Lavapi¨¦s, hogar de la comunidad banglades¨ª
La mitad de los banglades¨ªes de Madrid viven en el barrio de Embajadores
A sus 40 a?os ha pasado m¨¢s de un tercio de su vida en Lavapi¨¦s. Mohammad Fazle Elahi, presidente de Valientes Bangla,?es tambi¨¦n la voz de los banglades¨ªes que habitan en el barrio, aquellos que han atravesado medio mundo para llegar a Madrid.
Empadronarse en Madrid puede llegar a costar 350 euros y regularizar la situaci¨®n en Espa?a hasta 8.000. Son cantidades que las mafias instaladas en este pa¨ªs cobran a los migrantes para que adquieran los papeles necesarios para lograr un trabajo. En realidad, los documentos tienen un coste m¨ªnimo de tasas. ¡°Me duele que a los migrantes les saquen dinero por los papeles. Lucho por ellos, por mi hijo y por todos aquellos que llegan a este pa¨ªs para trabajar¡±, dice Elahi. Este ciudadano recorri¨® Francia, Alemania, Noruega y Dinamarca hasta pisar Lleida, donde vivi¨® un breve tiempo. En noviembre de 2004 regres¨® a Espa?a y tras pasar retenido en dependencias policiales 48 horas logr¨® regularizar su situaci¨®n en enero de 2005 y empez¨® a trabajar en un local de kebabs.
La inquietud de Elahi le llev¨® a participar en la Comisi¨®n de Convivencia para representar a los m¨¢s de 5.000 banglades¨ªes de Madrid, de los que el 47% se concentra en el barrio de Embajadores, seg¨²n datos del Ayuntamiento de este a?o. ¡°En 2008 me avisaron de que en Ceuta varios migrantes sin papeles iban a ser expulsados. Volqu¨¦ mis fuerzas junto a otros colectivos en paralizarlo y logramos que obtuvieran documentaci¨®n¡±. Un punto de inflexi¨®n que motiv¨® que creara Valientes Bangla. Fue en esa misma ¨¦poca cuando su padre, desde Bangladesh, le busc¨® novia. ¡°Le esper¨¦ dos a?os para casarnos porque entend¨ªa que importaban m¨¢s las 37 vidas de las personas estaban sin papeles en Espa?a que una celebraci¨®n¡±, explica Tania Sultana, de 35 a?os. ¡°Charl¨¢bamos por tel¨¦fono dos o tres veces todos los d¨ªas¡±, dice con una sonrisa. Tienen un hijo de cinco a?os.
Tania ha aprendido espa?ol aunque confiesa que otras chicas se ven limitadas por la falta del lenguaje para encontrar un trabajo. ¡°Tengo una amiga que lleva el mismo tiempo que yo y apenas habla castellano¡±. Y es que para el 24,7% de migrantes el idioma y las diferencias culturales son las principales trabas, seg¨²n el Bar¨®metro de Inmigraci¨®n de la Comunidad de Madrid de 2018. Sultana aspira a lograr un empleo. Titulada en Sociolog¨ªa, le gustar¨ªa ser traductora y formarse m¨¢s.
Un reclamo que inquieta a m¨¢s f¨¦minas aunque no se debata abiertamente en la comunidad, seg¨²n Tania y Elahi. Valientes Bangla asume el reto y quiere fomentar el valor de las mujeres banglades¨ªes ofreciendo salidas profesionales. La iniciativa no acaba de arrancar ante una mentalidad a¨²n tradicional en la que ellas son la minor¨ªa de la minor¨ªa, sobrepasadas tres veces por sus cong¨¦neres masculinos y limitadas por la costumbre de una vida social dentro de casa. Elahi tiene clara su postura al respecto: ¡°Creo que nos perjudica: hay que salir, hay que callarse menos las opiniones y hay que hacer vecindario¡±, insiste.
Tania, por ejemplo, se adapt¨® r¨¢pido porque tuvo el respaldo de las amigas espa?olas de Elahi y a los tres d¨ªas acudi¨® a un evento de Red InterLavapi¨¦s con personas de todas partes del mundo. ¡°Fue la primera vez que vi la nieve¡±, rememora. A las dos semanas perdi¨® el miedo a lo desconocido y hac¨ªa su rutina en el barrio. Pero tambi¨¦n ha afrontado momentos adversos. ¡°Cuando estaba embarazada de tres meses muri¨® mi madre, no pude ir a despedirla. Y hace poco ha fallecido mi hermano mayor¡±, se sincera. Su hijo, Tabib, conoce a sus t¨ªos y abuelos por videollamadas.
Rostro diverso
Precisamente, la potencial p¨¦rdida de las ra¨ªces preocupa a Robin, otro padre banglades¨ª casado, en su caso, con una funcionaria de Castilla y Le¨®n desde hace 20 a?os, con quien tiene una ni?a de siete a?os y un ni?o de cuatro. Lleg¨® a Espa?a en 1992, con 21 a?os, y tras a?os de precaridad, dirige varios negocios y preside la Asociaci¨®n Bangladesh, que naci¨® como red de apoyo para las empresas. Admite que no habla apenas bengal¨ª con sus hijos y que tiene pendiente llevarles a su pa¨ªs ¡°Sobre todo quiero inculcarles que todos somos ciudadanos y que lo m¨¢s importante es la educaci¨®n¡±, incide.
Abdul Kalem Azd, de m¨¢s de 60 a?os y uno de los banglades¨ªes m¨¢s veteranos del barrio, comparte la visi¨®n de Robin. Abdul, que lleg¨® en 1985 a Espa?a es, a d¨ªa de hoy, una de las voces senior m¨¢s respetadas. Una voz que enuncia lo siguiente: ¡°La comunidad bangla crece y aporta fuerzas para levantar un pa¨ªs envejecido. Somos muy trabajadores y Espa?a est¨¢ llena de posibilidades¡±. Tanto es as¨ª que en apenas cinco a?os, de 2006 a 2011, hubo en Madrid un 90,35% m¨¢s de banglades¨ªes, seg¨²n el ¨²ltimo informe del Observatorio de Migraciones y Convivencia Intercultural. Un n¨²mero que esconde historias como la de Ali, un banglades¨ª de 30 a?os que pide mantener el anonimato. ¡°Era pobre y quer¨ªa ayudar a mi familia¡±, cuenta, ¡°pasaron m¨¢s de cuatro a?os hasta que llegu¨¦ a Madrid, fui detenido tres veces a lo largo de mi camino, estuve tres a?os cobrando 20 euros por m¨¢s de diez horas de trabajo recolectando fresas en Grecia y llegu¨¦ sin nada a Lavapi¨¦s¡±.
De haber conseguido visado y coger un vuelo, esos m¨¢s de 1.460 d¨ªas de incertidumbre hubieran sido solo trece horas de vuelo. Pepa Torres, de Red InterLavapi¨¦s, ha asesorado legalmente a otros alis, y lo expresa as¨ª: ¡°Vienen rotos de superar un infierno, piensan que aqu¨ª ser¨¢ f¨¢cil y al ver que no les golpea. Porque no saben que pueden ser detenidos y metidos en un Centro de Internamiento de Emigrantes. Y el trauma llega bastante despu¨¦s, una vez paran¡±.
Lo que no se detiene es el cambio en Lavapi¨¦s. El barrio fue hogar de los m¨¢s humildes, un espacio denostado por el tr¨¢fico de drogas y, ahora, uno de los barrios m¨¢s cool, con la problem¨¢tica del alquiler tur¨ªstico.
Manuel Osuna, presidente de la asociaci¨®n vecinal La Corrala, advierte de la expulsi¨®n econ¨®mica de los m¨¢s vulnerables, aquellos que precisamente han hecho sobresalir esta parte del callejero madrile?o. ¡°Hace unos a?os me preguntaban si quer¨ªa que Lavapi¨¦s fuera Chinatown. No, quiero que sea todo town. No deseo guettos sino convivencia, y eso lo aprendemos con la pr¨¢ctica, como cuando mataban corderos en los pisos y hubo que habilitar servicios para ello¡±, dice. Osuna asegura que llegar¨¢ el d¨ªa que uno de esos chavales que juega en los equipos de f¨²tbol Dragones de Lavapi¨¦s o La Reina del Casino, y al que ahora preguntan de d¨®nde es y dice que de Lavapi¨¦s, presidir¨¢ la asociaci¨®n. Quiz¨¢s Tabib, siguiendo los pasos de su padre Elahi, tome el relevo como l¨ªder en ese barrio madrile?o.
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