Encarna Roca: m¨¢s que ¨²nica
El gran m¨¦rito de la civilista y magistrada del Constitucional fue comprender que la Constituci¨®n no solo era una ley suprema que regulaba los ¨®rganos del Estado sino que tambi¨¦n incid¨ªa en las relaciones sociales
Hace un par de semanas, en los espectaculares salones del Casino de Madrid, a dos pasos de la Puerta del Sol, tuvo lugar la solemne entrega del Premio Pelayo, para juristas de reconocido prestigio, a la ilustre civilista Encarna Roca Tr¨ªas.
No se trata de un premio m¨¢s, lo han obtenido las m¨¢s destacadas figuras del mundo jur¨ªdico espa?ol, entre otros, por ejemplo, Eduardo Garc¨ªa de Enterr¨ªa, Aurelio Men¨¦ndez, Manuel Jim¨¦nez de Parga, Francisco Rubio Llorente, Landelino Lavilla, Miguel Herrero de Mi?¨®n, M? Emilia Casas, Fernando Ledesma, Juan Antonio Ortega, Juan Antonio Xiol, Eduardo Torres Dulce o Antonio Hern¨¢ndez-Gil. La compa?¨ªa de seguros que patrocina el premio designa a un jurado que a?o tras a?o ha sabido escoger a un jurista indiscutido. Este a?o ha sido Encarna Roca.
¡°Es independiente hasta de s¨ª misma¡±, la elogi¨® el jurista Antoni Pau en el acto de entrega del Premio Pelayo
La entrega del premio a la profesora Roca reuni¨® a centenares de juristas, llenando no solo el gran sal¨®n principal sino otros varios adyacentes en los que se pudo seguir el acto por circuitos cerrados de televisi¨®n. Los discursos tuvieron una gran altura, demostraron que los oradores conoc¨ªan a fondo la obra y los dem¨¢s m¨¦ritos de la galardonada, su importante papel en el mundo jur¨ªdico de los ¨²ltimos decenios, la trascendencia de sus escritos en la doctrina, en la jurisprudencia y hasta en las leyes, el aprecio y la simpat¨ªa general por una personalidad querida y entra?able.
Encarna Roca ha sido catedr¨¢tica de Derecho Civil de la Universidad de Barcelona desde los a?os setenta. El gran m¨¦rito de Encarna en aquellos a?os de juventud y aprendizaje fue saber captar que la entrada en vigor de la Constituci¨®n pon¨ªa en cuesti¨®n el derecho civil que ella hab¨ªa aprendido, fue comprender que la Constituci¨®n no solo era una ley suprema que regulaba los ¨®rganos del Estado sino tambi¨¦n incid¨ªa en las relaciones sociales entre personas, la materia propia del derecho privado, de manera eminente del derecho civil.
Los derechos fundamentales, en especial el derecho a la igualdad y los propios de la vida privada, el reparto de competencias en materia de derecho civil entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas, en especial las dotadas de derecho foral o especial, adem¨¢s de otros principios y reglas constitucionales, transformaron profundamente la materia derecho civil. Esto lo vio tempranamente Encarna Roca - y tambi¨¦n su maestro Villavicencio - quiz¨¢s antes que nadie. Y se puso a trabajar desde esta perspectiva convencida que el Derecho solo se justifica por ser una ciencia pr¨¢ctica encaminada a regular nuestra convivencia conforme al desarrollo de los principios y reglas constitucionales. Estudi¨® c¨®mo el principio de igualdad transforma la posici¨®n de la mujer en la sociedad, c¨®mo el derecho de familia tambi¨¦n quedaba modificado, c¨®mo la vida privada, en especial la intimidad, tambi¨¦n se ve¨ªa afectada por la Constituci¨®n. Un nuevo derecho civil se alumbraba y la fuerza vital y la responsabilidad de Encarna, aportaron instrumentos bien fundados para ayudar a que, tal como debe ser, la norma modificara la sociedad.
¡°Cuando termine el mandato en el Constitucional, tras vender su casa de Barcelona, seguir¨¢ residiendo en Madrid¡±
En esa l¨ªnea, la profesora Roca fue pieza clave, quiz¨¢s la m¨¢s firme defensora de aprovechar las posibilidades que ofrec¨ªa la Constituci¨®n para aplicar todo ello al derecho civil especial de Catalu?a. Por eso he dicho que no solo influy¨® en la doctrina y en la jurisprudencia, sino tambi¨¦n en la ley, en la catalana y tambi¨¦n en la espa?ola, desde su posici¨®n de miembro de la Comisi¨®n General de Codificaci¨®n. Para seguir en este empe?o, en 2005 pas¨® a magistrada del Tribunal Supremo y despu¨¦s del Tribunal Constitucional.
Habiendo sido todo en el mundo jur¨ªdico catal¨¢n, afront¨® el comprensible mal trago de que el claustro de la Universidad de Girona intentara desposeerla del t¨ªtulo de doctora honoris causa de aquella universidad por motivos pol¨ªticos carentes de justificaci¨®n e impropios de una sede acad¨¦mica que debe tener la excelencia en el saber como m¨¢xima aspiraci¨®n. No s¨¦ como acab¨® el asunto, pero cuando termine su mandato en el Tribunal Constitucional, tras vender su casa de Barcelona, ha decidido seguir residiendo en Madrid.
El sabio jurista Antonio Pau, que en el Casino de Madrid glos¨® ampliamente su vida y su obra, la defini¨® como una persona independiente, seria, en¨¦rgica, entusiasta e infatigable. "Independiente hasta de s¨ª misma", apostill¨® Pau, como debe serlo un buen jurista. Y a?adi¨® algo que la define con sibilina exactitud: "Todas las personas son ¨²nicas, evidentemente, pero tengo la impresi¨®n de que Encarna lo es a¨²n m¨¢s".
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