Curiosas palabras futboleras
El grupo Jubilata se acarola a prop¨®sito del partido de la Copa Libertadores celebrado en Madrid
A prop¨®sito del recient¨ªsimo partido de la Copa Libertadores celebrado en Madrid y que enfrentaba a los clubes argentinos River Plate y Boca Juniors, el grupo Jubilata se acarola. Todos est¨¢n de acuerdo en un par de cosas: por un lado, que esto nada tiene que ver con el f¨²tbol europeo; por otro, en lo curiosos y diferentes que son algunos de los t¨¦rminos ling¨¹¨ªsticos usados en esta contienda deportiva.
Al escuchar la retransmisi¨®n del partido, en la radio principalmente, muchos de los jubilatas (pero no solo ellos) no saben exactamente el significado de algunos t¨¦rminos usados por los exquisitos periodistas deportivos. Por ejemplo, tenemos a un locutor que dirigi¨¦ndose al delantero centro, empieza diciendo: ¡°Aqu¨ª tenemos al ariete¡±. Le est¨¢ llamando, por lo menos, cornudo. Esa palabrita procede de Aries, mitolog¨ªa griega. Es decir, un carnero con unos cuernos retorcidos en forma circular que le dan la vuelta a la cabeza. Casi n¨¢. Adem¨¢s, el t¨¦rmino es un concentrado de brutalidad, terquedad y fiereza.
Ve¨ªamos en las pel¨ªculas de romanos c¨®mo estos esculp¨ªan una cabeza de carnero en la punta de un tronco para derribar muros. Si ese delantero es un poco tiquismiquis, lo normal es que mande a hacer pu?etas al locutor para que la pr¨®xima vez no haga alusiones a ning¨²n animal con cuernos. Cuando el locutor dice: ¡°El ariete progresa por el centro¡±, ?qu¨¦ significa? ?Que le est¨¢n creciendo los cuernos a medida que recorre el campo de f¨²tbol?
Y qu¨¦ decir del portero al que llaman ¡°cancerbero¡± o ¡°arquero¡±. Si ese buen hombre supiese que, recordando la mitolog¨ªa griega, le est¨¢n llamando de forma subliminal perro de tres cabezas con cola de serpiente, a buen seguro que se sentir¨ªa ofendido. Sobre todo teniendo en cuenta que su f¨ªsico ¡ªpor mor de su juventud y cuidado¡ª roza lo apol¨ªneo: un Adonis con barba de cinco d¨ªas sin afeitar, ropa exclusiva, pantal¨®n estrecho que marca todo, tatuajes hasta en el cielo de la boca, piercings de brillantes... Un icono, fichado tambi¨¦n como emblema y anuncio de colonias, de champ¨²s, o de b¨®xers y slips (lo que nosotros los jubilatas sol¨ªamos llamar gayumbos). Me olvido de los del tanga. ?Nadal no llevar¨¢ uno de esos? Oj¨², al pensar en ponerme uno, me imagino las protestas del colon irritable.
Lo de llamar ¡°trencilla¡± al ¨¢rbitro ya es para nota. Sin perjuicio de su significado (antiguamente, unos galones en los filos de las solapas de la vetusta chaquetilla), es evidente que, seg¨²n el deje y tono con que se pronuncie, puede significar un insulto. Si no, prueben a decir finamente de forma sarc¨¢stica y socarrona: ¡°?Ay! el trencilla, el trencilla¡±. Entre otras acepciones, me inclino por la m¨¢s benevolente: ?Ay el granujilla, el granujilla! Las otras no me atrevo a escribirlas: pueden ser muy insultantes.
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