La di¨¢spora socialista
De las siete fuerzas pol¨ªticas del consistorio de Barcelona, cuatro estar¨¢n encabezadas por candidatos de ¨®rbita del socialismo

Si se confirma la candidatura de Ferran Mascarell a la alcald¨ªa de Barcelona y logra sumar al PDeCat a su lista, de las siete fuerzas pol¨ªticas representadas en el consistorio, cuatro estar¨¢n encabezadas por un dirigente pol¨ªtico procedente de la ¨®rbita socialista. Tres de ellos ¡ªErnest Maragall, Jaume Collboni y Ferran Mascarell¡ª han convivido no hace tanto bajo las siglas del PSC y el cuarto, Manuel Valls, es un rebotado del partido socialista franc¨¦s bajo cuyas siglas fue ministro de Interior y primer ministro. Tras perder en las primarias de su partido la oportunidad de ser candidato a la Presidencia de Francia y ser despu¨¦s rechazado por Emmanuel Macron, Valls decidi¨® ¡°volver a casa¡± y optar a la alcald¨ªa de Barcelona en nombre de Ciudadanos.
As¨ª que una parte de la pugna por la alcald¨ªa de Barcelona se dirimir¨¢ entre antiguos correligionarios socialistas que han evolucionado hacia posiciones diversas y que ahora tendr¨¢n que competir en unas elecciones de alto voltaje pues Barcelona se ha convertido en el epicentro de la lucha por la hegemon¨ªa pol¨ªtica en Catalu?a. Esta extra?a situaci¨®n es el resultado de la implosi¨®n que ha sufrido el espacio socialista en Catalu?a y demuestra hasta qu¨¦ punto han cambiado las cosas en pocos a?os. All¨ª donde antes hab¨ªa bofetadas por figurar en las listas del PSC y el partido dispon¨ªa de un amplio abanico de candidatos entre los que escoger, predominan ahora las dudas y son muchas las negativas a sumarse a las listas, mientras aparecen socialistas en otras candidaturas.
Uno de los primeros movimientos de la batalla de Barcelona ser¨¢ determinar qui¨¦n logra situarse como principal adversario de la alcaldesa Ada Colau, que aspira a la reelecci¨®n. El basti¨®n de los comunes es objetivamente d¨¦bil porque ha tenido que gobernar con apenas 11 concejales y una oposici¨®n nada constructiva, pero cuenta con una base militante movilizada y el carisma de la alcaldesa. En tiempos de gran volatilidad electoral, donde una parte de los votantes duda entre fuerzas pr¨®ximas y decide en el ¨²ltimo momento, tener una candidata con carisma puede ser un factor determinante.
A Valls le ser¨¢ dif¨ªcil hacer creer que es algo m¨¢s que el candidato de Ciudadanos y combinar el mensaje 'progresista' con el discurso de Rivera
En cualquier caso, la pugna se situar¨¢ en el terreno del debate progresista. Los primeros movimientos de Manuel Valls as¨ª lo indican. Aunque en determinados c¨ªrculos se hace valer como el candidato de las ¨¦lites econ¨®micas de la ciudad, Valls se prodiga en los medios de comunicaci¨®n con un discurso claramente dirigido al antiguo electorado socialista de los barrios populares y de clase media. Asegura ser tan progresista como Colau pero mejor gestor. Defiende los postulados cl¨¢sicos de la socialdemocracia y no niega los problemas sociales, pero le critica a la alcaldesa no haber sabido gestionar bien cuestiones como la inseguridad a causa de los cors¨¦s ideol¨®gicos. La cuesti¨®n es si podr¨¢ mantener sin ser acusado de impostor un discurso aparentemente movido por una sensibilidad social que en absoluto demostr¨® en Francia cuando tuvo oportunidad de gobernar.
A ello se a?ade el problema de que Barcelona aparece en su biograf¨ªa como una elecci¨®n oportunista. Y si no consigue ampliar los actuales apoyos, le ser¨¢ dif¨ªcil hacer creer que es algo m¨¢s que el candidato de Ciudadanos. En ese caso, cada vez le va a resultar m¨¢s dif¨ªcil combinar el mensaje ¡°progresista¡± con el discurso cada vez m¨¢s derechizado de Albert Rivera.
Tambi¨¦n Ernest Maragall est¨¢ interesado en situar la lucha por la alcald¨ªa en el terreno progresista, pero en este caso con el a?adido de la reivindicaci¨®n soberanista. Su apuesta es doble: superar a Colau en n¨²mero de votos y lograr que ERC se convierta en el nuevo pal de paller del soberanismo. Para ello tiene que conquistar una parte del antiguo espacio convergente que ahora defender¨¢ su antiguo compa?ero de filas Ferran Mascarell. Todos saben que es dif¨ªcil que este pueda alcanzar, si se presenta por separado, los resultados de CiU en las ¨²ltimas municipales: 159.000 votos y diez concejales. En ese caladero tratar¨¢ de pescar ERC, que obtuvo 77.000 votos y cinco concejales.
Maragall presenta notables fortalezas, entre ellas un apellido ilustre vinculado al lanzamiento de Barcelona como ciudad global y una larga y acreditada experiencia en el ¨¢mbito municipal, auton¨®mico y europeo. Entre sus debilidades, una edad y una imagen poco id¨®neas para atraer a los votantes j¨®venes que ERC se disputa con la CUP. Entre ellos tres tendr¨¢ que bracear con fuerza Jaume Collboni, el candidato del PSC, para tener visibilidad. Y esta es la gran paradoja: de los cuatro candidatos del espacio socialista, el que representa a la matriz es el que parte con m¨¢s desventaja.
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