Carteristas de toda Espa?a en busca del bot¨ªn del Camp Nou
Los Mossos peinan los accesos antes de los grandes encuentros
Los alrededores del Camp Nou llevan horas invadidos por centenares de personas ¡ªla mayor¨ªa turistas¡ª preparadas para un encuentro de Champions. Fuera del estadio hay c¨¢nticos, bufandas, billeteras llenas, flashes, c¨¢maras y ese punto de descuido de aquel que cree que va a acceder a una de las catedrales del f¨²tbol. Mientras los asistentes intentan impregnarse del ambiente en los alrededores del estadio y fotograf¨ªan todo lo que se mueve, ladrones aprovechan la ocasi¨®n para hacerse con abultadas billeteras, m¨®viles y bolsos cargados de tecnolog¨ªa. Un negocio rentable dentro del submundo de la delincuencia: cada vez son m¨¢s los delincuentes que se trasladan desde otros puntos de Espa?a, e incluso de Europa, buscando las multitudes en los accesos del Camp Nou para vaciar, al descuido, de pertenencias a seguidores distra¨ªdos.
Es 13 de marzo y el reloj marca las 17.30. Faltan varias horas para que el Bar?a se enfrente al Olympique de Lyon. El Grupo de Delincuencia Urbana de los Mossos d¡¯Esquadra ¡ªlos agentes de paisano conocidos dentro del cuerpo como furas (hurones)¡ª de Les Corts se preparan para detectar a carteristas.
¡°El f¨²tbol en el campo ya hace a?os que se convirti¨® en algo casi exclusivo para turistas con dinero. Las entradas superan los 80 euros. Mira, aqu¨ª una hamburguesa en plato de pl¨¢stico cuesta 21 euros¡±, se?ala uno de los agentes.
Iv¨¢n es el cabo de los Mossos d'Esquadra que dirige a los siete agentes que se camuflar¨¢n sobre todo en los alrededores de los restaurantes, el museo del Bar?a¡. ¡°En realidad es muy sencillo detectar a los malos. La gente normal mira unas cosas y los ladrones est¨¢n mucho m¨¢s pendientes de otras¡±, asegura Iv¨¢n.
En la calle los antidisturbios intentan que una y otra afici¨®n no acaben enfrent¨¢ndose. La noche empieza a caer pero no hay ni rastro de robos. ¡°Minutos antes de que comience el partido es cuando suelen actuar¡±, delata el cabo.
Los agentes informan que hay ladrones habituales pero lo normal es que en encuentros de la Champions aparezcan carteristas profesionales capaces de recorrer miles de kil¨®metros por una billetera que merezca el viaje. Decenas de reventas ofrecen ¡°t¨ªquets¡± a gritos ignorando que a las personas que est¨¢n ofreciendo las entradas son polic¨ªas. Los furas no est¨¢n aqu¨ª para eso y pronto detectan un movimiento extra?o en tres personas dentro de un restaurante del Camp Nou. Se dirigen hacia ellos pero parece que les han ¡°mordido¡± (detectado) y salen del recinto. Fuera, un conductor les espera en un coche. Los agentes no quieren dar la ¡°presa¡± por perdida y van tras el veh¨ªculo a la carrera d¨¢ndoles el alto y oblig¨¢ndoles a detenerse en un vado de la calle Pinto Pahissa. Exigen la documentaci¨®n a los tres hombres y una mujer que hay en el interior del coche y registran el veh¨ªculo. ¡°El coche lo han alquilado hoy en Madrid y han venido hasta aqu¨ª para el partido. Es muy habitual. Se han dado cuenta de que les est¨¢bamos viendo y han desertado pero uno de ellos tiene una orden de detenci¨®n pendiente y eso es lo que haremos¡±, informa Iv¨¢n. Los cuatro aseguran ser cubanos, aunque la documentaci¨®n advierte que son peruanos. ¡°Es t¨ªpico por el tema de las extradicciones¡±, aclara el cabo. Uno de ellos, vestido con corbata, queda detenido y el resto contin¨²a su camino no sin antes intentar fotografiar, desde el coche, a los agentes. ¡°No han conseguido el bot¨ªn pero saben que los alrededores del Bar?a son un lugar vigilado¡±, explica otro agente.
Faltan pocos minutos para que comience el partido cuando un mosso detecta a una pareja robando un m¨®vil a un aficionado en el acceso 19 del campo. El tel¨¦fono, un Iphone, supera los 400 euros de valor y la pareja se enfrenta a una detenci¨®n. ¡°Mira, han cogido esta tarde un AVE de Madrid a Barcelona y se iban ma?ana¡±, muestra uno de los agentes tras revisarles el bolso. La pareja queda arrestada y los trasladan esposados hasta un coche patrulla. Mientras, centenares de personas intentan acceder al campo.
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