¡°En el siglo XVIII se iba a la iglesia a ligar¡±
La escritora Juana V¨¢zquez ha escrito 'El Madrid cotidiano del siglo XVIII', un libro que repasa los cambios de la ciudad en ese siglo.
El siglo XVIII, el de las luces y la Ilustraci¨®n, cambi¨® la forma de entender el mundo, pero tambi¨¦n la manera de vivir en Madrid. Frente a la austeridad de los Austrias, los Borbones trajeron nuevas modas que se tradujeron por ejemplo en los petimetres, los metrosexuales de la ¨¦poca. Juana V¨¢zquez, nacida en Badajoz y madrile?a de adopci¨®n, se ha documentado diez a?os en la Biblioteca Nacional para escribir El Madrid cotidiano del siglo XVIII (Sapere Aude), un libro que repasa los cambios de la ciudad en ese siglo.
?La vida del XVIII era muy distinta?
Ese siglo es el origen de nuestra vida actual: la mujer empieza a salir de los estrados, donde solo hab¨ªa mujeres, y empiezan a entrar hombres en los estrados. Se empieza a echar el cortejo, que era un amor plat¨®nico que adem¨¢s sol¨ªa conocer el marido; antes las mujeres solo pod¨ªan ir con otras mujeres. Y cambian las modas de los Austrias (vestidos oscuros, negros y sobrios) y llegan los trajes claros, floreados, que ya dejan ver el tobillo. Se interesan por el cuerpo, los afeites, el maquillaje, las pelucas¡ Llega el buen gusto, el estilo y el divertirse, vivir la vida, no solo pensar en rezar.
?Qu¨¦ importancia tiene la llegada de los Borbones?
Importan todos sus usos y costumbres, procedentes de Francia e Italia. Y la aristocracia los comienza a imitar. Vino la Ilustraci¨®n, una manera distinta de ver la vida. Es un siglo muy alegre, muy progresista, de mucha fiesta. Los Austrias no se mostraban mucho en p¨²blico, pero los Borbones se abren al pueblo a trav¨¦s de festejos, reuniones... Es una monarqu¨ªa muy diferente.
?A qu¨¦ iban a la iglesia?
A la iglesia iban a ligar, porque no hab¨ªa pubs ni discotecas. Iban a las iglesias a mirarse unos a otros, pasarse notas con las que decir cu¨¢ndo se iban a ver. La iglesia hac¨ªa el papel de las redes sociales, ah¨ª se hac¨ªa todo. La degeneraci¨®n lleg¨® a un punto que en algunas iglesias hab¨ªa vigilantes para llamar la atenci¨®n cuando hab¨ªa mucho movimiento o tonteo, y los pod¨ªan echar como si fuera una discoteca.
?Qu¨¦ otros cambios hubo?
En los estrados, situados en las casas, se permiten ya tertulias y asambleas mixtas. Se hizo popular la figura de los eruditos a la violeta, que abr¨ªan libros y hac¨ªan como que sab¨ªan mucho; es lo que hoy llamar¨ªamos postureo. Los petimetres eran hombres que se cuidaban, no com¨ªan grasas y beb¨ªan mucha agua; ser¨ªan los metrosexuales de la ¨¦poca.
?Era Madrid moderna?
Madrid ya era muy moderna. Hab¨ªa mucha diferencia entre Madrid y los pueblos. Cuando alguien ven¨ªa a la capital ten¨ªan que estar en casa unos d¨ªas para adecuarse a las modas antes de salir a la calle, porque si no la gente se re¨ªa de ellos. Hay mucha literatura que cuenta que un pueblerino llegaba a Madrid y un madrile?o le iba ense?ando la Puerta del Sol y otros lugares, y el paleto se iba sorprendiendo. Y era muy din¨¢mica: hab¨ªa tertulias, charlas, ¨®pera, bailes, juegos de cartas...
?C¨®mo era la Puerta del Sol?
Un bullicio enorme, un avispero donde iban ociosos, donde se cotilleaba y se hac¨ªan negocios. Cuando ven¨ªan los paletos se quedaban asombrados del gent¨ªo. Y all¨ª estaba la iglesia de San Felipe el Real, ya desaparecida, cuyas gradas eran un gran mentidero al que iban los bravucones a hablar de las guerras y los ciegos a contar historias.
?Qu¨¦ otros lugares eran importantes?
La plaza Mayor, que era un gran mercado, y las covachuelas, que era el Rastro de la ¨¦poca y estaba en la plaza de la Cebada. Ant¨®n Mart¨ªn ten¨ªa mala fama porque ten¨ªa un hospital para personas con ven¨¦reas. El paseo del Prado era para exhibirse en coches de caballos, aunque tambi¨¦n hab¨ªa prostituci¨®n.
??A d¨®nde iban los modernos?
A final del siglo los petimetres (los m¨¢s a la moda) iban a los extrarradios de Malasa?a (que entonces era Maravillas), a Lavapi¨¦s (Avapi¨¦s) y a Barquillo, a divertirse, a ver a las Manolas, las mujeres de rompe y rasga, porque se hartaron de las modas extranjerizantes y quer¨ªan reivindicar las esencias patrias y bailar seguidillas y boleros. La gente de alcurnia iba all¨ª a divertirse y al final se tratan de vestir como ellos.
?El problema de la vivienda ya exist¨ªa?
S¨ª. Hab¨ªa casas muy peque?as donde se pod¨ªan meter hasta 12 personas, y adem¨¢s muy caras. Y si eran calles por donde pasaban azotados o condenados al garrote vil, las casas val¨ªan m¨¢s, porque era un espect¨¢culo.
El impulso de Carmen Mart¨ªn Gaite
Juana V¨¢zquez realiz¨® una tesis doctoral sobre el costumbrismo del siglo XVIII y la escritora Carmen Mart¨ªn Gaite (fallecida en 2000), que era especialista en ese siglo, lo ley¨® y la anim¨® a convertirlo en un libro. De aquellas 1.500 p¨¢ginas sali¨® el germen del libro, que tard¨® dos a?os en escribir y se reedit¨® en 2018.
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