La regi¨®n suma 455 entidades dedicadas a la econom¨ªa alternativa
Un estudio desarrollado por los ge¨®grafos Ricardo M¨¦ndez y Obdulia Monteser¨ªn identifica la red econ¨®mica alternativa de la comunidad; 285 se localizan en la capital
Fuera de la econom¨ªa convencional hay vida. Al menos en Madrid, donde un estudio reciente desarrollado por dos ge¨®grafos, Ricardo M¨¦ndez y Obdulia Monteser¨ªn, identifica la existencia de 455 entidades y pr¨¢cticas alternativas en la regi¨®n de Madrid, de las que 285 se localizan dentro de la capital. Aquello que pareci¨®, en su momento, una consecuencia de la movilizaci¨®n del 15-M (2011) o una v¨ªa para resistir a la crisis, promovida por colectivos ciudadanos, se ha ido consolidando. Existe una red alimentaria con 303 iniciativas. No hay, por el momento, una cifra sobre su impacto econ¨®mico.
A un ciudadano medio, ciertas pr¨¢cticas econ¨®micas le pueden parecer ex¨®ticas, demasiado alternativas o casi marginales: empresas de inserci¨®n, bancos de tiempo, redes de trueque, grupos de aprendizaje, cooperativas locales de cr¨¦dito, monedas locales o sociales, actividades todas ellas poco conocidas salvo para quienes tienen un grado de concienciaci¨®n mayor.
No sucede lo mismo con todo aquello que rodea el consumo y, fundamentalmente, la alimentaci¨®n, donde ya existe una conciencia sobre lo ecol¨®gico o lo saludable: huertos urbanos, bancos de semillas, cooperativas de distribuci¨®n y grupos de consumo agroecol¨®gico, productores agroalimentarios, redes de consumo autogestionado... La experiencia que se est¨¢ desarrollando en Madrid es una prueba de ello, puesto que es en este sector donde se han registrado mayor n¨²mero de actividades y de casos de ¨¦xito, hasta el punto de configurar lo que podr¨ªan denominarse redes alimentarias alternativas, que alcanzan dos tercios de todas las actividades identificadas por estos ge¨®grafos.
La investigaci¨®n de M¨¦ndez (profesor honor¨ªfico de la Universidad Complutense) y Monteser¨ªn (profesora de la Jaume I y la Antonio de Nebrija) formar¨¢ parte del libro Espacios y pr¨¢cticas econ¨®micas alternativas en las ciudades espa?olas, coordinado por el profesor Jos¨¦ Luis S¨¢nchez, de la Universidad de Salamanca, que se publicar¨¢ en 2019. Siendo un tipo de investigaci¨®n en el que existen todav¨ªa muy pocas estad¨ªsticas, los investigadores identifican actividades alternativas en Madrid a trav¨¦s de webs institucionales y otras gestionadas por diferentes colectivos para luego complementarlas con informaci¨®n directa obtenida de los propios actores a trav¨¦s de entrevistas y encuestas presenciales.
Los primeros grupos de consumo aparecieron en Madrid hacia 1997, cuando se estableci¨® el movimiento Autogestionados de Konsumo (GAKs), que lleg¨® a contar con ocho grupos, con el ¡°objetivo de recuperar una agricultura campesina sostenible en el entorno metropolitano¡±, se?alan M¨¦ndez y Monteseir¨ªn. A los GAKs se sum¨® en 2000 el movimiento Bajo el Asfalto est¨¢ la Huerta (BAH), que dio origen a otros diez grupos. Estas fueron las ra¨ªces. Fue a partir del 15-M cuando se advirti¨® una eclosi¨®n (sobre todo en forma de huertos urbanos y redes de consumo) y despert¨® la curiosidad de los ge¨®grafos. En una recapitulaci¨®n efectuada durante 2018, advirtieron que no solo no desaparecieron una vez transcurridos los peores momentos de la crisis sino que siguieron aumentando. As¨ª lleg¨® la cifra de 455 actividades, 285 de ellas identificadas en la propia capital, en el entorno m¨¢s urbano.
?Estamos ante una experiencia que puede tener un impacto econ¨®mico en el funcionamiento interno de una ciudad de trayectoria neoliberal como Madrid? Los expertos se?alan algunas debilidades. Por un lado, entienden que ¡°los recursos econ¨®micos y humanos son escasos, lo que plantea riesgos para la supervivencia a largo plazo de las iniciativas cuando las redes no alcanzan un tama?o suficiente¡±. Por otro, apuntan que ¡°surgen cr¨ªticas sobre la calidad del empleo generado, m¨¢s all¨¢ del trabajo voluntario¡±. Y, finalmente, est¨¢ por ver su capacidad de gesti¨®n para evitar caer en la ¡°reproducci¨®n de estrategias competitivas convencionales¡±.
Todas estas actividades nacieron al margen de las instituciones p¨²blicas como una nueva forma de activismo urbano y algunos de sus actores son refractarios a cualquier forma de dependencia de dichas instituciones. Si bien el gobierno auton¨®mico, de tendencia conservadora, no las ha prestado atenci¨®n, la irrupci¨®n de los denominados ayuntamientos del cambio tras las elecciones de 2015 ha tra¨ªdo un nuevo contexto y la aprobaci¨®n de programas que estimulen este tipo de econom¨ªa, como es el proyecto MARES, del Ayuntamiento de Madrid.
En todo caso, los autores del estudio califican estas actividades como ¡°una realidad emergente que comienza a adquirir una dimensi¨®n significativa, m¨¢s por su n¨²mero que por su tama?o o su peso econ¨®mico¡±. Son un ¡°vivero de experimentaci¨®n e innovaci¨®n social¡±. En Madrid se identifican ya redes de mayor tama?o (Vivero de Iniciativas Ciudadanas, la Asociaci¨®n Para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo, la Red de Econom¨ªa Social y Solidaria, Madrid Agroecol¨®gico o el Mercado Social), de tal manera que los expertos se preguntan si despertar¨¢n la presi¨®n de grupos econ¨®micos o de los comercios tradicionales, que pueden comenzar a ver estas actividades como una competencia.
Centro, el distrito m¨¢s concienciado
La capital concentra el 62,6% de las actividades alternativas, dado que el resto se reparte entre 20 municipios de la regi¨®n. Pero, si en todos los distritos de Madrid los investigadores encuentran casos, es en la llamada almendra central (el interior de la M-30) donde se concentran casi la mitad, 141. Y dentro de la almendra es el distrito centro el predominante (79).
Es en el centro donde hay m¨¢s variedad de propuestas como cooperativas de trabajo asociadas (9), practicas de crowdfunding (9), bancos de tiempo (4), laboratorios culturales (3), monedas sociales o mercados de reciclaje (2). Los autores del estudio califican a este distrito como el m¨¢s alternativo, ¡°con focos de concentraci¨®n¡± en barrios concretos como Lavapi¨¦s, Malasa?a, Embajadores o Justicia.
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