?Es positivo para Madrid acoger la final de la Copa Libertadores?
El estadio Santiago Bernab¨¦u acoge el domingo el partido entre el Boca Juniors y el River Plate con un gran dispositivo de seguridad
Madrid se blindar¨¢ el domingo como nunca ante un partido de f¨²tbol. La final de la Copa Libertadores entre el Boca Juniors y el River Plate (este domingo en el Bernab¨¦u, a partir de las 20.30 horas) ha obligado a poner en marcha un gran dispositivo de seguridad. El paseo de la Castellana, en pleno centro de la capital, quedar¨¢ cortado desde las nueve de la ma?ana y se dividir¨¢ en dos zonas para hinchas de cada equipos. Representantes de las pe?as de River Plate y Boca Juniors en Madrid piden "un partido en paz", tras los violentos sucesos que motivaron que la final se vaya a celebrar en Madrid tras el ofrecimiento de Pedro S¨¢nchez. Se calcula que el impacto econ¨®mico para la ciudad ser¨¢ de 52 millones de euros.
A favor. Palmeras en Groenlandia, por Diego Torres
"Mi l¨ªmite es este", se dijo a s¨ª mismo un socio del River Plate que compr¨® y perdi¨® su billete para poder ver la vuelta de la final de la Copa Libertadores, supercl¨¢sico del f¨²tbol argentino, en el estadio Monumental de N¨²?ez, en Buenos Aires. ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite de eso que los hinchas llaman "pasi¨®n"? Es una cuesti¨®n que muchos se formularon en la intimidad, despu¨¦s de una vida esperando ver el partido para acabar con todos los partidos. La final de todas las finales. La hip¨¦rbole del f¨²tbol porte?o. La respuesta ha sido f¨¢cil para la mayor¨ªa de los socios del club de la banda roja que esperaron a que comenzara el partido sin resultado aquel lejano 24 de noviembre. El l¨ªmite est¨¢ en el oc¨¦ano. En el Atl¨¢ntico. Los billetes para desplazarse a Madrid en los aviones suplementarios dispuestos por Aerol¨ªneas Argentinas ascend¨ªan a cerca de 2.000 euros.
Mauricio Macri, el presidente argentino, no demostr¨® apenas voluntad de retener el gran show en su pa¨ªs. Lo disuadieron tres pedradas y una luna rota. Quiz¨¢s porque Macri, expresidente de Boca, prefiere que River, favorito por plantilla y por juego, no pueda cerrar el partido en su estadio. El Bernab¨¦u, recinto elegido para el trasplante, ser¨¢ este domingo un campo neutral. Neutral y as¨¦ptico. Aislado del contexto social que genera la violencia propia de los partidos de f¨²tbol en Argentina, el River-Boca se presenta como un espect¨¢culo simplemente llamativo para el p¨²blico europeo. Un ex¨®tico resquicio del folclore de ultramar. La prensa bonaerense anuncia que apenas vendr¨¢n barras-bravas. ?Se marchitar¨¢n los barras-bravas en Madrid como las palmeras en Groenlandia? As¨ª lo espera la Polic¨ªa Nacional, entusiasmada ante el reto de restarle al cl¨¢sico aquello que lo distingue y le proporciona valor tur¨ªstico: la pasi¨®n rayana en psicosis.
Esto pinta bien. Ahora los vecinos de Madrid pueden elegir este fin de semana. Disfrutar del Cal¨ªgula de Camus en el teatro Mar¨ªa Guerrero, dejarse caer por la Caja M¨¢gica y presenciar el Apocalipsis del Circo de los Horrores, o pagar, el que pueda, un asiento en el Bernab¨¦u para ver el supercl¨¢sico del f¨²tbol argentino a partir de las 20:30 del domingo. La oferta y la demanda son buenas cuando van sincronizadas. As¨ª lo predican todos los implicados. Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, est¨¢ encantado de intervenir; Luis Rubiales, el presidente de la federaci¨®n espa?ola, presume de habilidad gestora ah¨ª donde los dirigentes argentinos no logran gestionar nada, Florentino P¨¦rez, presidente del Madrid, est¨¢ encantado de ofrecer a sus socios la ocasi¨®n de asistir en su propio estadio a un acontecimiento ¨²nico: es la primera vez en 58 a?os de historia de la Copa Libertadores que los dos grandes del f¨²tbol argentino se enfrentan en una final. Por una distorsi¨®n de la globalizaci¨®n, el privilegio de la experiencia ser¨¢ de los madrile?os.
En contra. Una de bravas, pero demasiado picantes, por Jes¨²s Ruiz Mantilla.
Por m¨¢s que un total de 5.000 agentes de polic¨ªa (el doble de un dispositivo de alta seguridad previsto para acontecimientos deportivos como un partido Madrid-Bar?a) vayan a agudizar los sentidos y la ma?a para evitar altercados, el River-Boca supone un riesgo demasiado serio para una ciudad pac¨ªfica y amable como Madrid. M¨¢s que ilusionar, con los precedentes a la vista, pone los pelos de punta al ciudadano, acostumbrado a domingos tranquilos de aperitivo, paseo por el parque y disfrute de la familia o los amigos.
Nada asegura que las hinchadas queden controladas por el resto de la ciudad. La mayor¨ªa de efectivos rondar¨¢n el estadio Santiago Bernab¨¦u, pero no debe resultar nada agradable toparse con hinchas de unas barras bravas demasiado picantes y calientes tras los acontecimientos que les han hecho viajar finalmente a Madrid, encima, contra su voluntad.
No tranquiliza en absoluto que ninguna de las dos aficiones y clubes quiera jugar finalmente en Espa?a. La decisi¨®n salom¨®nica de ningunear un s¨ªmbolo de esta categor¨ªa y haber tratado a un pa¨ªs como Argentina tal si fueran ni?os de teta, duele. El hecho de ser se?alados como incapaces de comportarse, aviva a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos. Se clava en el pecho del orgullo herido y, adem¨¢s, aireado para su verg¨¹enza por todo el mundo.
Hablamos de una humillaci¨®n que deber¨ªa haberse evitado y que encima puede provocar que terceras partes a las que ni les va ni les viene -Madrid, sin ir m¨¢s lejos-, paguen consecuencias predecibles y con pinta de lamentables.
Encima entra en juego la perversi¨®n consustancial a un negocio demasiado sospechoso. Tan ¨¢vido de llenar bolsillos con un extra prenavide?o como este, que no ha puesto suficiente cuidado en la cocina. La reventa anda ya por las nubes. Adem¨¢s, una distribuci¨®n de 40.000 entradas por Internet incre¨ªblemente irresponsable convierte las gradas en una caldera. Nadie ha previsto una m¨¢s que justificada discriminaci¨®n para evitar mezclar a las hinchadas. La ligereza multiplica los riesgos una vez dentro, pese a que se hayan asignado 10.000 entradas separadas m¨¢s a los clubes.
Ninguno de estos factores asegura adem¨¢s que el partido se vaya a disputar. Si ha sido suspendido dos veces, por qu¨¦ no tres. Cuando ya no queda remedio, no sobran las llamadas a una pericia mucho m¨¢s exhaustiva, un cuidado extremo, una extraordinaria prevenci¨®n. Esta ciudad puede con todo y est¨¢ sobradamente preparada para todo. Pero, ?a qu¨¦ viene este sobresalto tan fr¨ªvolo? ?No hemos demostrado los madrile?os ya suficiente seso cuando sin querer o por malas jugadas del destino nos han venido mal dadas? ?Por qu¨¦ tentarlo a estas alturas caprichosamente?
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