La nueva econom¨ªa digital
Las ciudades han de defenderse del modelo extractivo de derechos, riqueza y datos que representan Uber o Airbnb
Las ciudades son organismos vivos en constante transformaci¨®n. Barcelona ha vivido en las ¨²ltimas d¨¦cadas, como otras muchas ciudades de ¨¦xito, una transformaci¨®n urbana espectacular. Los cambios urban¨ªsticos, culturales y sociales han renovado el tejido de la ciudad, pero esa gran transformaci¨®n palidece ante la envergadura de la que est¨¢ por venir con la revoluci¨®n digital. Como hemos visto esta semana en el Smart City Expo World Congres, la inteligencia artificial, la rob¨®tica y las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n van a incidir de forma radical en el ecosistema urbano. Un ejemplo: la generalizaci¨®n del e-comercio a trav¨¦s de Internet ser¨¢ incompatible con el actual modelo de reparto de mercanc¨ªas. Las calles no soportar¨¢n semejante volumen de reparto individualizado a domicilio. Se est¨¢n desarrollando ya soluciones tecnol¨®gicas para una movilidad inteligente, compartida y ecol¨®gica, pero habr¨¢ que organizarla teniendo en cuenta que la b¨²squeda de una alternativa debe servir adem¨¢s para solucionar otro de los grandes problemas urbanos, la contaminaci¨®n ambiental, que en el caso de Barcelona ha provocado en los ¨²ltimos a?os un promedio de 424 muertes prematuras solo por las part¨ªculas finas que emiten los coches, a las que hay que a?adir un n¨²mero no determinado por los efectos del di¨®xido de carbono (NO2).
La nueva econom¨ªa digital nos coloca a las puertas de una nueva gran transformaci¨®n, pero a diferencia de las anteriores, que estuvieron marcadas por una agenda decidida en el ¨¢mbito local, esta vez los principales vectores de cambio vienen de fuera y lo que determinar¨¢ sus efectos sobre la ciudad ser¨¢ la capacidad de sus gobernantes para incidir en la direcci¨®n que deben tomar esos cambios. Barcelona est¨¢ de lleno en esa importante batalla.
Un ejemplo del tipo de desaf¨ªo que debe afrontar es la econom¨ªa de plataformas. Forma parte de la econom¨ªa colaborativa y est¨¢ basada en la creaci¨®n de comunidades de usuarios que cooperan y realizan intercambios a trav¨¦s de una plataforma digital. Su crecimiento es exponencial. Pero no todas las plataformas son iguales. Las hay que tienen efectos nocivos y profundamente distorsionadores sobre la econom¨ªa local. Es el caso de plataformas como Uber, Glovo o Airbnb, que ofrecen servicios de transporte, mensajer¨ªa y alojamiento provistos por particulares.
Barcelona se ha convertido en un referente de la econom¨ªa colaborativa con ejemplos de ¨¦xito como Wikiloc, Som Mobilitat o Som Energia
En realidad, no responden a los principios de la econom¨ªa colaborativa, pues no est¨¢n basadas en el intercambio entre iguales (peer to peer) sino en un modelo de negocio que, ampar¨¢ndose en la capacidad de las nuevas tecnolog¨ªas para eludir fronteras administrativas, explota la capacidad de oferta de los habitantes de las ciudades de ¨¦xito. Y lo hace rompiendo el mercado local, eludiendo el pago de impuestos o imponiendo condiciones de explotaci¨®n laboral inaceptables. Nada que ver con iniciativas realmente colaborativas como Wikipedia, el quinto portal m¨¢s visitado del mundo, que re¨²ne un inmenso volumen de conocimiento compartido gracias a la colaboraci¨®n de millones de contribuyentes; nada que ver tampoco con Moodle, la plataforma de formaci¨®n y estudios universitarios gratuitos que ya tiene 136 millones de usuarios, o con Home Exchange, que facilita el intercambio de casas en m¨¢s de 150 pa¨ªses.
Las ciudades tienen que defenderse del modelo extractivo (de derechos, de riqueza y de datos personales) que representan plataformas como Uber, Glovo o Airbnb, y apoyar en cambio las plataformas que comparten el conocimiento de forma abierta y promueven formas de econom¨ªa social inclusiva y descentralizada. Es lo que han acordado 48 grandes capitales del mundo reunidas en el Sharing Cities Summit, entre las que se encuentran Nueva York, Par¨ªs, ?msterdam, Montreal, Lisboa, San Francisco o Sao Paulo. La capital catalana albergar¨¢ una oficina permanente para el desarrollo de los diez puntos estrat¨¦gicos que han acordado aplicar.
Barcelona se ha convertido en un referente de la econom¨ªa colaborativa, con ejemplos de ¨¦xito como la plataforma Wikiloc, que ofrece rutas de senderismo y actividades en la naturaleza y ya tiene 4 millones de usuarios en todo el mundo; Som Mobilitat, una cooperativa con m¨¢s de mil socios que ofrece movilidad ecol¨®gica compartida, o Som Energia, una cooperativa de consumo que comercializa energ¨ªa de origen renovable. En 2016 fue considerada la segunda smart city del mundo despu¨¦s de Singapur en el ¨ªndice Juniper Research y se estima que la industria 4.0 representa ya el 8% de la riqueza que se crea en la ciudad. Con grandes riesgos y oportunidades a la vez, la nueva transformaci¨®n est¨¢ en marcha.
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