Ya es primavera
Si hay un sitio donde queda especialmente patente que la primavera ya est¨¢ aqu¨ª es en los laboratorios fotogr¨¢ficos
No s¨¦ si es solo una sensaci¨®n, pero creo recordar que antes las estaciones se suced¨ªan y siento que, en la actualidad, se atropellan. Las transiciones son cortas, as¨ª que el oto?o y la primavera parecen durar d¨ªas y, a veces, horas. En ese tiempo exiguo, cambiamos los armarios y traemos tonos alegres para que hagan juego con el sol, el hijo pr¨®digo que regresa, el mismo que anima a que hagamos excursiones a comer tortilla en lo m¨¢s parecido al campo que tengamos cerca.
S¨ª, ya ha llegado la primavera al barrio, con sus almendros y cerezos exultantes, pintando de rosa claro los jardines e iluminando el camino que nos dar¨¢ de bruces con el verano. Los parques, vac¨ªos durante el invierno, salvo por los perristas y petanquistas irredentos, vuelven a ser el lugar en el que pasamos m¨¢s tiempo que en casa. Es m¨¢s, se convierten en casa.
Cuando era peque?a, nuestros huesos se deslizaban por toboganes que eran ¨®xido con recuerdos de pintura y acababan en un rect¨¢ngulo de arena gruesa que pinchaba. Ahora, los columpios est¨¢n cercados, tienen suelo blandito y son de colores primarios. Ya no hay tantos ni?os jugando, su lugar lo ocupan abuelas y abuelos que hacen deporte con m¨¢s br¨ªo del que yo jam¨¢s he tenido, ni intent¨¢ndolo. Al margen de la floraci¨®n temprana, en los barrios sabemos que hemos mudado de estaci¨®n porque es tiempo de comuniones y se nota. Las boutiques de ropa infantil, que es la forma en la que se autodenominan las tiendas que se consideran finas, les ponen a sus maniqu¨ªes vestidos blancos, con m¨¢s o menos encaje y lazos, trajes de marinero y complementos varios.
Si hay un sitio donde queda especialmente patente que la primavera ya est¨¢ aqu¨ª es en los laboratorios fotogr¨¢ficos, que forran puertas y ventanas con im¨¢genes de ni?as y ni?os an¨®nimos que acaban de hacer la comuni¨®n y juntan las manitas y sonr¨ªen a c¨¢mara. Las tiendas de fotos son m¨¢gicas porque encontraron la f¨®rmula para resistir al paso del tiempo, al (casi) fin del carrete y a la era digital, en la que preferimos almacenar en discos duros o en el ordenador que revelar, un verbo, por cierto, en el que ya solo se piensa en reflexivo y con b. Murieron los cuartos oscuros y les dieron el relevo a las impresoras. Se acabaron los nervios por ver c¨®mo han quedado las instant¨¢neas que hemos capturado, hoy, hacemos miles de tomas hasta que nos aseguramos de que todo est¨¢ si no perfecto, al menos bien. En el pasado cont¨¢bamos con las cajas de los horrores para esconderlas, ahora, borramos.
Hay algo m¨¢s que ha cambiado, los ¨¢lbumes de fotos esos que se ense?an a quienes visitan nuestros hogares, a traici¨®n, ya solo se estilan en conmemoraciones, bodas, bautizos y comuniones y est¨¢n editados con frases bonitas y papel suave, en mi ¨¦poca, la mayor¨ªa eran duros y nacarados.
El mundo avanza, pero aqu¨ª estamos, de nuevo en primavera y en el barrio.
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