?Qui¨¦n lanz¨® las bombas de Mussolini sobre Barcelona?
Los obst¨¢culos de Italia para identificar a los autores de los bombardeos de la Guerra Civil, que dejaron en Catalu?a 4.700 muertos, llevan la causa judicial al archivo
Como en un parte de guerra, el secretario judicial da cuenta de los ¨²ltimos avances. Son escasos. El tono de su escrito, casi un desahogo personal, es apesadumbrado. Han pasado m¨¢s de 14 meses y no hay noticias de Roma. ¡°La actitud italiana es bastante triste, trat¨¢ndose de pa¨ªses amigos¡±. Arturo Saforcada recuerda que Espa?a atiende sin pesta?ear las comisiones rogatorias de Italia sobre crimen organizado. Y lamenta que la escasa ayuda ¡°impide avanzar¡± en la investigaci¨®n abierta para hallar a los responsables de los bombardeos indiscriminados contra poblaci¨®n civil que la Aviazione Legionaria de Benito Mussolini lanz¨® sobre Barcelona entre 1937 y 1939.
¡°La actitud italiana es bastante triste, trat¨¢ndose de pa¨ªses amigos¡±, lamenta el secretario judicial
Italia torpedea una causa judicial que dura ya m¨¢s que la contienda que la suscit¨®: cinco a?os y medio desde que se admiti¨® la querella de la asociaci¨®n Altraitalia por delitos de lesa humanidad y cr¨ªmenes de guerra contra 21 oficiales de la aviaci¨®n asentada en Baleares durante la Guerra Civil al mando del general Vincenzo Velardi. En diciembre vence una nueva pr¨®rroga. La juez de Barcelona tendr¨¢ que decidir si la ampl¨ªa, mientras la posibilidad de hallar a supervivientes se aleja. ¡°Eso es lo que buscan: no contestan hasta que todos est¨¦n muertos¡±, afirma el abogado de Altraitalia, Newton Bozzi.
Bozzi logr¨® dar con dos v¨ªctimas de los bombardeos. Anna Raya fue herida en la cabeza el 1 de octubre del 1937, en la primera incursi¨®n de la Aviazione, que lleg¨® a reunir a 6.000 combatientes. ¡°Ten¨ªa ocho a?os. Estaba en el colegio del barrio de la Barceloneta. Una bomba cay¨® sobre el colegio. Los aviones nos ametrallaron¡±. Con su relato, Bozzi se present¨® en 2011 en la Audiencia Nacional, que rechaz¨® investigar por falta de competencia y traslad¨® el caso a un juzgado de Barcelona, que lo archiv¨® de plano. Hasta que la Audiencia de Barcelona oblig¨® a indagar ¡°una de las p¨¢ginas m¨¢s negras de nuestra historia¡±.
La primera petici¨®n de auxilio judicial sali¨® rumbo a la Corte de Apelaci¨®n de Roma en marzo de 2013. La juez pidi¨® al Ministerio de Defensa que escarbase en su archivo central para averiguar la identidad de ¡°todos los militares y civiles¡± que participaron en los bombardeos, que dejaron en Catalu?a m¨¢s de 4.700 muertos; solo en Barcelona, seg¨²n los historiadores, cayeron m¨¢s de un mill¨®n de kilos de bombas y m¨¢s de 1.800 edificios fueron destruidos. La juez exigi¨® saber si segu¨ªan vivos y, en tal caso, que se les tomase declaraci¨®n como investigados.
El secretario Saforcada empieza a inquietarse. Es septiembre y la informaci¨®n no llega. Mueve hilos. Contacta con el magistrado de enlace espa?ol en Roma, a quien los italianos trasladan que ¡°la informaci¨®n no es f¨¢cil de obtener¡±, aunque ¡°est¨¢n en ello¡±. La respuesta llega al fin, pero incompleta. El Ministerio de Defensa dice que solo ha podido identificar a cuatro aviadores del cuerpo expedicionario ¡ªalega que no consta nombre ni fecha de nacimiento del resto¡ª y augura que ¡°con toda probabilidad estar¨¢n muertos¡±. Son los oficiales Luise Guglielmo, Riccardo Emo Seidil, Paolo Moci y Gennaro Giordani, nacidos entre 1899 y 1911.
El magistrado que debe responder la petici¨®n de la justicia espa?ola fue senador de Alianza Nacional
Italia consult¨® la direcci¨®n de personal, pero no rebusc¨® en sus archivos ¡ªcomo hab¨ªa solicitado la juez¡ª ni hizo ¡°verdaderas diligencias de investigaci¨®n¡±, lamenta Saforcada. El juzgado env¨ªa una segunda comisi¨®n rogatoria, a modo de recordatorio. Descontento ante la ¡°muy negativa actitud de la justicia italiana¡±, el secretario escribe al Ministerio de Justicia para que haga ¡°gestiones bilaterales¡± y contacta con Eurojust. La magistrada Mar¨ªa Poza le comunica que ¡°se ha suspendido¡± la tramitaci¨®n porque el Ministerio de Justicia italiano debe ¡°aclarar determinadas cuestiones¡±. En otro correo, a?ade que son ¡°¨®rdenes del presidente del tribunal de apelaci¨®n de Roma¡±.
Bozzi, el abogado, recuerda que el responsable de la secci¨®n cuarta, penal ¡ªque se encarga de tramitar las comisiones rogatorias¡ª es Alfredo Mantovano. Y que Mantovano fue senador por el partido posfascista Alianza Nacional. Ese contexto ayuda a entender, asegura, por qu¨¦ una Italia a¨²n inc¨®moda con su pasado bloquea la investigaci¨®n. Bozzi cita otro ejemplo que, adem¨¢s, cay¨® de pleno en la investigaci¨®n: el homenaje de las autoridades italianas a un piloto que combati¨® en Espa?a, Luigi Gnecchi.
En abril de 2014, Gnecchi cumpli¨® 100 a?os. La entonces ministra de Defensa, Roberta Pinotti, felicit¨® al ¡°condecorado aviador¡± y alab¨® su ¡°envidiable energ¨ªa¡±. El jefe del Estado Mayor de la Aeron¨¢utica Militar, Pascual Preziosa, destac¨® ¡°la pasi¨®n, el coraje y la competencia¡± de Gnecchi. Las acusaciones pusieron el grito en el cielo y escribieron a la juez, que envi¨® una nueva petici¨®n de auxilio para saber si hab¨ªa participado en los ataques.
Italia contest¨®, al fin, casi un a?o despu¨¦s. Tras alegar que la investigaci¨®n de unos ¡°hechos tr¨¢gicos de hace 80 a?os¡± resulta dif¨ªcil y que los archivos de la ¨¦poca est¨¢n en papel, Defensa se?ala que ha hallado a ¡°un ¨²nico sujeto identificado con seguridad como posible part¨ªcipe de aquellos hechos b¨¦licos¡±. Curiosamente, ¨¦se no es otro que Gnecchi, que hab¨ªa aparecido en los medios de comunicaci¨®n por el pol¨¦mico homenaje. Los m¨¦dicos examinaron su estado de salud y los Carabinieri le interrogaron en Lecco (Lombard¨ªa). El aviador admiti¨® que fue enviado a Espa?a en 1937 y que form¨® parte de una patrulla de ¡°reconocimiento del territorio¡±, pero afirm¨® que nunca particip¨® en los bombardeos de Barcelona y que ni siquiera sobrevol¨® la ciudad. Tras la Segunda Guerra Mundial, a?adi¨®, le licenciaron y se dedic¨® a ejercer de perito industrial.
Gnecchi, el ¨²nico aviador citado a declarar, neg¨® haber participado en los bombardeos. Muri¨® en 2016
Agotada la v¨ªa Gnecchi ¡ªque muri¨® en 2016¡ª y a la espera de novedades italianas, las acusaciones pidieron acudir a los archivos militares espa?oles. Solo uno dio resultado. Un coronel del Ej¨¦rcito del Aire afirma que en su archivo hay un listado con los integrantes de la Aviazione Legionaria, aunque no se detalla qui¨¦n pudo participar en los bombardeos de Barcelona. Esa informaci¨®n, advierte, podr¨ªa estar en los ¡°diarios de operaciones¡± del contingente de la aviaci¨®n, ubicado en el edificio hist¨®rico de Aeron¨¢utica Militar, en Roma.
Como la monta?a no iba a Mahoma, hasta all¨ª se desplaz¨®, por encargo del Ayuntamiento de Barcelona ¡ªque tambi¨¦n ejerce la acusaci¨®n en la causa¡ª?un historiador. Prefiere no revelar su nombre, pero ha elaborado un voluminoso estudio sobre la operaci¨®n militar Espa?a, aportado al juez, que detalla c¨®mo la Aviazione estaba a las ¨®rdenes directas de Mussolini. El dictador envi¨® en 1937 un telegrama en el que avisaba de que la escuadra deb¨ªa ¡°aterrorizar la retaguardia roja y especialmente los centros urbanos¡±, adem¨¢s de destruir el tejido industrial y las v¨ªas de comunicaci¨®n.
Adem¨¢s del 1 de octubre de 1937 ¡ªcuando fue herida Anna Vinyals¡ª Barcelona sufri¨® bombardeos especialmente virulentos en 1938, ya como capital de la Segunda Rep¨²blica y cada vez m¨¢s cercana a los escenarios b¨¦licos. Una bomba mat¨® a m¨¢s de 40 ni?os que se hab¨ªan intentado proteger en el refugio bajo la iglesia Sant Felip Neri. Entre el 16 y el 18 de marzo se produjeron las acciones m¨¢s devastadoras: durante 41 horas hubo 21 incursiones en las que se arrojaron 44 toneladas de bombas para aterrorizar a la poblaci¨®n. El historiador admite que es dif¨ªcil dar con los autores porque a menudo no se escrib¨ªan los diarios de operaciones. A los militares destinados en la Guerra Civil espa?ola, adem¨¢s, se les daba ¡°identidades falsas¡±: se manten¨ªa el nombre, pero se cambiaba el apellido. Aun as¨ª, a partir de los registros de vuelo y cotejando datos, el historiador ha ofrecido un listado de oficiales que participaron en el bombardeo naval desde el buque de guerra Savoia. Ya en 2016, la juez pidi¨® a Italia que certifique si esas personas siguen vivas.
El tiempo pasa y el secretario sigue a lo suyo. Nadie dijo que fuera f¨¢cil, pero la actitud italiana le irrita. Los escritos se espacian en el tiempo. A finales de 2017 logra enviar una carta a Alfredo Mantovano: ¡°Estamos seriamente preocupados por la falta de progresos. Es preciso seguir adelante por el gran n¨²mero de v¨ªctimas¡±, escribe Saforcada, que invita al juez a superar ¡°cualquier resistencia o reticencia¡± del Ministerio de Defensa. No recibe respuesta, pero vuelve a la carga con el nuevo magistrado de enlace espa?ol en Italia. ?ste logra hablar con Mantovano, que le traslada malas noticias. ¡°[Mantovano] resalta la dificultad de hacer la b¨²sqeuda en los archivos de Defensa por antig¨¹edad y escasez de los datos, o el hecho de que fueran tropas voluntarias y no regulares¡±. Mantovano, adem¨¢s, explicita al intermediario que la ley italiana rechaza extradiciones por salud o edad si pueden poner en riesgo al investigado. La ¨²ltima comunicaci¨®n del juez de enlace al secretario es del pasado junio. ¡°Ayer habl¨¦ con Mantovano y le volv¨ª a insistir (¡) Quedamos en que iba a agilizar la tramitaci¨®n. En cuanto tenga nuevas noticias te informar¨¦¡±.
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