Madrid recordar¨¢ con 449 placas a los deportados a campos de concentraci¨®n nazis

Madrid quiere rendir homenaje a?cuatro mujeres y 445 hombres?que murieron en los campos de concentraci¨®n nazis. De la mano de la iniciativa Stolpersteine, ideada por el artista alem¨¢n?G¨¹nter Demnig,?el Ayuntamiento instalar¨¢,?en primavera,?una decena de bloques de cemento, a las puertas de los domicilios madrile?os en los que vivieron las personas que fueron deportadas a los?campos de exterminio nazi.

El trabajo de Demnig empez¨® como una forma de rescatar del olvido los nombres de sus vecinos que, entre 1933 y 1945, fueron v¨ªctimas del horror nazi.?Stolpersteine (piedra de tropiezo, en alem¨¢n) es el monumento m¨¢s extendido del mundo. El primer adoqu¨ªn se instal¨® en 1997 en el distrito berlin¨¦s de Kreuzberg. Desde entonces, el artista alem¨¢n ha fabricado e instalado m¨¢s de 65.000 de estos peque?os homenajes en 23 pa¨ªses del mundo. Se pueden encontrar adoquines Stolpersteine, entre otras ciudades, en Bruselas, Hannover, Burdeos, Roma, Viena, Nuremberg, o Praga.

Las primeras piedras Stolpersteine llegadas a Espa?a lo hicieron en Catalu?a, concretamente en el municipio barcelon¨¦s de Navas, donde fueron instaladas en septiembre de 2015. Desde entonces se han colocado 112 piedras a otros deportados en 18 localidades.

Las "traspiedras" (denominaci¨®n sugerida en castellano, que combina y contrae las palabras traspi¨¦ y piedras) son bloques de cemento de forma c¨²bica y con las mismas dimensiones: 96 mil¨ªmetros por 96 mil¨ªmetros por 100 mil¨ªmetros. En cada una de sus caras cuadradas, se inserta una placa de bronce en la que graba los siguientes datos de la persona: nombre, fecha de nacimiento, fecha de su deportaci¨®n, fecha de su reclusi¨®n, fecha de su asesinato. Por lo general, los adoquines que se instalan se suelen dedicar a conjuntos de v¨ªctimas y no a personas individuales.

Demnig siempre instala personalmente las primeras Stolpersteine cuando llegan a una localidad. ?l se encarga desde la excavaci¨®n del hueco a la recogida de los escombros y la reposici¨®n del pavimento. Esa operaci¨®n puede resultar especialmente sencilla en Madrid ya que muchas de sus aceras se encuentran enlosadas con baldosas de material cer¨¢mico similar. El escultor planea viajar a Madrid en primavera para instalar la primera decena de adoquines.

El texto cincelado suele arrancar con las palabras: "Aqu¨ª vivi¨®" ya que lo habitual es instalar las piedras frente a la puerta de la vivienda de la v¨ªctima, nunca en la pared. Ante uno de estos adoquines lo importante no es conocer el idioma, ya que todos suelen acabar con palabras tr¨¢gicamente conocidas como Treblinka o Auschwitz.

Los adoquines recuerdan c¨®mo acabaron sus d¨ªas: humillados, expulsados de sus cargos, inhabilitados para trabajar, castrados, v¨ªctimas de experimentos cl¨ªnicos, destinados a un batall¨®n de castigo, internados en centros de exterminio, empujados al suicidio, decapitados, muertos de hambre, torturados por la Gestapo... Otros tuvieron que exiliarse para salvarse.