El miedo de los que tienen algo que perder
El triunfo de Bolsonaro nos alerta del cambio de paradigma en las formas en las que se expresa la pol¨ªtica
Como ya sucedi¨® con la elecci¨®n de Donald Trump como presidente de EEUU, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil nos confronta de nuevo con la necesidad de explicar c¨®mo es posible que un candidato tan outsider y con un discurso tan radical y retr¨®grado haya podido conquistar la confianza de 55 millones de electores. La forma en que se ha desarrollado la campa?a electoral sigue la estela del cambio de paradigma que ya supuso la elecci¨®n de Donald Trump como presidente de EEUU, pero con nuevos y m¨¢s inquietantes ingredientes.
Una parte de la victoria de Bolsonaro puede explicarse por la decepci¨®n de unos cuantos millones de electores con la deriva ¨²ltima del Partido de los Trabajadores. Tras un primer impulso transformador que sac¨® de la pobreza a 30 millones de brasile?os y moderniz¨® las estructuras del pa¨ªs, la credibilidad del partido se empantan¨® con la crisis y acab¨® de hundirse con la corrupci¨®n. A pesar de ello, su candidato, Fernando Haddad, ha cosechado 45 millones de votos, que no son pocos.
Lo relevante, sin embargo, es la forma en que se ha distribuido el voto. Como muestra el an¨¢lisis de Kiko Llanera en este diario, Bolsorano ha ganado en el 94% de los municipios con rentas medias y altas (superiores a 350 reales al mes de media) y Haddad ha ganado en el 90% de los municipios con rentas bajas (inferiores a 200 reales al mes). No podemos decir, por tanto, como tampoco se puede decir de Trump, que Bolsonaro ha ganado gracias al voto de los pobres y los perdedores de la crisis. Los pobres y los negros han votado mayoritariamente por Haddad. La cuesti¨®n es: ?por qu¨¦ los mejor situados han dado el triunfo a un salvapatrias sin ninguna experiencia de gesti¨®n p¨²blica y sin una organizaci¨®n s¨®lida detr¨¢s, que promete milagros con recetas simplistas?
La globalizaci¨®n y la evoluci¨®n de la econom¨ªa est¨¢n cambiando el estado de ¨¢nimo de las clases medias y acomodadas. La recesi¨®n acent¨²a la divergencia entre unas minor¨ªas que cada vez acumulan m¨¢s riqueza y poder, y amplias mayor¨ªas que viven con incertidumbre los cambios sociales y tecnol¨®gicos
La globalizaci¨®n y la evoluci¨®n de la econom¨ªa est¨¢n cambiando el estado de ¨¢nimo de las clases medias y acomodadas. La recesi¨®n ha acentuado la divergencia entre unas minor¨ªas que cada vez acumulan m¨¢s riqueza y poder, y amplias mayor¨ªas que viven con incertidumbre los cambios sociales y tecnol¨®gicos. La globalizaci¨®n sin reglas no solo est¨¢ dejando sin horizonte y sin esperanza a los perdedores de la crisis. El miedo al futuro y la incertidumbre por el presente ha prendido tambi¨¦n en las clases medias, que transforman su miedo en rabia y la canalizan en forma de rechazo hacia un sistema pol¨ªtico que no es capaz de garantizarles seguridad.
Ahora saben que una nueva recesi¨®n puede golpear a cualquiera; que tener una carrera universitaria, una peque?a empresa de ¨¦xito o un empleo cualificado no son ya salvoconductos con los que atravesar a salvo las turbulencias de una econom¨ªa que la pol¨ªtica ya no controla. Es un miedo transversal, sinuoso y punzante, que nace m¨¢s del conocimiento que de la ignorancia y que se expresa en la angustica que sienten muchos padres por el futuro de sus hijos pues saben que la inseguridad cr¨®nica es el signo de los nuevos tiempos. Como dice la fil¨®sofa Marina Garc¨¦s, el saber y el poder se han desacoplado. Sabemos mucho, de hecho nunca hab¨ªamos tenido tanto conocimiento como ahora y tan poco poder de decisi¨®n. Eso genera sentimientos de impotencia y frustraci¨®n de manera que para muchos ya no se trata de votar a favor de algo sino en contra de lo que hay.
Ah¨ª entra en juego otro elemento clave del triunfo de Bolsorano: la mutaci¨®n que ha sufrido la pol¨ªtica con la emergencia de las nuevas tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n. Hasta hace poco, el sistema pol¨ªtico actuaba a trav¨¦s de mecanismos de intermediaci¨®n -los partidos, los sindicatos, el periodismo- que canalizaban el di¨¢logo y transformaban la voluntad de la ciudadan¨ªa en representaci¨®n pol¨ªtica. Tanto Trump como Bolsonaro han centrado su estrategia en atacar las formas tradicionales de intermediaci¨®n y lo que les ha hecho cre¨ªbles como l¨ªderes rompedores y antisistema es su voluntad expl¨ªcita de prescindir de ellas. Prefieren relacionarse directamente con sus partidarios y electores, algo que ahora pueden hacer gracias a las nuevas tecnolog¨ªas.
No es casualidad que Bolsonaro hiciera su primer discurso como presidente de Brasil desde su casa y a trav¨¦s de Facebook. El l¨ªder, comunic¨¢ndose con sus electores sin intermediarios, a trav¨¦s de mecanismos que premian la simplicidad, favorecen la polarizaci¨®n y hacen que el debate p¨²blico bascule hacia las emociones y los sentimientos m¨¢s primarios. Sus ataques a la prensa auguran una mala relaci¨®n con el periodismo. Son ataques preventivos, como los de Trump, y lo ¨²nico que pretenden es desacreditar a los medios como intermediarios en el debate p¨²blico y neutralizar as¨ª cualquier cr¨ªtica racional y articulada a sus decisiones.
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