Otra universidad es posible

La decisi¨®n de presentarse a rector en una Universidad grande y compleja como la Complutense, no es f¨¢cil, pero participo en estas elecciones por responsabilidad hacia la instituci¨®n en la que me he formado y en la que trabajo. Desgraciadamente, hay problemas que deben ser atajados y, de no hacerse, hay riesgo de da?os irreversibles.

Tenemos una plantilla muy envejecida, que en los pr¨®ximos a?os se va a ver mermada de forma alarmante por las jubilaciones; y esto afecta al personal de administraci¨®n y servicios y al profesorado. Debemos actuar, de lo contrario, la sangr¨ªa que hemos sufrido en los ¨²ltimos a?os, con una tasa de reposici¨®n cero, no solo cristalizar¨¢, sino que se ir¨¢ multiplicando. Por esta raz¨®n, es prioritario, estabilizar nuestra plantilla, actuando sobre las bolsas de interinidad y, adem¨¢s, reponer los huecos que nos ha dejado la crisis. Estos procesos deber¨ªan haberse acometido antes, cuando los recortes se suavizaron y se alcanzaron mejores tasas de reposici¨®n, pero no se ha hecho, de manera que, lo que fue urgente hace cuatro a?os, ahora es acuciante. Afortunadamente, el poco personal con el que contamos, ha mantenido a flote esta instituci¨®n con grandes dosis de esfuerzo, m¨¢s all¨¢ de lo exigible. Pero esta situaci¨®n no puede perpetuarse.

Nuestros campus requieren importantes inversiones para hacer posible el d¨ªa a d¨ªa de la docencia y la investigaci¨®n y para conservar el inmenso patrimonio hist¨®rico y cultural que encierra la instituci¨®n en sus edificios. Cierto es, que tenemos algo que no se puede comprar: la historia de esta Universidad que habita en su patrimonio, en su Biblioteca y en su Archivo y que se ha ido enriqueciendo desde que el Cardenal Cisneros la fund¨® en 1499.

En la Complutense contamos con investigadores en todas las ¨¢reas; muchos y con una producci¨®n puntera. Nada de esto puede perderse y para conservarlo y acrecentarlo se requieren -en realidad, se requer¨ªan desde hace unos pocos a?os- acciones en¨¦rgicas que garanticen la pervivencia del proyecto docente, investigador y de transferencia que es la Complutense. A nadie se le escapa que nuestro personal est¨¢ sobrecargado de trabajo y que la labor de los investigadores es cada vez m¨¢s dif¨ªcil; tienen que asumir una carga de gesti¨®n excesiva que no les compete: el investigador debe de investigar, no gestionar las necesidades de su investigaci¨®n. Los investigadores est¨¢n cansados de tanta labor burocr¨¢tica y, como su esfuerzo, no est¨¢ suficientemente reconocido, ni su trabajo, adecuadamente apoyado, acabar¨¢n abandonando.

Todo lo anterior tiene, adem¨¢s, una consecuencia en la docencia que no nos podemos permitir; su calidad empeora si no hay detr¨¢s una labor de investigaci¨®n. En la Universidad no se trasladan meros conocimientos, sino conocimientos que son fruto de una previa investigaci¨®n. La Universidad no es una academia, sino una instituci¨®n que investiga, transmite los conocimientos derivados a los alumnos, transfiere sus resultados a la sociedad y, adem¨¢s, los divulga. Porque la Universidad debe entenderse en su entorno, como actor principal del mismo, formando ciudadanos y futuros profesionales, trasladando progreso y ciencia y explicando lo que hace.

Esta misi¨®n de la Universidad est¨¢ en riesgo. Se requieren actuaciones contundentes, pero no err¨¢ticas; intensas, pero no improvisadas. En los ¨²ltimos tres a?os se ha realizado en la Universidad Complutense una reestructuraci¨®n de sus Departamentos, para reducirlos a la mitad, en base a criterios econ¨®micos y que solo han tenido en cuenta n¨²meros. Lo que s¨ª se ha conseguido es un descontento generalizado en el personal, adem¨¢s de poner en riesgo algunas ¨¢reas concretas. Costar¨¢ resolver los da?os de esta reestructuraci¨®n, que se nos present¨® en 2016 incluyendo la desaparici¨®n de nueve Facultades. Se nos dijo que se buscaba aumentar la masa cr¨ªtica y potenciar las sinergias; ni lo uno, ni lo otro ha ocurrido y, a pesar de ello, el actual equipo rectoral se muestra satisfecho. Y recordemos, el peor error no es el que se comete, sino el que no se reconoce.

Joaqu¨ªn Goyache es catedr¨¢tico de Sanidad Animal y candidato a rector de la Universidad Complutense de Madrid.