?Qu¨¦ hacer en Catalu?a?
La situaci¨®n de prisi¨®n provisional sin fianza de los acusados por el proceso independentista es un punto doloroso, contrario incluso a posiciones moderadas y que deber¨ªa terminar, ya
El ¨²ltimo sondeo electoral del CEO indica que ERC y JxC ¡ªque no puede decirse que vayan de acuerdo¡ª quedan, en el mejor de los casos, lejos de la mayor¨ªa absoluta. Con la CUP, excepto para posturas extremistas, no se puede contar ni por ahora ni para un futuro previsible. Unas nuevas elecciones no ser¨¢n soluci¨®n y, sin embargo, la actual situaci¨®n no puede continuar: el Govern no gobierna, el Parlament no legisla y parece como si estuvi¨¦semos en una autoaplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n.
No obstante, no faltan algunos hechos positivos: lo avala las nuevas maneras del Gobierno Central, que ser¨ªa un error no aprovechar a la vista de las otras alternativas presentes (PP y Ciudadanos) y el inaugurado di¨¢logo entre la mayor¨ªa de los partidos catalanes que habr¨ªa de profundizarse.
La experiencia hist¨®rica ense?a que es con el PSOE cuando Catalu?a ha obtenido las mayores cotas de autogobierno, antes y despu¨¦s de la Guerra Civil. M¨¢s all¨¢, por ahora, quedan los sue?os. Ahora, el gobierno de Madrid ha de hacer una oferta legal pero de m¨¢ximos que facilite un nuevo sistema jur¨ªdico. Los a?os transcurridos desde el inicio del proc¨¦s no han sido en balde y de su examen sereno y objetivo se deducen algunas consecuencias provechosas:
1) El proceso catal¨¢n es de naturaleza popular, multitudinario y pac¨ªfico. Las diversas manifestaciones han sido familiares, festivas, sentimentales y siempre, alejadas de toda violencia. Ni una sola v¨ªctima mortal. Esto, entre otras causas, ha producido la inhibici¨®n de toda la comunidad internacional. No hay v¨ªctimas, piensan, no hay problema. As¨ª de duro. Chandra Bose, nacionalista hind¨² de los a?os 40 del siglo pasado les dec¨ªa a sus partidarios: ¡°traedme sangre y yo os dar¨¦ independencia¡±. El problema catal¨¢n, dado que Catalu?a goza de un generoso autogobierno dentro de un sistema democr¨¢tico que ocupa un lugar destacado en el ranking mundial, internacionalmente no lo es. Y lo que corresponde es pasar p¨¢gina. Todo intento de internacionalizar el conflicto est¨¢ condenado al fracaso. Si Occidente no intervino cuando la Guerra Civil (1936) ni despu¨¦s de la derrota del fascismo (1945) ?va a hacerlo ahora? Sobra la respuesta. Todo quedar¨¢, como m¨¢ximo, en buenas palabras, gasto p¨²blico, rasgu?os a Madrid y brindis al sol. El poder de Espa?a, a d¨ªa de hoy, en el mundo occidental es muy grande. Tomemos nota.
2) Desde el independentismo y simult¨¢neamente, se defienden dos tesis contradictorias y que, mutuamente, se anulan: que los actos de proclamaci¨®n de la independencia constituyen hechos fundacionales y decisivos para Catalu?a y/o que fueron, simplemente, simb¨®licos, aparentes, de broma, de farol, en resumen, jur¨ªdicamente intrascendentes. Ni tan siquiera fueron publicados en el Diario Oficial de la Generalitat ni parece que vayan a serlo. ?En qu¨¦ quedamos? O caixa o faixa y, siempre seriedad.
3) El inicio del juicio oral contra los pol¨ªticos catalanes se acerca. Ser¨ªa un error empe?arse en que Espa?a no es un Estado democr¨¢tico o que en ¨¦l no se respeta la separaci¨®n de poderes, que el Tribunal Supremo o el proc¨¦s est¨¢n politizados o que la sentencia ya est¨¢ dictada. Como razonamientos jur¨ªdicos tienen poco recorrido. Los magistrados de la Sala 2? del Tribunal Supremo, se presume, que son personas rectas y justas. Lo tienen demostrado, lo contrario ser¨ªa una cat¨¢strofe inaudita; y todos debemos colaborar en que as¨ª sea, evitando declaraciones que puedan entorpecer el libre funcionamiento de los Tribunales. Nos va mucho en ello. La futura sentencia cabe pensar, en el peor de los casos, que ser¨¢ condenatoria por sedici¨®n y moderada. Parece obligado analizar la aplicaci¨®n de la cl¨¢usula atenuatoria del art¨ªculo 547 del C¨®digo penal que posibilita que se imponga una rebaja de la pena en uno o dos grados. Adem¨¢s, quedan, para en su momento y caso, las v¨ªas del indulto y de los beneficios del r¨¦gimen penitenciario. El Tribunal Supremo es consciente de la situaci¨®n y, a buen seguro, que ponderar¨¢ tambi¨¦n las resoluciones de los tribunales europeos en el asunto de las euro¨®rdenes, m¨¢xime si se atiende a que aquella resoluci¨®n ser¨¢ examinada probablemente por jueces supranacionales. Los acusados catalanes no son unos delincuentes natos, cl¨¢sicos, usuales, son algo distinto y discernirlo constituir¨¢ uno de los temas principales del futuro debate procesal. Una cosa es defender que no cometieran ning¨²n tipo de infracci¨®n penal y otra, muy diferente, que los implicados en su condici¨®n de catalanistas convencidos y de buena fe realizaron (con p¨¦rdida del sentido de la realidad, por ambici¨®n, error, incompetencia o falta de seny), unos actos atentatorios del orden constitucional y de la ordenada convivencia entre los ciudadanos de un Estado democr¨¢tico en el que los cambios, por las v¨ªas legales, est¨¢n absolutamente permitidos.
4) La situaci¨®n de prisi¨®n provisional sin fianza de los acusados. Se trata de un punto doloroso, contrario incluso a posiciones moderadas y que deber¨ªa terminar, ya. Pero seamos honestos: cabe pensar, razonablemente, que los acusados residentes en el extranjero con su actitud (humanamente explicable) han proporcionado el mejor argumento para el mantenimiento de la prisi¨®n para el resto de los acusados, el riesgo de fuga, que ellos ya han materializado.
?Qu¨¦ hacer, ahora? Sencillo y complicado: aceptar la realidad y administrarla con responsabilidad. Actuar en p¨²blico conforme con lo que se reconoce en privado. A lo hecho pecho. Aprender es de sabios y es necesario realizar las pertinentes adaptaciones para lograr una mayor¨ªa parlamentaria operativa y un acuerdo, para nuestro tiempo, con el Estado. Los partidos y las instituciones tienen que confiar m¨¢s en los ciudadanos: entienden m¨¢s de lo que pudiera parecer. Valor.
?ngel Garcia Fontanet es magistrado jubilado
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