Cabalgata con los refugiados en mente
Melchor, Gaspar y un rejuvenecido Baltasar llegaron a Barcelona escoltados por el barco Open Arms
Con puntualidad brit¨¢nica, pese a ser de Oriente, llegaron los Reyes Magos a Barcelona. Por mar, como de costumbre. El majestuoso pailebote Santa Eul¨¤lia, que trasladaba a Sus Majestades a puerto, atrac¨® a las cuatro de la tarde en el Moll de la Fusta de la capital catalana, a esa hora ya atestado de ni?os que aleteaban sus cartas, brazo en alto, para entregarlas personalmente a los Reyes. Por delante, una tarde de cabalgata donde Sus Majestades se pasearon por la ciudad sobre sus coloridas carrozas para saludar a los miles de ni?os que salieron a la calle a saludarlos.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, volvi¨® a hacer los honores de recibir a los Reyes y entregarles en mano la llave m¨¢gica de Barcelona, que abre las puertas de todas las casas la ciudad. En su discurso, la edil destac¨® la presencia de ¡°unos amigos muy especiales¡±, en alusi¨®n al barco de la ONG Open Arms, que escolt¨® el nav¨ªo real por la d¨¢rsena del puerto.
La crisis de los refugiados y la situaci¨®n de la gente que huye de sus casas a causa de la guerra volvi¨® a ser el tel¨®n de fondo de una jornada repleta de buenos prop¨®sitos. Precisamente, la corte real del rey Baltasar que ayer recorri¨® tambi¨¦n las calles de Reus, en Tarragona, toc¨® tierra hace un tiempo con la ayuda del Open Arms y tras una larga y dura traves¨ªa.
El homenaje de Colau a la labor humanitaria de la ONG en el Mediterr¨¢neo rescatando del mar a las personas que intentan llegar a Europa se traslad¨® al discurso de Sus propias Majestades en Barcelona, que tambi¨¦n volvieron a poner el foco en los ni?os que huyen de la guerra. El rey Melchor, que guardaba cierto parecido con el actor Llu¨ªs Homar, record¨® que hay ni?os ¡°obligados a huir con sus familias sin saber a d¨®nde ir¡±. Su Majestad reclam¨® que Barcelona ¡°sea siempre una ciudad abierta, una ciudad de paz¡± y pidi¨® a los ni?os que reciban siempre a los reci¨¦n llegados ¡°con ilusi¨®n, alegr¨ªa y generosidad¡±.
Tras su discurso, los Reyes de Oriente no cejaron en su intento de saludar personalmente a los centenares de ni?os que bordeaban el Moll de la Fusta. Los intensos ojos azules del rey Gaspar ¡ªrecordaban a los de Paul Newman, a los del pr¨ªncipe ?ric de La Sirenita, o a los del teniente de alcalde del Ayuntamiento, Eloi Badia¡ª brillaban a cada carta que recog¨ªa de las manos de los m¨¢s peque?os. Pero de nuevo, uno de los reyes m¨¢s aclamados fue el Rey Baltasar, que cuenta con un club de fans propio. Su Majestad, m¨¢s rejuvenecido que nunca, volvi¨® a hacer las delicias de los m¨¢s peque?os con una carroza futurista con luces led que se activaban al ritmo de la m¨²sica.
Entre las novedades de este a?o en la cabalgata, adem¨¢s de la juventud del Rey Baltasar, estaba el Gegant Carboner, que repart¨ªa carb¨®n a discreci¨®n y la carroza de Dormir, que recordaba lo importante que es irse a la cama pronto para que los Reyes puedan repartir los regalos. Entremedias, siete toneladas de caramelos barrieron las calles de Barcelona.
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