¡®Free¡¯ no guay
Se quejar¨ªa Beatriz Galindo de haber o¨ªdo a un gu¨ªa extraoficial decir que el barrio de La Latina se llama as¨ª por una famosa puta que operaba por all¨ª en el siglo XIX.
La ¨²ltima vez que me fren¨¦ junto a un presunto gu¨ªa ¡ªcon acento extranjero, bajo un paraguas donde pon¨ªa Free Tour y que congregaba a su alrededor a seis turistas espa?oles¡ª fue en la esquina de Cuchilleros y Latoneros, a un lado de Puerta Cerrada, esa confusa plaza donde confluyen siete u ocho calles de forma an¨¢rquica. Disimulando, me agach¨¦ a atarme el cord¨®n de la zapatilla derecha. Estuve lista y reaccion¨¦ de inmediato antes de que me pillaran, porque aquel d¨ªa llevaba botas. Saqu¨¦ el m¨®vil, me hice la torpe poniendo un guasap con un dedo, teclita a teclita, y me qued¨¦ escuchando al gu¨ªa. ¡°Nos encontramos en una zona a la que los madrile?os llamaban la peque?a ?msterdam¡±. De haber estado agachada, me habr¨ªa ca¨ªdo de culo.
Escuch¨¦ un par de sandeces m¨¢s, mir¨¦ las caras de los turistas, pens¨¦ que lo mismo no se merec¨ªan lo que les estaban contando (o s¨ª; lo mismo s¨ª¡) y dije en voz alta: ¡°Los madrile?os jam¨¢s hemos llamado a este lugar la peque?a ?msterdam; menuda bola os est¨¢n metiendo¡¡±. No esper¨¦ la r¨¦plica, apret¨¦ el paso y hui por Latoneros. Justo antes de doblar la esquina o¨ª: ¡°?Pelotuda!¡±. No s¨¦ cu¨¢ntas voluntades recaudar¨ªa aquel fabulador argentino o uruguayo (no diferencio acentos); ni siquiera s¨¦ si solo era un caradura que se hac¨ªa pasar por lo que no era con un simple paraguas en el que hab¨ªa estampado eso de Free Tour para enredar a unos cuantos panolis.
Vivo en el centro, muy en el centro; pocos, adem¨¢s de la placa del kil¨®metro cero, viven m¨¢s en el centro que yo, y, como casi todos mis recorridos en tres o cuatro kil¨®metros a la redonda los hago a patita, me cruzo de vez en cuando con alguno de estos grupos, o con los j¨®venes que esperan a sus clientes al pie del oso y el madro?o o de la estatua de Carlos III. Unos dispuestos a contar lo que sea a cambio de poco o nada, y otros dispuestos a que les cuenten lo que sea con tal de pagar poco.
Se quejan los gu¨ªas oficiales de la competencia desleal de los estudiantes o licenciados en Turismo que se emplean en estas empresas del todo gratis, que ni cotizan como la Hacienda p¨²blica manda ni tienen demostrados los conocimientos que tambi¨¦n manda la normativa vigente. Se quejan los gu¨ªas free de que los turistas dejan poco, y a veces nada (?en qu¨¦ quedamos? ?es free o no es free?). Se quejan algunos turistas de que los oficiales son caros y de que algunos extraoficiales les cuentan milongas.
Y se quejar¨ªa Beatriz Galindo, maestra de lat¨ªn de Isabel La Cat¨®lica, de haber o¨ªdo a un gu¨ªa extraoficial decir que el barrio de La Latina se llama as¨ª por una famosa puta que operaba por all¨ª en el siglo XIX.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.