Los pol¨ªticos te est¨¢n mirando
Los rostros de los candidatos nos vigilan desde los carteles electorales
En campa?a electoral no solo hay que aguantar a la clase pol¨ªtica full time en los medios de comunicaci¨®n, en debates ¡°primeros¡± o "decisivos" (y en otros debates que se producen sobre los debates, y, a su vez, en otros debates en torno los debates sobre los debates) sino que uno camina por las calles con la constante presencia de sus rostros vigilantes desde banderolas, marquesinas y carteles. Mires donde mires, te mira un candidato. Te das la vuelta y ah¨ª est¨¢, vigil¨¢ndote el cogote. Son como la Mona Lisa: te siguen con la mirada te pongas donde te pongas.
Est¨¢, por ejemplo, Pedro S¨¢nchez en modern¨ªsimo primer plano, digno de portada de revista masculina, en elegantes tonos grises, mostrando la belleza del socialista (entre el gal¨¢n latino y el yerno de Espa?a, entre Chayanne y Ram¨®n Garc¨ªa) pero tambi¨¦n las imperfecciones de un rostro de mediana edad que aportan la experiencia y honestidad necesaria para gobernar nuestros destinos.
Pablo Casado posa con su inquietante sonrisa de pl¨¢stico, algo diab¨®lica, y al lado de un eslogan que suena tristemente financiero y que m¨¢s que a la ilusi¨®n y el desenfreno apela a la estabilidad y lo plomizo: "valor seguro". Menci¨®n aparte merece Albert Rivera: en la imagen de su cartel brillan los tonos y el ¨ªmpetu del superh¨¦roe de pel¨ªcula, del action man que escapa por los pelos de una explosi¨®n o del futbolista gal¨¢ctico en un anuncio de zapatillas deportivas. El eslogan suena, de hecho, un poco futbolero: "?Vamos!". Yo hubiera optado por un "?A tope!", que suena m¨¢s inclusivo y conciliador, menos hooligan.
Del lado zurdo nos observa Alberto Garz¨®n, por Izquierda Unida, que luce sonrisa franca y limpia de buen chaval y nobleza comunista con solera. Falta garra y brav¨ªo. Y han estado finas las de Unidas Podemos, que han evitado colocar la efigie de Pablo Iglesias, siempre sospechosa de personalismo, sobre todo despu¨¦s del bochornoso cartel que anunciaba el regreso del secretario general despu¨¦s de su baja de paternidad. En su propuesta, en tonos morados, se oye el rugido de las masas.
Lo de utilizar los rostros de los candidatos a m¨ª ya me parece una cosa anacr¨®nica, aunque estemos en tiempos de redes sociales; ver todas esas caras repetidas por las calles hasta el infinito tratando de pescar el voto me recuerda a rep¨²blicas bananeras o desgastados documentales de la Transici¨®n Espa?ola. A cuando en los anuncios electorales de la tele sal¨ªa un se?or (por ejemplo, Adolfo Su¨¢rez) soltando un discurso a c¨¢mara. Hay que ir hacia el cartel conceptual, un cartel de ideas, un cartel propositivo, con contenido real y buena s¨ªntesis, que muestre una llave inglesa, un pl¨¢tano warholiano o un aleph de Borges partidista donde se condense toda la esencia del programa.
Hay quien lo hace muy bien y propone todo un estado de cosas, toda una ideolog¨ªa, con la mera performance de agitar una bandera de Espa?a hecha de pl¨¢stico.
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