Del primor y el humor a la guerra y sus horrores
Slobodeniouk y la Sinf¨®nica estrenan ¡®Fagkonzert¡¯ de Bernaud y dejan una versi¨®n de aut¨¦ntica referencia de la ¡®Sinfon¨ªa Leningrado¡¯ de Shostak¨®vich
Para el sexto concierto de su abono principal, celebrado el viernes 23, la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia ha presentado uno de los programas m¨¢s atractivos de la temporada. En su programa cont¨® con el estreno mundial de Fagkonzert? concierto patra fagot y orquesta de cuerdas, de Alain Bernaud (1932), en el que actu¨® como solista el fagot principal de la OSG, Steve Harriswangler, en la primera parte. En la segunda, la Sinfon¨ªa n? 7 en do mayor, ¡°Leningrado¡±, op. 60 de Dmitri Shostak¨®vich. El programa hab¨ªa sido interpretado el jueves 22 en el Auditorio de Ferrol, dentro de la temporada de la Sociedad Filarm¨®nica Ferrolana.
Fagkonzert es una obra escrita primorosamente e id¨®neamente adaptada a las caracter¨ªsticas del instrumento solista. Sus ritmos compuestos al inicio del primer movimiento, Allegro disinvolto, le proporcionan un ambiente un tanto desenfadado y en cierta forma ir¨®nico, que Harriswangler tradujo a sonido con el caracter¨ªstico sonido nasal del fagot ¨Cuna de sus m¨²ltiples posibilidades sonoras del instrumento- y unos soberbios picados y staccati.
En la secci¨®n central de este movimiento, surgi¨® la voz m¨¢s dulce del fagot, resaltando su car¨¢cter pastoral tanto en las complicadas agilidades escritas por Bernaud como en las partes con mayor predominio del canto. Fue un buen anticipo del car¨¢cter nocturno lleno de hermoso lirismo del Andante central, tanto en la escritura del autor como en la interpretaci¨®n del solista de fagot de la Sinf¨®nica.
Fagotkonzert se cierra con un Rondo que hace honor al. Gioviale con el que lo apellida el compositor y le viene que ni pintado al car¨¢cter musical y personal del int¨¦rprete. Este imprimi¨® en todo momento un tono bienhumorado y jovial a su parte. Por la suya, los ataques en pizzicato y ricochet con los que empieza el acompa?amiento orquestal fueron una muestra m¨¢s del exquisito acompa?amiento que Slobodeniouk y la Sinf¨®nica hicieron a lo largo de toda la obra. La c¨¢lida ovaci¨®n del p¨²blico fue correspondida por Harriswangler con una breve e intensa propina, que fue muy agradecida por los aficionados.
La S¨¦ptima de Shostak¨®vich es no solo la m¨¢s larga de sus sinfon¨ªas sino tambi¨¦n una de las de mayor emotividad, junto con la Quinta, ¡°El a?o 1905¡±, incluida en el primer programa de abono de la temporada de la Sinf¨®nica. Si en esta se rememoraba una matanza de gente desarmada por parte de las tropas zaristas -tr¨¢gico suceso que estuvo en el germen de la revoluci¨®n sovi¨¦tica- la n? 7 se conoce como Leningrado por estar ligada a la resistencia de los habitantes de la actual San Petersburgo al cerco de 872 d¨ªas (08.09.1941; 27.01.1944) al que la sometieron las tropas nazis. Pero tambi¨¦n a las condiciones l¨ªmite de su estreno en la ciudad sitiada.
La obra, monumental en duraci¨®n pero a¨²n m¨¢s en intensidad emotiva, fue una de esas ocasiones en las que la OSG demuestra por qu¨¦ fue considerada una de las grandes orquestas europeas por Lorin Maazel en su ¨²ltimo trabajo conjunto. Por su parte, Dima Slobodeniouk hizo una lectura espl¨¦ndida bajo todos los puntos de vista en la que la solidez y empaste del sonido y su amplio y matizado control din¨¢mico marcaron el devenir del Allegretto inicial.
Los primeros solos de flauta y oboe fueron la primicia de un rosario de bell¨ªsimas intervenciones individuales, a d¨²o o en di¨¢logo de los jefes de fila de la Sinf¨®nica. La intervenci¨®n de flauta y piccolo, con esas bell¨ªsimas disonancias escritas por el autor fueron claro punto de partida de la ingente carga de tensi¨®n emocional desarrollada magistralmente por Slobodeniouk hasta el cl¨ªmax de unos tutti realmente electrizantes.
Si acaso hubiera que hacer una salvedad, ser¨ªa la decisi¨®n de cambiar los dos o tres percusionistas tocando las cajas que pide el autor por una de diferentes tama?os a lo largo del movimiento. La oscuridad lograda en los ¨²ltimos minutos del movimiento, m¨¢s que moderar la tensi¨®n a?adi¨® una buena dosis de sorda inquietud y tensa incertidumbre. Una clara prueba de esta tensi¨®n acumulada fue comprobar que las habituales toses -fruto de la tensi¨®n emocional de los espectadores despu¨¦s de un primer tiempo de sinfon¨ªa- derivaron en conversaciones sotto voce entre unos cuantos de ellos llegando a constituirse en verdadero y audible rumor extendido por toda la sala.
Y es que la m¨²sica influye de forma esencial en el ¨¢nimo y la vida de los seres humanos, como muy bien describe el art¨ªculo de Rosa Montero en El Pa¨ªs Semanal de este fin de semana. No es de extra?ar por eso que el estreno de la S¨¦ptima, transmitido mediante altavoces a toda la ciudad y a sus sitiadores, fuera considerado un triunfo no solo c¨ªvico sino incluso militar. Y que la trabaz¨®n del tema fugado inicial de su segundo movimiento, Moderato, confiera a este el aire de algo familiar, cercano y entra?able o dolorosamente ligado a lo que se siente como propio.
Al menos as¨ª se nos hicieron sentir a muchos el viernes por Slobodeniouk y la OSG, respondiendo en cierta medida al t¨ªtulo program¨¢tico, Memorias, que inicialmente le dio el autor. Estas sensaciones afectivas se prolongaron de manera bien intensa durante el Adagio con esos acordes como de ¨®rgano que se alternan con un¨ªsonos de la cuerda, que duelen al separarse sus l¨ªneas mel¨®dicas y dar paso a la sensaci¨®n de abandono y calma oscura de alguno de sus solos.
Tremendo, en este sentido, el solo de contrafagot de Alejandro Salgueiro, que duele e invade como una sombra negra y que con el clarinete y el timbal da paso sin soluci¨®n de continuidad al cuarto movimiento, Allegro ma non troppo. Este fue inicialmente llamado Victoria por Shostak¨®vich pero era una victoria deseada, a¨²n no lograda y nunca del todo alegre, que no en vano Shostak¨®vich hubo de terminar la obra cuando a¨²n hab¨ªan de pasar mucho tiempo y muchos sufrimientos para la liberaci¨®n de su ciudad. Y porque ¨¦l ya hab¨ªa tenido la dura experiencia de la nefasta acogida de su ¨®pera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk y sus negativas consecuencias personales y profesionales.
Tal vez por eso, la expresi¨®n de alegr¨ªa es siempre ambigua y se ve interrumpida aqu¨ª y all¨¢ por una variedad de sentimientos muy bien expresada por la orquesta al mando de su titular, Fue espl¨¦ndida la materializaci¨®n sonora de la partitura, salpicada por la dureza se unos ¡°pizzicatti Bart¨®k¡± que el viernes sonaron como verdaderos latigazos ¨Co disparos de un pelot¨®n-, e invadida aqu¨ª y all¨¢ por la oscuridad antes de llegar a los triunfales acordes finales subrayados por la percusi¨®n. Una vez m¨¢s, Slobodeniouk y la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia han dejado una versi¨®n de aut¨¦ntica referencia que ha sido recibida con verdadero fervor por sus abonados.
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