¡°Tenemos a tu amigo en la ba?era cortado en pedacitos¡±
Un hombre sufre torturas en un piso de Barcelona por una deuda entre radicales del Bar?a
Ernesto dorm¨ªa cuando recibi¨® varios mensajes de WhatsApp desde el m¨®vil de Javier, su amigo y exempleado. Eran las 3.32 de la madrugada. Deb¨ªa acudir al hotel Casa Fuster, en Barcelona, y pagar 280 euros para que Javier fuese ¡°liberado¡±. En el hotel, Ernesto (nombre es ficticio) recibi¨® indicaciones para llegar a un piso cercano. Nada m¨¢s abrir la puerta, empez¨® una pesadilla que se prolong¨® ocho horas. Fue torturado por dos hombres por una deuda entre miembros de los Casuals, la facci¨®n m¨¢s violenta de los Boixos Nois (ultras) del Bar?a.
¡°Tira pa¡¯ dentro¡±, grit¨® Jos¨¦ Mar¨ªa, uno de los radicales, a Ernesto mientras le pinchaba en la espalda con un cuchillo de cocina de medio metro. Su compinche, Jacobo, apareci¨® en escena con otra arma blanca. Le condujeron a una habitaci¨®n sin ventanas y llena de cables. ¡°Empieza a pensar de d¨®nde sacar el dinero, tenemos a tu amigo en la ba?era cortado en pedacitos, nos tienes que dar 100 lukitas [100.000 euros] que nos debe¡±. Mientras le amenazaban, le sentaron sobre un rollo de cables y le maniataron.
Ernesto no sab¨ªa que Javier, su amigo, ni estaba en la ba?era ni hab¨ªa sido descuartizado. Minutos antes hab¨ªa estado en ese piso, igualmente atado de pies y manos y bajo amenazas. Pero, en un despiste, logr¨® ¡°empujar a uno de sus atacantes y huir por la terraza¡±, seg¨²n el relato de la juez que ha investigado el caso. Desde all¨ª, salt¨® al piso de unos vecinos, que le ayudaron a escapar. Cogi¨® un taxi y se refugi¨® en el domicilio de una amiga. Antes, Jos¨¦ Mar¨ªa y Jacobo le hab¨ªan quitado el tel¨¦fono m¨®vil. Con ¨¦l mensajearon a Ernesto, que cay¨® en la trampa.
Las torturas empezaron con un soplete con el que uno de los hombres le quem¨® la tibia de la pierna izquierda. Ernesto se ofreci¨® a llamar a un amigo, pero no contest¨® y eso ¡°enfureci¨®¡± a los agresores. Seg¨²n la investigaci¨®n judicial, le pusieron una bolsa de pl¨¢stico en la cabeza. Uno de los ultras cogi¨® un cable de la luz y lo enchuf¨® a la corriente. Ernesto recibi¨® una descarga en el pie izquierdo. El otro aprovech¨® para pincharle dos veces con el cuchillo de cocina: una en un dedo y otra en el cu¨¢driceps.
El amigo, al fin, devolvi¨® la llamada y accedi¨® a ir por la ma?ana a una gasolinera para dar el dinero a un compinche. Cuando el c¨®mplice recibi¨® 4.000 euros, los agresores permitieron a Ernesto cambiarse los pantalones (manchados de sangre) y marcharse. Eran las 11.15.
Javier, el hombre que logr¨® zafarse de los raptores en el piso, denunci¨® los hechos, lo que dio lugar a una investigaci¨®n judicial que ahora ha llegado a su fin. La titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 24 de Barcelona, Maria Coscollola, ve indicios para llevar a juicio a los dos agresores ¡ªconsumidores habituales de coca¨ªna, seg¨²n el relato judicial¡ª por detenci¨®n ilegal, lesiones, hurto, apropiaci¨®n indebida, contra la intimidad y extorsi¨®n.
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