Hay vida despu¨¦s de Deliveroo
Dos a?os despu¨¦s de ser despedido, Martino Correggiari funda La P¨¢jara Ciclomensajer¨ªa, una cooperativa de reparto en bicicleta
La calle es su despacho. Los repartidores van y vienen montados sobre bicicletas de todas las formas y tama?os posibles; dos ruedas gemelas, un par de bielas con sendos pedales y una cadena para que el impulso se transforme en kil¨®metros de recorrido. A la espalda cargan con enormes macutos turquesa que llevan impreso el logotipo de Deliveroo.
El gigante de la entrega a domicilio cuenta con 1.500 mensajeros en nuestro pa¨ªs. Martino Correggiari fue uno de ellos durante siete meses, pero de golpe la aplicaci¨®n m¨®vil mediante la que recib¨ªa los encargos se apag¨® para siempre: le hab¨ªan echado. ¡°Fue de un d¨ªa para otro y sin previo aviso¡±, rememora. Ahora este italiano de 32 a?os pedalea en La P¨¢jara Ciclomensajer¨ªa, un pelot¨®n de seis miembros al servicio de restaurantes ecol¨®gicos, mercados de proximidad y estudios de arquitectura en Madrid. ¡°Las grandes plataformas de mensajer¨ªa solo nos han ofrecido precariedad, as¨ª que decidimos montar nuestra propia cooperativa¡±.
Correggiari rehus¨® firmar el contrato por el cual Deliveroo modificaba su m¨¦todo retributivo. El nuevo pliego de condiciones, vigente hoy, establece que el pago se efect¨²a solo por pedido entregado. De media reciben cuatro euros por cada uno, en funci¨®n del transporte utilizado. ¡°Acabaron con ese sistema de m¨ªnimos para evitar que se nos considerara asalariados en los tribunales por cobrar un fijo. De ah¨ª que hici¨¦ramos huelga. Fue muy dif¨ªcil organizarla, porque en Deliveroo te empujan a competir por ser el m¨¢s r¨¢pido y eficaz. Adem¨¢s, hay mucha movilidad de plantilla. En esas condiciones es complicado que aflore el sentimiento de compa?erismo¡±, explica el italiano. Aquel verano, a medianoche, una vez entregados los ¨²ltimos pedidos, hicieron decenas de asambleas en las plazas. Pero sirvi¨® de poco. Tras su despido, Correggiari denunci¨® a la multinacional por el supuesto encubrimiento de falsos aut¨®nomos. El juicio nunca lleg¨® a celebrarse porque las partes pactaron una indemnizaci¨®n: ¡°A la compa?¨ªa le interesaba evitar precedentes judiciales y yo no ten¨ªa claro si pod¨ªa ganar¡±.
Enfundado en un maillot y abrigado con la chaqueta de un club ciclista del V¨¦neto (Italia), Correggiari conduce hoy su bicicleta de carga, que soporta 30 kilos. Con ella traslada cestas de la compra, correo urgente, planos, paqueter¨ªa o comida. ¡°En distancias medias la bicimensajer¨ªa no tiene rival; es sin duda la forma m¨¢s r¨¢pida de reparto¡±, asegura. Algunos encargos llegan a trav¨¦s de la p¨¢gina web, otros mediante el boca a boca. En la cooperativa ya se han aliado con diferentes proyectos afines que comparten una filosof¨ªa similar: ¡°No colaboramos con franquicias¡±.
La P¨¢jara opera a trav¨¦s de CoopCycle, una plataforma log¨ªstica ideada en Francia para el reparto en bicicleta. Si bien parece un programa similar al utilizado por Deliveroo y Glovo para organizar los pedidos, esta es una iniciativa de c¨®digo abierto restringida a cooperativas. Los repartidores que llevan la aplicaci¨®n en su tel¨¦fono y los comerciantes que deseen acceder al servicio desde sus tiendas contribuyen al desarrollo del sistema. La licencia est¨¢ protegida e impide el uso comercial.
Adem¨¢s de impulsar el software libre, CoopCycle cre¨® una federaci¨®n europea que defiende los derechos de los repartidores. Una suerte de sindicato ciclista que contrarreste la uberizaci¨®n del empleo. La tecnolog¨ªa impulsa servicios destinados a resolver problemas cotidianos, como el transporte o la alimentaci¨®n, a costa de unas condiciones de trabajo cuestionables. Muchos experimentaron la precariedad en primera persona, como Correggiari. ¡°El sue?o de la econom¨ªa colaborativa puede producir monstruos¡±, advierte.
Cr¨ªticas al uso privado de BiciMad
Kike Medina, de 32 a?os, es socio de La P¨¢jara. ¡°Tienes que ir atento a que el coche no se te pegue demasiado o el autob¨²s no te cierre, y todo sin tirar la mercanc¨ªa¡±, dice Medina. El repartidor tambi¨¦n se muestra cr¨ªtico con la nueva ordenanza municipal de movilidad, que permite el uso econ¨®mico de BiciMad. ¡°Se trata de un servicio p¨²blico, de inter¨¦s general, que va a ser utilizado con un inter¨¦s claramente privado. Las empresas de reparto a domicilio deber¨ªan sostener con sus propios recursos el transporte de los pedidos. Creo que el Ayuntamiento se equivoca con esa decisi¨®n, que le otorga un nuevo privilegio a Glovo y Deliveroo¡±.
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