Los ¡®otros¡¯ en la guerra del taxi
Los conductores de VTC doblan sus servicios gracias a la huelga de taxistas, pero no logran finalizar los viajes hasta Ifema
Antonio conduce un coche h¨ªbrido de color negro adherido a la plataforma Cabify, que presta servicios de transporte en la capital. A las 9.30 recibe una petici¨®n en su terminal. Debe recoger al cliente en la c¨¦ntrica calle de Bravo Murillo, en ebullici¨®n a esa hora, y trasladarlo hasta Ifema. La aplicaci¨®n genera autom¨¢ticamente la factura: 17,3 euros por cubrir una distancia de 12 kil¨®metros. Solo hace falta confirmar la reserva y el veh¨ªculo aparece en cuesti¨®n de minutos. No obstante, el conductor llama antes al usuario por tel¨¦fono: ¡°No puedo completar el viaje porque los taxistas est¨¢n bloqueando la zona. Le dejo lo m¨¢s cerca posible¡±. El cliente acepta. El viaje se culmina en 20 minutos. Despu¨¦s de dar algunas vueltas por lugares remotos de Madrid, Antonio abandona al usuario en la calle de Ariadna, a m¨¢s de un kil¨®metro del recinto. Debe realizar el resto del trayecto andando. [Tercera jornada de paro indefinido de los taxitas]
¡°Acercarse a Ifema es un riesgo que no puedo correr. Normalmente, la empresa bloquea el trayecto cuando hay situaciones de este tipo¡±, explica Antonio, que niega tener instrucciones de la compa?¨ªa para no recorrer la zona cero. A primera hora de la ma?ana, por ejemplo, no hab¨ªa coches de Uber disponibles para realizar el mismo servicio. No existen problemas con el VTC en el resto de la ciudad. ¡°Como no hay taxis, culminamos antes los viajes, pero en los alrededores de Ifema conducimos con miedo. A los taxistas les da igual que lleves clientes o que no: tiran piedras y rompen los cristales¡±, sostiene Antonio. Se le nota tenso. Mira constantemente al retrovisor y al espejo porque asegura tener ¡°miedo¡±.
Dice entender las reivindicaciones del sector, aunque no las comparte: ¡°Nadie les puso una pistola para que se hipotequen. Quien dedica m¨¢s de 100.000 euros a una licencia es porque sabe que tendr¨¢ un retorno econ¨®mico¡±. Los ¨¢nimos se han ido caldeando con el paso de las horas. Los taxistas deciden a mediod¨ªa bloquear la M-40, una de las principales v¨ªas de circunvalaci¨®n de la capital.
"Vi venir a un piquete y me asust¨¦"
Francisco, otro conductor de VTC, ha pasado a escasos metros de ellos. Le han insultado, se ha puesto nervioso y ha impactado con un cami¨®n de la basura que pasaba por la calle de la Rivera del Loira. ¡°Es fuego amigo. Nosotros somos los otros perjudicados. Salimos a ganarnos la vida, tenemos una n¨®mina de 1.200 euros y no somos sus enemigos, en todo caso su competencia¡±, reconoce varado en un carril de la calle de Los Andes con el frontal de su veh¨ªculo destrozado. ¡°Vi a un piquete venir hac¨ªa m¨ª y me asust¨¦¡±, admite.
Otro conductor, Eduard, se niega a recoger al cliente en las inmediaciones de Ifema. Le exhorta a hacerlo junto a unos grandes almacenes del Campo de las Naciones. El usuario camina hasta all¨ª, pero tarda m¨¢s de lo previsto por la protesta. Eduard abandona la ubicaci¨®n y el cliente debe reservar otro veh¨ªculo. V¨ªctor llega en cuesti¨®n de minutos. Admite que estaba a punto de desconectarse de la zona porque ¡°est¨¢ hoy fatal¡±. Traslada al usuario al aeropuerto por menos de 10 euros, aunque admite que ha hecho nueve kil¨®metros extra porque no ha podido circular por la M-11, ¡°bloqueada tambi¨¦n por los taxistas¡±. Y sostiene: ¡°Es el usuario quien debe elegir c¨®mo llega a su destino. Estamos siendo atacados y de momento no hemos reaccionado, pero toda acci¨®n genera una reacci¨®n¡±.
En el aeropuerto los taxistas han colgado un cartel para avisar de que est¨¢n en huelga. Ayudan a los viajeros a tomar transportes alternativos. Otros descargan la aplicaci¨®n de Uber o Cabify y toman un VTC. Para ello, es costumbre, deben acudir hasta la cuarta planta, bloque B, del aparcamiento. ¡°Es una odisea venir andando hasta aqu¨ª. No sab¨ªa nada de la huelga¡±, afirma Pamela, una joven brasile?a que viene a trabajar en Fitur.
¡°La huelga se nota porque estamos haciendo el doble de viajes que un d¨ªa normal¡±, admite Hamza, otro conductor de VTC que lleva a un cliente al recinto ferial de Ifema, donde estos d¨ªas tiene lugar FITUR, el gran encuentro del turismo que genera un impacto en la ciudad de unos 300 millones de euros. Lo deja en una rotonda de la v¨ªa Dubl¨ªn, a un kil¨®metro de su destino. Son las 14.30 y los taxistas siguen concentrados a las puertas de Ifema. ¡°En las guerras no se come¡±, concluye uno de ellos.
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