De pollo, Sintrom y amistades
M¨¢s all¨¢ de lo meramente gastron¨®mico, en La cocina de Elena hay historias y un par de sillas para esperar o echar el rato conversando y eso une y crea lazos irrompibles
Creo que no me perd¨ª ni un cap¨ªtulo de Farmacia de Guardia, serie que emitieron entre 1991 y 1995. A¨²n no hab¨ªa internet ni m¨®viles, as¨ª que el ocio nocturno de los jueves era familiar y alrededor de una tele. El nivel de penetraci¨®n entre la poblaci¨®n era tal que algunas de las expresiones que se usaban, dentro de la pantalla, la trascendieron en espacio y tiempo. La frase para dentro, Romerales, podr¨ªa ser un buen ejemplo de ello (sigo utiliz¨¢ndola, no me juzguen).
En la ficci¨®n, lo de menos eran las medicinas, lo interesante eran las relaciones, del tipo que fuera, que se desarrollaban entre las y los protagonistas. Buena parte de ellas, adem¨¢s, se gestaban, crec¨ªan o mor¨ªan entre la sala en la que despachaban y la botica. Hab¨ªa un personaje que era especialmente entra?able, do?a Paquita, encarnada por Esperanza Grases, que bajaba a la farmacia a comprar nada, con recetas del m¨¦dico en la que los especialistas escrib¨ªan H2O, la f¨®rmula del agua, porque el ¨²nico medicamento que necesitaba era la compa?¨ªa.
Si cuento todo esto es debido a que el otro d¨ªa, paseando por el barrio, descubr¨ª un lugar en el que me encontr¨¦ algo parecido y me enterneci¨®. Se trata del t¨ªpico establecimiento de venta de pollos asados que, tras cerca de un cuarto de siglo situado en el mismo lugar, el mercado del Parque de Lisboa, tiene una clientela que se ha convertido en familia.
Detr¨¢s del mostrador est¨¢ Pilar Guti¨¦rrez Sobas, que abri¨® el negocio junto a dos hermanas y su cu?ada. Desde ah¨ª, ha sido testigo de los cambios que ha experimentado ya no solo el municipio, sino la sociedad en su totalidad. "Antes, la gente se llevaba pollos, ahora, prefieren la comida preparada. Creo que se debe a que los vecinos se est¨¢n haciendo mayores y ya no pueden cocinar. Luego, hay muchos j¨®venes que no saben o que tienen poco tiempo, por lo que hacen una compra grande el s¨¢bado para, el resto de la semana, llegar a casa y tener comida casera lista". Lo que m¨¢s triunfa, por cierto, son la ensaladilla rusa y el potaje y en ambos casos, da igual que sea invierno o verano.
Pero m¨¢s all¨¢ de lo meramente gastron¨®mico, en La cocina de Elena hay historias y un par de sillas para esperar o echar el rato conversando y eso une y crea lazos irrompibles. "Si alguien fallece vamos al tanatorio, puesto que la relaci¨®n es muy cercana", confiesa Pilar quien, precisamente por esa proximidad, admite que ya saben lo que puede y no puede comer cada uno de sus clientes fijos: "Si les toca la revisi¨®n del Sintrom en breve, les recomendemos que no se lleven verduras de hoja verde porque, de lo contrario, les saldr¨¢ alto. Tampoco les dejamos que adquieran la comida de una sola vez ya que, de esta forma, les obligamos a bajar y caminan, que eso siempre viene bien".
Ahora se habla de cuidados, yo prefiero llamarlo barrio.
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