pantal¨®n azul marino y la camisa transparente que llevaba puesto el exhibicionista que se encontr¨® en las escaleras de su casa con 10 a?os. ¡°El instinto de supervivencia te ayuda¡±, cree ella.
Depende. Amalia (nombre ficticio), de 54 a?os, tiene ¡°un psic¨®pata en la espalda¡±: su ex. Ella aprendi¨® krav maga, unas t¨¦cnicas de ataque militar israel¨ª, y aikido, el arte marcial japon¨¦s. ¡°Pero cuando me enfrento al maltratador, me hago pis¡±. La teor¨ªa se la sabe, dice, pero se ve ¡°incapacitada para ponerla en pr¨¢ctica¡±. ¡°No somos capaces de sacarles los ojos, no nos han educado para eso¡±. En el curso de este mi¨¦rcoles ha aprendido nuevas t¨¦cnicas de golpeo, agarres y sobre todo, escapes, pero para ella es fundamental trabajar la parte psicol¨®gica, que se trabaja m¨¢s en los seminarios de cuatro d¨ªas que tambi¨¦n ofrece el Ayuntamiento.
Las cuatro horas de curso en el polideportivo del distrito de Retiro se pasan volando. Una joven en¨¦rgica, de 28 a?os, se parte con la compa?era endeble y desgarbada que le ha tocado y se asegura de que termine dominando la t¨¦cnica, embistiendo hasta 10 veces si hace falta. Jos¨¦ Eulogio Arroyo, tambi¨¦n profesor, vigila que con tanto ¨ªmpetu no haya lesiones. Lo que hay son muchas risas pero muy pocas certezas de que, llegado el momento, una se atreva a pasar a la acci¨®n. Hace falta adem¨¢s mucha pr¨¢ctica para automatizar las llaves.
¡°Con unas nociones sales, pero con un t¨ªo delante, no s¨¦ si me sentir¨ªa con la fuerza y la capacidad¡±, reconoce Paula Pa?os. Ortega saca a la psic¨®loga que ambas llevan dentro y opina que el curso te da ¡°una caja de herramientas¡± para prevenir y aprender a salir de situaciones de riesgo. ¡°Es importante reflexionarlo en un espacio como este; si no lo has pensado o hablado en alg¨²n momento, es m¨¢s dif¨ªcil reaccionar. Si eres capaz de racionalizar, te sientes m¨¢s segura para hacerlo¡±, explican juntas. Para Ortega, la jornada ha sido ¡°una forma de empoderamiento, de sentir t¨² que tambi¨¦n puedes tener el control¡±.
¡°Salir de la situaci¨®n y huir¡±
"Lo que ense?amos son t¨¦cnicas sencillas; no se trata de entrar en conflicto y en combate, sino de salir de la situaci¨®n de peligro y huir", explica Arroyo. Nieves Romero, coordinadora del programa en el Ayuntamiento, insiste en la misma idea. Lo que buscan, dice, es que las mujeres aprendan a zafarse y prevenir. "Y aumentar la autoestima de las mujeres, que no tengan miedo", a?ade. Seg¨²n las encuestas que hacen tras los cursos, el 88,12% de las participantes sale pensando que ha mejorado su nivel de seguridad.
Este es el segundo ciclo de jornadas y seminarios que organizan. Los cursos de un d¨ªa ense?an nociones b¨¢sicas y los de cuatro, de cuatro horas diarias, profundizan en todos los aspectos. En la primera ronda, participaron m¨¢s de 1.700 mujeres. En esta, que contin¨²a hasta diciembre, esperan el mismo ¨¦xito, y ya est¨¢n trabajando en la tercera ronda, que se celebrar¨¢ en los 21 distritos en marzo de 2019.
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