En el patio de esta escuela no se juega a f¨²tbol

En la escuela Tiana de la Riba de Ripollet han decidido poner punto final a las peleas que generaba el f¨²tbol durante la hora del recreo. El centro ha desterrado este deporte durante este curso en el patio y ha buscado actividades alternativas que favorezcan las relaciones entre los estudiantes. ¡°Antes hab¨ªa muchos conflictos por culpa de la pelota, discut¨ªan si hab¨ªa sido falta o gol, o por alguna patada. La vuelta al aula despu¨¦s del recreo era dif¨ªcil, hab¨ªa muchas tensiones¡±, admite el director del centro, Lloren? Piedrafita.

Hace ocho a?os, este colegio puso en marcha el proyecto El patio de nuestros sue?os, en el que poco a poco han ido moldeando los espacios y las actividades, seg¨²n decid¨ªan los alumnos. El f¨²tbol se lleg¨® a reducir a solo unos d¨ªas de la semana hasta que este curso decidieron eliminarlo. Como alternativa, disponen de un abanico de juegos: desde instrumentos musicales, patines, aros, juegos de mesa o pelotas de baloncesto. Un material que va cambiando y se renueva, seg¨²n acuerdan alumnos y escuela.

A las 11 en punto, cuando suena el timbre anunciando el recreo, sale la marea de ni?os, pero no en tromba. Lo hacen poco a poco. Saben que es el tiempo de ¡°el desayuno tranquilo¡±. Durante ese rato no hay juegos. Pasados cinco minutos, un grupo de ni?os se dirige a la puerta que da acceso al almac¨¦n de juguetes. Ellos son los encargados ¡ªla responsabilidad es rotativa¡ª de sacar todo el material y colocarlo en los diferentes espacios del patio. Los peque?os se dispersan: unos juegan al p¨¢del, otros optan por trepar por los elementos del parque infantil, un grupo se sienta simplemente a hablar, otro baila al ritmo que lanza el altavoz... Pero hay un juego favorito: los patines y patinetes que se deslizan por la dura pista hasta entonces dominada por la pelota de f¨²tbol.

Aleix, de sexto curso, est¨¢ encantado con la desaparici¨®n del f¨²tbol. ¡°Ahora tenemos el baloncesto o los skates¡±, celebra. Tambi¨¦n Andrea, de sexto curso, ve bien la decisi¨®n, aunque ella s¨ª jugaba. Si se producen conflictos, los alumnos disponen de un buz¨®n de quejas, preocupaciones y propuestas para solucionarlo. Xavier, de cuarto curso, juega a p¨¢del, pero tiene una queja de sus compa?eros: ¡°?Se inventan las reglas! Me gustar¨ªa poner un cartel¡±. El profesor le indica que lo introduzca en el buz¨®n de quejas y que se votar¨¢

¡°Hemos notado un cambio en la manera de jugar, el ambiente que se respira, m¨¢s amable, y tambi¨¦n hay m¨¢s compa?erismo¡±, destaca Siscu Inglada, coordinador de los juegos del patio. Para Piedrafita, una de las claves del ¨¦xito es que la decisi¨®n la han tomado los propios alumnos. ¡°Los ni?os, poco a poco, han pensado y han hecho una autoregulaci¨®n sobre qu¨¦ quieren hacer. No es la escuela la que lo impone, sino que son ellos los que deciden. Adem¨¢s han aprendido a aceptar lo que decide la mayor¨ªa¡±.

Imma Mar¨ªn, consultora experta en juego y aprendizaje, asegura que el conflicto m¨¢s com¨²n en los patios se debe a la ¡°omnipresencia¡± del f¨²tbol, que en el fondo esconde un tema de g¨¦nero. ¡°El f¨²tbol ocupa el centro del patio, y principalmente juegan los ni?os, relegando a las ni?as a espacios m¨¢s apartados. Con ello est¨¢n dando el mensaje de que los ni?os son m¨¢s importantes que las ni?as¡±.

La soluci¨®n

Muchas escuelas intentan solucionar los conflictos que genera el f¨²tbol. Algunas solo permiten que se juegue un par de d¨ªas a la semana. Pero no todas han logrado encontrar la f¨®rmula perfecta. En el colegio Pompeu Fabra, en la ciudad de Vilanova i la Geltr¨², probaron con la reducci¨®n de d¨ªas o incluso elimin¨¢ndolo una temporada. ¡°No funcion¨®. Al final acababan jugando con un bricko una bola hecha con papel de aluminio. No hay f¨®rmula m¨¢gica que arregle esto, o al menos nosotros no la hemos encontrado¡±, asegura Francesc Mart¨ªnez, director de la escuela Pompeu Fabra. No obstante, no han tirado la toalla y asegura que trabajan en una remodelaci¨®n integral del patio para introducir elementos alternativos.