Transe¨²ntes dirigidos por una voz rob¨®tica
¡®Remote Madrid¡¯ es una experiencia teatral colectiva que arranca en el Cementerio Brit¨¢nico de Carabanchel
El Cementerio Brit¨¢nico, en Carabanchel, respira lento en medio del ajetreo de la urbe. Aqu¨ª, en un ambiente decadente de novela g¨®tica, descansan ciudadanos brit¨¢nicos o de otras confesiones, no cat¨®licos, que murieron en Madrid. Tiene algo de parque: entre el verde, los arbustos y los ¨¢rboles l¨¢nguidos surgen las l¨¢pidas torcidas y llenas de historias. Hay un monumento a la familia Parish, fundadora del Circo Price, y tumbas de los Loewe, de los Boetticher, de los Lhardy, de los Tertsch.
Una voz te dice que camines por el cementerio hasta elegir una tumba individual. Que leas el nombre grabado en la l¨¢pida, la fecha de defunci¨®n, la edad del finado a la hora de morir. ?Tienes ya esa edad? Que imagines su rostro y su vida, ya lejana, que reflexiones sobre la fugacidad de la vida. ?Dejamos de existir definitivamente cuando ya nadie nos recuerda?
La voz que te habla desde los auriculares, femenina y algo rob¨®tica, simula a una Inteligencia Artificial, es parecida Siri, a Alexa o la voz del GPS, pero en realidad se trata del dispositivo creado por el colectivo de directores teatrales alem¨¢n Rimini Protokoll para guiar a un grupo de 40 personas por la ciudad dentro de su experiencia Remote Madrid, organizada por el centro cultural Conde Duque.
¡°Nuestro trabajo est¨¢ entre el teatro documental y el teatro site specific [adaptado al lugar]¡±, explica J?rg Karrenbauer, creador de la pieza junto con Stefan Kaegi. ¡°Primero hacemos una investigaci¨®n documental y luego buscamos c¨®mo adaptarla teatralmente de una forma novedosa¡±, contin¨²a. ¡°A veces trabajamos en el escenario, pero preferimos poner en escena a los protagonistas reales, a la gente de la que queremos hablar, antes que a los actores¡±.
El grupo abandona el cementerio y se sumerge en la ciudad, siempre guiado por la voz, que presume con frecuencia de no tener cuerpo: se autodenomina la ¡°pastora¡± de este ¡°reba?o¡± de humanos.
Es extra?o caminar por las calles formando parte de un nutrido grupo de paseantes que hacen cosas raras para el asombro de los vecinos. Algunos de ellos preguntan qu¨¦ demonios ocurre o piden oir lo que se escucha por los auriculares.
¡°Solemos ir por la ciudad con nuestros propios auriculares individuales¡±, dice Karrenbauer. ¡°Quer¨ªamos hacer que fuera en un grupo de 40 personas, que te preguntases si quieres formar parte de ese grupo, qu¨¦ influencia tienen los dem¨¢s en ti, o si quieres seguir las ¨®rdenes de esa voz, si est¨¢s aburrido o cansado¡±, a?ade. En el futuro, opina el colectivo, la tecnolog¨ªa no tendr¨¢ botones, sino que funcionar¨¢ mediante voces que nos hablar¨¢n. Ser¨¢ una tecnolog¨ªa charlatana.
Y sobre esta interacci¨®n humano-m¨¢quina, basada muchas veces en t¨¦cnicas de Big Data, reflexiona esta pieza. ¡°Las preguntas son: ?qui¨¦n nos habla? y ?c¨®mo somos de predecibles, tanto ciudadanos como participantes en esta performance?¡±, opina el director.
Transitar la ciudad
La experiencia tambi¨¦n plantea otra forma de transitar la ciudad, utiliz¨¢ndola y mir¨¢ndola de otra manera lejos de la habitual, normalmente adormecida por la rutina. Recuerda a ese hilo de las vanguardias hist¨®ricas que utilizaba el caminar como otra forma de arte y de relaci¨®n con la urbe: el paseo dada¨ªsta, el deambular surrealista, las derivas psicogeogr¨¢ficas de los situacionistas que han sufrido un fuerte revival en los ¨²ltimos a?os.
Remote X ya ha estado en capitales como Londres, Par¨ªs, Mosc¨², Buenos Aires, Nueva York y hasta 35 ciudades de todo el mundo. ¡°Hemos encontrado muchas cosas especiales en Madrid, como el inicio en el Cementerio Brit¨¢nico; normalmente empezamos en cementerios o en parques normales, y esa contradicci¨®n con un lugar tan masivo y ajetreado como Callao, que no encontramos en todas las ciudades¡±, dice Karrenbauer.
Rimini Protokoll ha tenido otra pieza recientemente en la ciudad, dentro de los Teatros del Canal. Situations rooms era una instalaci¨®n interactiva en la que el participante tomaba el papel de diferentes personajes.
All¨ª se planteaban temas como el mercado internacional de armas o las v¨ªctimas de las guerras. Una pieza de teatro inmersivo que se rozaba con lo period¨ªstico y lo documental y que enfocaba la realidad desde varios puntos de vista.
Despu¨¦s de bailes espont¨¢neos, caminatas hacia atr¨¢s y experiencias obreras o religiosas, el paseo acaba con una panor¨¢mica de la ciudad. Desde all¨¢ arriba, viendo Madrid como un todo y guiados por la voz y la m¨²sica, se percibe la inmensa maquinaria de manera cinematogr¨¢fica.
El hormiguero de hormig¨®n, de acero y de cristal, esa chatarra que funciona con el concurso de miles y miles de piezas aut¨®nomas, de vidas individuales, que casi no son, no somos, nada. Al oeste el sol se pone ti?endo las nubes de rojo un d¨ªa m¨¢s.
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